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Cuando Kyuhyun se despertó a la mañana siguiente con un dolor horrible de cabeza, los rayos del sol ya estaban inundando la habitación, filtrándose a través de las cortinas.

—Mierda—. Sacudió la parte superior de su cuerpo y alcanzó su despertador, que debería haber sonado a las seis en punto cuando solo había un toque de azul oscuro en el cielo cuando, todavía no había luz.

Se congeló. No solo el despertador no estaba, se suponía que estaba encima de la mesita de noche, sino que la habitación en la que había dormido ni siquiera era la suya.

Sintiendo que sus pies se volvían fríos y el pánico lo inundaba, Kyuhyun examinó rápidamente la habitación. Cortinas blancas que separaban el espacio del balcón, una cama tamaño king con sábanas blancas y limpias, la lámpara, el sofá, el mini refrigerador y una alfombra de colores cálidos.

Estaba en una habitación de hotel.

Y lo más importante, estaba desnudo.

—Joder—. Kyuhyun murmuró con los dientes apretados, mientras trataba desesperadamente de recordar lo que había sucedido ayer. El dolor de cabeza no ayudaba mucho al tratar de unir las piezas de su memoria. Honestamente, no recordaba nada, su mente estaba en blanco. Nada.

Solo bebí un par de whiskys y una copa de vino. Nada más.

Entonces, ¿por qué? Él nunca estaría borracho después de solo eso.

Se mordió el labio inferior, buscando entre las sábanas su ropa y encontró sus pantalones a los pies de la cama. Al ver su camisa sobre el reposabrazos del sofá, se levantó de la cama, luchando ferozmente contra el dolor de cabeza presionando su palma contra la sien. Cogió la camisa y deslizó las mangas por sus brazos cuando encontró una nota en la mesa de café. Termino de abotonarse la camisa lo más rápido que pudo, se llevó el trozo de papel a la cara y leyó el mensaje escrito a mano con pulcra letra.

Anoche fue genial. Llámame. 010-237-5638. Hiro.

—La puta madre—. Kyuhyun gruñó, soltando un improperio ya por tercera vez en los primeros cinco minutos de su día.

Rompió la nota y la lanzó al piso con enojo y fastidio, sus ojos recorrieron la habitación rápidamente, buscando su teléfono. Estaba debajo de la almohada. Lo agarró y marcó el número de Heechul.

—Hola.— La voz era muy alegre.

—¿Qué mierda me diste ayer?— Kyuhyun exigió furiosamente tan pronto como Heechul contestó la llamada.

El hijo puto estalló en carcajadas.

—¿Te acabas de levantar?

—Respóndeme—. Kyuhyun dijo en un tono peligrosamente bajo.

—¡Ah hombre! Verlos a los dos coqueteando era demasiado entretenido. Mentiría si dijera que no me puse duro. Pero los perdí cuando te lo llevaste al hotel, quiero decir, estaba ocupado con mi propio chico.

Un rayo golpeó la cabeza de Kyuhyun.

—¿Yo lo traje al hotel?— Kyuhyun preguntó enojado.

—¿Qué, no recuerdas nada de ayer?

—No—. Kyuhyun frunció el ceño.

—Dioses, funcionó bien.

—¿Qué funcionó bien?— gritó, incrédulo. —¿Me drogaste?

—¿Sigue Hiro allí? Ponlo al teléfono.— Dijo Heechul, ignorando por completo la pregunta del más joven.

—Ya se fue, ¿qué crees?- Kyuhyun cerró los ojos con frustración. —Me dejó una estúpida nota.

Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora