Enanito: -Muy bien-Dijo el enanito media hora después -Si alguien me hace upa diré quien soy-
El Capitán se apresuró a hacerlo upa delicadamente, y así, sintiéndose alto, elenanito tosió un poco, se arregló el gorro y dijo solemnemente:
Enano: -Yo soy el enanito Carozo Minujín, dueño y señor del bosque de Gulubú-
Todos: -¡Ahhh!- Dijimos todos apludiendo, aunque jamás habíamos oído hablar del bosque de Gulubú.
En eso el Abuelo dio un paso al frente y, pegando su nariz a la del enanito, le dijo:
Abuelo: -¡Usted es un mentiroso!-
Enanito: -¿Mentiroso yo?- Rugió el enanito muerto de rabia.
Abuelo:-¡Si, usted!- Insistió el Abuelo -Yo me he pasado la vida estudiando geografía y jamás he visto ningún bosque ni país ni lago ni esquina ni cancha de fútbol que se llame Gulubú. ¡Mentiras!-
El enanito empezó a dar manotazos para pegarle al Abuelo, pero no lo alcanzó.
Abuelo:-Ese bosque de Gulubú no existe- Chilló el Abuelo -Muéstremelo, ¿A ver? Señálemelo con el puntero en el mapa de la República Argentina ¿Eh? ¿A ver?
Enanito: -¡Que puntero ni qué supisiche!- Rugió el enanito -El bosque de Gulubú no figura en los mapas, señor, eso es todo-
Abuelo: -Ah- Contestó el Abuelo-¿Y usted me va hacer creer que un bosque que no figura en ningún mapa es un bosque en serio?-
Enanito: -Si señor, y si quiere ya mismo lo llevo y se lo muestro-
Yo pensé: "Qué lindo, el enanito nos llevará en carroza a ver un bosque que no existe en los mapas".
Pero el cascarrabias del Abuelo parecía decidido a arruinarnos el pastel, porque pateando el suelo repetía:
Abuelo: -No señor, yo no voy a un bosquecito de morondanga que no figura en los mapas-
Enanito: -¿De morondanga?- Chilló el enanito -¿De morondanga ha dicho? ¡Si fuera de morondanga, señor, quedaría en Morón!-
Cosa que era la pura verdad.
Abuelo: -Bueno, si no es un bosquecito de morondanga debe ser un bosquecito de porquería- Rezongó el Abuelo, que no quería dar su brazo a torcer.
Y entonces... ¡ah, entonces prefiero no recordar lo que pasó!
El Enanito Carozo Minujín sacó una espada. Claro que la espada no era muy grande, pero parecía bien afilada. Allí nomas lo desafió al Abuelo porque le había insultado su precioso bosque.
Yo: -Vamos, no se peleen- Dijo yo. Pero el enanito manoteó hasta soltarse de los brazos del Capitán y caerse bien plantado en el suelo.
Abuelo: -¡Déjame!- Dijo el Abuelo -Déjame defender mi honor y sobre todo el honor de la geografía-
Y ahí nomas se pusieron a pelear. ¡Chis, chas, chin, chan! hacían las espadas. Y el enanito, colorado de rabia, repetía entre dientes:
Enanito: -Supisiche, supisiche, supisiche-
Parecía una película de mosqueteros. Daban saltitos, se revolcaba, pegaban brincos y volteretas.
Hasta que en un momento dado e Abuelo se cansó, porque es viejo y pidió gancho. Se fue a descansar bajo un eucaliptus.
El enanito guardó la espada debajo de la barba y dijo:
Enanito: -He triunfado. Merezco que alguien me haga upa para saludar al público presente-
Mi tía Clodomira lo hizo upa y él saludó con los brazos en alto a la multitud que lo aclamaba.
Todos: -¡Viva viva el señor enanito Carozo Minujín!- Cosa que lo puso colorado de felicidad.
Y entonces dijo solemnemente:
Enanito: -Ahora los invito a todos a tomar chocolate en mi palacio del bosque de Gulubú, para que sepan que es cierto que existe-
Todos: -¡Vamos, vamos!- Chillaron todos menos el Abuelo, muertos de ganas de pasear en carroza y tomar chocolate en un bosque desconocido.
¿Y saben que dijo el Bombero que seguía enfurruñado?
Dijo nada menos que esta pavada:
Bombero: -No me gusta el chocolate, y el paseo me da pena. Yo lo único que quiero es mi sopita de avena-
¿Se dan cuenta?
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Dailan Kifki
RandomDailan Kifki apareció un buen día y cambió la vida de toda la familia. Porque, aunque te parezca mentira, no es fácil criar a un elefante, sobre todo si se queda dormido arriba de una plantita que crece hasta las nubes.