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El tiempo había pasado volando, ya era las 9 de la noche.

La oscuridad se filtraba por la habitación, pero a diferencia de las habituales noches de invierno, esa noche el aire era cálido.

—¿Te quedaste con el psiquiatra todo el día?

Heechul gritó por el teléfono, por lo que Kyuhyun tuvo que alejar el móvil de su oreja.

—Cristo, ¿hablas en serio?

—Por si no lo sabes—, dijo Kyuhyun con indiferencia. —No estoy sordo.

—Hombre, nunca pensé que viviría para ver este día. Es un jodido milagro, chico bonito.

—¿Qué es un milagro? —Kyuhyun frunció el ceño ante el comentario.

—Que no hayas puesto un solo dedo en tu trabajo durante todo el día.

—Ni me lo recuerdes—. Murmuró Kyuhyun, masajeándose la sien y cerrando los ojos. —Suficiente tengo con saberlo, hasta me duele la cabeza.

—¿Uh? Entonces, ¿por qué estás haciendo esto de repente? ¿Mi persuasivo don de la palabra finalmente te convenció?

—Solo estoy siguiendo un consejo—. Kyuhyun respondió. —Solo estoy haciendo lo que me dicen que haga.

—Sí, sí, siempre dices eso—. Masculló Heechul. — ¿Estás todavía en su casa?

—Sí.

Fue entonces cuando Sungmin apareció con dos tazas de chocolate caliente humeante, le dio una a Kyuhyun y se sentó al lado de éste.

—Te voy a decir una idea loca, compañero—. Heechul habló en tono juguetón.

—¿Qué idea?— Kyuhyun, aceptó la taza de Sungmin y decidió seguir el juego de su amigo por un rato.

—Haz tu movimiento y fóllatelo.

—Estás diciendo tonterías otra vez—. Kyuhyun respondió con un profundo suspiro.

—A veces, las tonterías son sensatas. Quiero decir, tú y tu doctor lindo realmente harían todo un espectáculo juntos, sabes. Es solo mi opinión, pero creo que deberías hacerme caso de todos modos.

—Voy a colgar—. Dijo Kyuhyun con voz aburrida.

Oye, espera, no te olvides de contarme qué sucede cuando...

Ignorándolo completamente, Kyuhyun cortó la llamada.

Se guardó el teléfono en el bolsillo y se volvió hacia Sungmin, quién le sonrió con amabilidad.

La cara de Sungmin todavía estaba pálida, aunque ya había recuperado un poco de color después de casi seis horas de descanso. Tenía una manta sobre los hombros, el cabello alborotado y enredado por el sueño, parecía un ser inmaculado puro e inocente.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Kyuhyun casi en un susurro.

—Mejor—. Sungmin respondió con un suspiro. —Gracias.

Kyuhyun tomó un sorbo del chocolate y se permitió disfrutar de la dulzura en su boca por un par de segundos. Nunca había disfrutado de las bebidas azucaradas. Su única opción siempre había sido café negro, espeso, fuerte y amargo como hiel. Sin leche ni azuzar. Solo puro y elegante. Pero cuando pidió café a Sungmin cuando éste le preguntó que quería para beber, el médico le contestó que no tenía, Sungmin no conservaba ningún tipo de bebida amarga en su alacena.

Así que chocolate era lo único que tenía, pero no era tan malo, para ser sincero.

—Sabes—, Sungmin comenzó en voz baja como si no quisiera perturbar el aire silencioso de la noche. —Me sorprendí.

Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora