—Mierda.
Kyuhyun se cubrió la frente con la mano, tan pronto la puerta de la oficina que se cerró detrás de suyo, se apoyó en ella
Tenía que marcharse de ese ascensor. Tenía que hacerlo.
De lo contrario, su pecho seguramente habría estallado en pedazos. No tenía ni puta idea de por qué su corazón estaba respondiendo de esa manera tan desagradable.
¿Era porque estaba rechazando a alguien que tuvo las agallas de saltar delante de un camión por él?
¿Era por qué la única persona en la que pensó podía confiar resultó ser simplemente un farsante más de la maldita mascarada?
¿Era su culpa? ¿O la culpa era de Sungmin?
—Dios, por favor.
Fuera lo que fuese, le dolía. Y él simplemente quería detener ese dolor.
Había ido demasiado lejos por eso estaba tan atormentado. Había salido de su cotidianidad con demasiada brusquedad y ahora se le dificultaba encontrar una manera de volver a su vida ordinaria. Sólo habían sido unos pocos días desde que había cruzado los límites, ya estaba demasiado lejos. Todo fuera de sus barreras era nuevo para él y no era sabía con qué actitud afrontar la novedades para permanecer seguro. Había perdido el equilibrio y no sabía cómo recuperarlo.
Los recuerdos de los últimos dos días lo golpearon de todas las direcciones.
Las manos unidas.
La cálida mirada de Sungmin.
El abrazo que derritió en el aire frío y acarició la mente distorsionada de Kyuhyun.
La sonrisa.
La risa.
La luz.
La rebelión.
Y el beso.
Ese beso tierno con sabor a vino, la sensación había permanecido en sus labios, caliente y apasionado. Era el primer beso que Kyuhyun había iniciado. Era el primer beso que podía recordar con claridad a pesar de haber estado ebrio. Era el primer beso que no quería borrar. Fue el primer beso en el que dejó salir sus verdaderas emociones.
Ese era el primer beso de su vida por el que no sentía culpa.
—Ah....—Kyuhyun tocó las cicatrices en su muñeca, donde los dedos de Sungmin habían estado antes.
La clara voz del psiquiatra sonó alrededor de sus oídos. Sungmin había acariciado sus cicatrices más profundas, le había dicho que encontrara a alguien que quisiera escucharlo con el corazón. Y que empezara con el propio Sungmin.
Le había dicho que lo iba a escuchar, que se quedaría. Qué era verdad y qué era falso, Kyuhyun no lo sabía.
Hoy Sungmin le había dicho que iba a renunciar a lo que había prometido, pero también había dicho que no saldría totalmente de su vida. Otra vez, qué parte de eso era cierto, o qué parte de era falsa, Kyuhyun tampoco lo sabía.
De lo que estaba seguro era que no pensaba con claridad cuando dijo todas esas cosas hirientes a Sungmin.
Heechul tenía razón.
Había cometido un error.
Ya se estaba arrepintiendo de haber herido a la primera persona que había aliviado sus heridas, la primera persona que le había dicho que todo estaría bien.
No quería admitirlo.
Kyuhyun se frotó de nuevo el cuello cuando una sensación punzante subió por su garganta.
Obviamente había pescado un refrío tal como Sungmin predijo. Entonces recordó el beso con Sungmin, ese beso que estuvo inundado con el delicioso y embriagador aroma de la rebeldía.
Kyuhyun se resistía.
Yo no cometo errores. Pensó Kyuhyun contundente, agarrándose la cabeza ante el repentino dolor frío.
Nunca me he equivocado.
Así que ¿por qué era tan difícil de olvidarse de todo?
¿Por qué lo hirió tanto ver como los ojos brillantes de Sungmin se llenaban de niebla de triste?
¿Por qué el mundo le parecía más oscuro?
No fue mi culpa.
¿Por qué él todavía estaba solo?
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Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]
FanfictionCho Kyuhyun es un príncipe que lo tiene todo. Pero hay una cosa que él nunca podrá conseguir, aceptación. Está cansado, está disgustado, está harto de la pesadilla de la que no puede escapar, y su psiquiatra, Lee Sungmin, puede ser su única esperan...