Mascarada {KyuMin/YeWook} [TRADUCCIÓN]

53

Era bastante temprano en la mañana para que alguien visitara la clínica.

Sin embargo, hubo alguien que lo hizo.

Una mujer con un par de tacones altos, una bolsa Chanel y una actitud bastante arrogante estaba parada en el vestíbulo.

Jessica entró con su típico andar y se acercó a la recepcionista.

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?—Yoona saludó cortésmente.

—Estoy aquí para ver al Doctor Lee—. Dijo Jessica dijo, quitándose las gafas de sol. —¿Está disponible ahora?

—¿Tiene una cita con el Doctor?—Preguntó Yoona.

—No, no soy su paciente—. Jessica respondió. —Pero si está disponible, puedo verlo, ¿verdad?

Yoona parecía un poco nerviosa ante el comentario tan demandante.

—Bueno, um—, la recepcionista revisó la agenda de la mañana de Sungmin. —Es bastante temprano y veo que no tiene citas ahora, así que sí.

—¿Está en la oficina?—Jessica preguntó, ya yendo hacia la puerta de la oficina.

Antes de que Yoona pudiera decir algo más, Jessica llamó a la puerta y entró a la oficina sin escuchar la respuesta.

Sungmin estaba allí, limpiando el desastre creado la noche anterior.

Cuando se abrió la puerta, levantó la vista para encontrar a Jessica, a quien reconoció como la hija del presidente de Sment Inc., y tuvo que morderse la lengua para detener el jadeo.

—Usted debe ser el Doctor Lee, ¿estoy en lo cierto?—Jessica fue la primera en hablar.

—Sí.— Sungmin logró sonreír.

Esto está mal. Pensó.

Definitivamente lo estaba porque no estaba preparado para lo que vino después.

Era malo porque la esposa recién casada de Kyuhyun estaba en su consultorio.

—Mi nombre es Jessica—. Dijo ella con una sonrisa exagerada. —Soy la esposa de Cho Kyuhyun.

—Sí, lo sé—. Sungmin respondió con voz tranquila.

—¿Entonces sabes por qué estoy aquí?—Jessica levantó la ceja.

Sungmin dejó escapar una risa desconcertada.

—Bueno, um—, se encogió de hombros. —No lo sé, en realidad.

—Hmm—. Jessica escaneó la oficina, sin siquiera tratar de ocultar su desprecio. —Actuando inocente, ¿ja?

Sungmin dio un suspiro inaudible.

No era como si nunca hubiera previsto este tipo de encuentro, por lo que no había otra opción que enfrentarlo.

—¿Te gustaría tomar asiento?—Ofreció Sungmin, sonriendo amablemente.— Puedo conseguirte un café.

—No, gracias. No estoy aquí para quedarme mucho tiempo —, dijo Jessica.

Comenzó a caminar lentamente por la oficina como examinando el lugar, frunció el ceño ante los libros y documentos no arreglados.

En un momento, se detuvo en seco cuando encontró una corbata de seda sobre el escritorio.

Sonriendo levemente, lo levantó y lo sostuvo para que Sungmin la viera bien.

El corazón de Sungmin cayó al suelo cuando reconoció que la corbata pertenecía a la persona que estuvo con él anoche.

—No sé a ti, pero—, comenzó Jessica, alisando la prenda. —Esta corbata me parece muy familiar. Estoy bastante segura de que lo he visto en alguna parte. Quizás ayer.