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Cuanto más oscura es la noche, más brillante es la mañana.

La noche solitaria había traído un regalo dulce y agradable; una encantadora mañana con un nuevo comienzo.

—Buenos días—. Saludó Sungmin con una sonrisa deslumbrante en su rostro, mientras entraba en la clínica. Yoona, que siempre llegaba temprano al trabajo, devolvió el saludo alegremente.

—Ey, llegó algo para ti—. Dijo, tomando un paquete envuelto de su escritorio para entregarlo a Sungmin.

—¿Qué es?— Preguntó Sungmin, tomando el paquete en sus manos.

—No tengo ni idea—. Yoona negó con la cabeza. —Pero debo decir que me sorprendió un poco saber quién es el remitente.

—¿Quién es?

—Bueno, no quiero estropear la sorpresa, ve y echa un vistazo. Yoona rió.

—Espero que esta no sea una de tus bromas—. Dijo Sungmin, recordando el regalo del día de los inocentes que Yoona le dio ese año, que resultó ser una pluma que daba pequeñas descargas eléctricas cuando se usaba.

—Yo no soy la remitente—. Yoona respondió con una voz burlona, riéndose de los hilarantes recuerdos de Sungmin agradeciendo ingenuamente por la pluma, para dos segundos después oírlo aullando por el golpe eléctrico. —Ha llegado esta mañana.

—Mmm—. Sungmin comenzó a desenvolver la caja como un niño pequeño en la mañana de Navidad. —Bueno, a juzgar por el tamaño de esto, no es otra pluma de choque con seguridad—. Sungmin arrancó la última pieza del papel de regalo.

—Ah, es una lámpara—. Dijo Yoona.

No era solo una lámpara.

Era una lámpara de mesa de color rosa claro de diseño simple, perfecta para la sala de estar de Sungmin.

Sungmin, quien inmediatamente sonrió con admiración por el inesperado regalo, dio vuelta al papel de regalo para comprobar quién era el remitente.

Un nombre familiar estaba claramente impreso.

Cho Kyuhyun.

Sungmin dejó escapar un suave jadeo ante lo inesperado del nombre, el calor se elevó desde sus pies.

También encontró una nota debajo de la lámpara, la tomó para leerla.

La nota contenía sólo tres palabras en una escritura pulcra.

Es mi disculpa.

Tres palabras. Pero fueron suficientes para hacer que la sonrisa de Sungmin se ampliara más.

Kyuhyun no era el tipo de persona que pidiera disculpas por voluntad propia. Que probablemente esa era la razón por la que eligió esas palabras tan formales en lugar de un simple lo siento. Pero, ¿a quién le importaba eso? Era un gesto hermoso.

—¿Qué dice, qué dice?— Yoona estaba prácticamente saltando delante de Sungmin para ver qué decía la nota.

Sungmin se echó a reír y apartó el trozo de papel, sacudiendo la cabeza como un niño de tres años escondiendo sus dulces. —Es un secreto.

—Oh, vamos, esperé como una buena chica. Me contuve de no abrirla antes de que tú vinieras—. Se quejó Yoona.

—Es una cuestión de absoluta confidencialidad con mi paciente—. Sungmin bromeó con formalidad falsa, su risa sonó entre palabras.

—De acuerdo, solo una palabra—. Suplicó Yoona.

—De ninguna manera—. Sungmin bromeó, sacando su lengua, luego puso la nota en su bolsillo.

Volvió su atención a la lámpara, dejando a Yoona murmurar y gruñir enfurruñada.

Cuando encendió la lámpara, la pequeña bombilla arrojó luz dorada en todas direcciones.

Le encantó. Absolutamente la amó.

Ese regalo de Kyuhyun reemplazaría la lámpara rota que Kangin le había obsequiado.

Sin embargo, eso no es lo único que haría.

La bombilla era pequeña, pero era lo suficientemente fuerte como para alumbrar toda oscuridad. Todo comenzaba con un pequeño cambio, como una semilla que crece para ser un árbol.

No importaba lo pequeño que fuese, volvería a haber luz, habría esperanza otra vez.

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NT: Ando re eficiente con esto de las traducciones, estoy aprovechado estas semanas que me quedan antes de volver a entrar al Universidad. 

En Semana Santa tengo unos días libres y si los planes que tengo no me salen como espero me dedicaré a traducir. T.T 

Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora