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La noche llegó.

La frialdad en el aire era más aguda y cruel congelaba los dedos.

Sungmin estaba sentado en su oficina, vestido con un suéter delgado, su bata blanca tirada en alguna parte de su oficina. A esa hora, no había nadie en la clínica excepto él. Generalmente él solía marcharse a casa al igual que los demás después de que todo el trabajo estuviera terminado, pero esa noche prefirió mantenerse fuera de casa donde solo pesadillas lo esperaban.

Echó un vistazo hacia fuera por la gran ventana, explorando la tranquilidad de las calles y la manta sin estrellas en el cielo. Esa noche, todo parecía tan solitario.

Sungmin tuvo unas cinco citas esa tarde con pacientes con diversos trastornos. Escuchó a todos y cada uno de ellos con toda la tranquilidad que pudo, como siempre prestó una mano cuando alguien empezaba a quebrarse frente a él, también como siempre sonrió cada vez que alguien levantaba la cabeza para encontrarse con sus ojos. Pero cuando las sesiones terminaban y los pacientes se iban, inevitablemente se descubría así mismo preocupado por Kyuhyun. Trató de localizarlo en el celular un millón veces, pero no respondía. También llamó al teléfono de habitación un par de veces, pero falló cada vez que marcó, solo respondía la contestadora automática.

Ahora que el trabajo había terminado y Sungmin tenía todo el tiempo del mundo, iba a llamar una última vez. Agarró su celular de nuevo para marcar el número de teléfono.

Kyuhyun ya debería estar en casa, sin embargo nadie contestaba la llamada

Nadie contestó y el momento de la decisión llegó con el pitido. Sungmin no estaba preparado para tal decisión, por lo que su corazón cayó por lo repentino del momento, pero tomó una respiración profunda y luego hizo una valiente decisión de finalmente decir algo.

—Ey, soy yo.

*****

—Ey, soy yo.

La voz nerviosa de Sungmin se hizo eco a través de la sala de estar, nublada por el humo del cigarrillo. Kyuhyun vislumbró el teléfono, después de haber escuchado claramente la voz, pero aun así no hizo ningún movimiento para coger la llamada. En cambio, encendió otro cigarrillo.

La luz estaba apagada, como de costumbre; él estaba en la habitación fría solo en la oscuridad.

—Estoy llamando para ver si estás bien.

Kyuhyun soltó una sonrisa cínica.

Casi podía imaginar que expresión tendría Sungmin en ese momento.

—Escucha, yo— Sungmin vaciló. —Entiendo por qué estabas molesto esta tarde.

Kyuhyun cerró lentamente los ojos y apoyó la cabeza en la pared.

En la completa oscuridad, la voz de Sungmin era la única cosa viva.

—Supongo que es porque hay algo que ambos entendimos mal. Con lo que dije quería decir otra cosa y sé que tú tampoco quisiste decir lo que dijiste. Ambos quisimos decir algo diferente, pero estábamos demasiado sobrepasados en la tensión del momento para decirlo directamente. Lo siento.

La voz de disculpa de Sungmin era tan delicada que causó que Kyuhyun frunciera el ceño y apretó los dientes para evitar que su corazón latiera sin control otra vez.

—Estás bien, ¿verdad?— Preguntó Sungmin, sabiendo que no obtendría ninguna respuesta. —Me preocupa que no me respondas. Bueno, ya que llamé voy a decir lo que quería decirte esta tarde.

Hubo un silencio indefinido que duró lo que pareció una eternidad.

Entonces la voz llenó la sala de nuevo, con un pequeño suspiro bajo de las palabras.

—Te voy a decir lo que querías saber—. Sungmin tomó una pausa una vez más, lo que indicaba que no era un trabajo fácil decirle todo. —Querías conocer la razón por la que me preocupo por ti.

Kyuhyun logró mantener sus ojos cerrados, pero no logró evitar que su corazón corriera rápido.

—¿Recuerdas lo que te dije hace un par de días?— Sungmin continuó en voz baja, de alguna manera su voz era cada vez más débil.—Te conté que siempre dejo las luces encendidas durante toda la noche porque tengo miedo de los fantasmas y es cierto. Salen cuando está todo oscuro, eso también es cierto. Ellos alguna vez estuvieron vivos, por supuesto. Son personas que conocí cuando vivían.

Kyuhyun abrió los ojos en las últimas palabras, aunque su expresión era inmóvil y no afectada.

Hubo otro silencio dolorosamente largo desde la otra línea.

—Lo siento—. Sungmin siguió con un suspiro tembloroso. —Dios, esto es realmente duro. Esta es la primera vez que le estoy diciendo a alguien sobre esto. Por favor trata de entiender si me detengo.

Kyuhyun sintió cuán inestable Sungmin se encontraba en este momento, pero siguió escuchando, con el cigarrillo todavía en su mano.

—Estas personas..... eran mis pacientes—. Sungmin logró decir, pero su garganta estaba atascada tan pronto terminó la última frase. —Yo era responsable de ellos como su doctor. Pero, al parecer, no fui lo bastante competente. Por eso todos se suicidaron.

En ese momento, Kyuhyun apretó los dientes con fuerza. Podía ver a dónde estaba yendo Sungmin.

—Se suponía que debía ayudarlos—. Sungmin exprimió la voz. —Pero no pude ...a ninguno de ellos.

La voz de Sungmin comenzó a temblar muy fuerte y su respiración era inestable, Kyuhyun sabía que estaba llorando. Un dolor sordo y agudo se instaló en su pecho.

Se mordió el labio inferior hasta casi sangrar.

—Cada noche regresan, se instalan en la esquina más oscura y se sientan allí, a mirarme toda la noche—. Susurró Sungmin, sus sollozos aumentando. —No quiero que esto le suceda a alguien más. No quiero que tú seas otro fantasma. Solamente quiero ayudarte. Al menos, una persona.

La corriente de arrepintiendo de la cual Kyuhyun había estado luchando por escapar todo el día terminó por desbordarse. Incontrolable, imparable, como si de una represa rota se tratara.

No podía soportarlo más.

Tiró el cigarrillo sobre la mesa de vidrio, se puso de pie para alcanzar el teléfono, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo o tratando de hacer.

Lo tomó y oyó el jadeo de asombro mezclado con sollozos discordantes de Sungmin desde el otro lado de la línea.

—¿Dónde estás?

—¿Estabas escuchando?

—Respóndeme.

—Estoy en mi oficina.

Kyuhyun cerró los ojos de nuevo ante la frágil voz, entonces respondió.

—Quédate donde estás. Voy para allá.

Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora