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Ryeowook estaba parado con un delantal rojo frente a la cocina, con una espátula engrasada en la mano, había dos salchichas y omelettes en la sartén. La comida se estaba cocinando, pero él no estaba prestando atención a la comida, parecía estar en blanco y sumido en sus pensamientos.

—Ryeowook—. Su compañero de cuarto llamó desde atrás, pero Ryeowook no pareció haberlo escuchado la primera vez. Entonces el compañero de cuarto llamó nuevamente, un poco más fuerte. —Oye, Chef Kim.

—¿Eh? —respondió Ryeowook, volviendo rápidamente a la realidad. —Disculpa, ¿qué decías?

—Mi omelette se está quemando—. Dijo Donghae, sonriendo y señalando la comida en la sartén. —Y mi salchicha también.

—Oh—. Ryeowook jadeó, rápidamente apagó la estufa y echó la comida en los platos limpios.

Mientras acercaba los platos a la mesa del comedor y se sentaba, Donghae lo miró de cerca, levantando su tenedor para dar el primer bocado al omelette, que gracias a los dioses, no estaba quemado.

—¿En qué estabas pensando?— preguntó Donghae con una mirada divertida en su rostro.

—En nada—. Ryeowook sonrió y comenzó a desayunar.

—¿Seguro? Has estado así desde que regresaste del gimnasio el domingo.

El gimnasio.

Ese era exactamente el problema. Ryeowook no podía dejar de preguntarse sobre el hombre que conoció en el gimnasio, a quien le dio su número.

"Llama al 112." Había dicho el hombre, con una sonrisa amistosa.

Esa frase fue lo que perturbó a Ryeowook.

112 era un número de la policía. ¿Por qué Yesung le dio el número de la policía?

¿Y si resultaba que era un delincuente de alto perfil que iba a aprovecharse de Ryeowook después de descubrir que sufría de amnesia y le dijo llamara a la policía solo para molestarlo?

¿Y si pidió su número para usarlo en transacciones ilegales?

¿Y si lo usaba para obtener dinero de Ryeowook?

¿Y si su número era transferido al registro policial y lo arrestaban?

¿Y si lo secuestraban?

Peor aún, ¿y si lo terminaban matando?

—No—. Ryeowook gritó, causando que Donghae se atragantara con lo que estaba bebiendo.

—¿No qué?— Exclamó Donghae, limpiándose la boca con el dorso de la mano, desconcertado.

—¡El tipo que conocí en el gimnasio puede estar acechándome!— gritó Ryeowook, agarrándose el pelo con ambas manos.

—Ah Jesús, detén el drama, ya—. Donghae volvió a concentrarse en la comida. —Dijiste lo mismo del chico que te dijo hola en el parque el otro día, también la chica que te preguntó cómo estabas en la tienda de conveniencia, incluso dijiste que ella estaba espiándote, o el tipo que intentó conversar contigo en la calle y bla, bla, bla. A este ritmo, incluso vas enloquecer aunque sea un bebé quien te salude. Solo porque no los recuerdes, no significa que quieran matarte o algo así.

—Pero esta vez es diferente—. Ryeowook gimió. —Me dijo que llame al 112.

—Oh sí, si soy un asesino, elegiré al azar a alguien en un gimnasio y le diré que llame a la policía para que puedan atraparme—. Donghae dijo sarcásticamente, su boca llena de salchichas. —¿Pero por qué te respondió eso?

—Le di mi número, y luego me preguntó si quería el suyo—. Ryeowook explicó. —Entonces me dijo que llamara al 112.

Donghae miró a Ryeowook durante tres segundos. El primero dejó caer el tenedor, se tragó la comida, se puso de pie, caminó hacia su compañero y lo tomó por los hombros. Los ojos de Donghae estaban perforando al pequeño.

—Ryeowook, escúchame con cuidado—. El tono de voz de Donghae era serio.

—E-está bien—. Ryeowook respondió, sus ojos se abrieron ante el repentino cambio de actitud.

—El chico que conociste en el gimnasio puede ser un asesino en serie. Llama a la policía ahora y cuéntales todo lo que sucedió cuando lo conociste. El tipo tiene tu número, pero no te preocupes, la policía te protegerá. Pero si no los llamas ahora, estás en gran peligro.

—¿D-de verdad?— Ryeowook gritó.

—Por supuesto que no—. Donghae dijo frunciendo el ceño, inmediatamente volviendo a su tono habitual. Murmuró por lo bajo. —No puedo creer que te hayas creído de eso.

—Entonces, ¿qué quieres decir?— Ryeowook preguntó, aliviado.

—Dijo que llamaras al 112 cuando quisieras su número—. Donghae reiteró la historia lentamente, como si estuviera hablando con un niño pequeño. —Entonces ese es su número. Es policía, Ryeowook.

"Oh" pensó Ryeowook.

Sin embargo, después de un par de segundos de pensarlo, frunció el ceño.

—Pero no llamas al número de emergencia y pides un policía, ¿verdad?

—No—. Donghae respondió, regresando a comer su desayuno de nuevo. —Creo que te dijo eso para decirte que es policía y que puedes encontrarlo en la estación o algo así. Lo que probablemente quiso decir fue: "no me llames, te llamaré, pero si quieres, puedes venir a buscarme. "

—Oh—. Dijo Ryeo asombrado. —¿Cómo sabes eso? Eres muy bueno.

—No, es que tú eres muy malo—. Respondió Donghae, tomando otro bocado de la salchicha.

Ryeowook miró a su compañero de cuarto por un momento con los ojos entornados. Sintiendo la mirada, Donghae miró hacia arriba y se encontró con los ojos del más pequeño, pero de alguna manera la expresión de este último parecía como si su mente estuviera vagando.

—¡Eh!— Donghae dijo tentativamente, pero Ryeowook no respondió de inmediato. —Hola.

De repente, Ryeowook pareció perplejo y frunció el ceño. Sus ojos eran diferentes y la expresión también se alteró en un cambio sutil. Su tono de voz también cambió. —¿De qué estábamos hablando?

—¿Nathan?— preguntó Donghae como si estuviera probando algo.

—¿Sí?— Ryeowook respondió de inmediato.

—Nada—. El compañero de cuarto sonrió y se encogió de hombros. —Disfruta tu desayuno.

—Gracias—.Dijo Ryeowook, tomando la comida y metiéndose un bocado en la boca. —Hombre, ¿tu cocinaste esto? Está buenísimo. Oye, cocíname otro, ¿sí?

Donghae suspiró. —Sabes, a veces creo que haces todo a propósito.

Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora