Capítulo 15

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Armamos tal escándalo al divisar a Dailan Kifki, que el jefe de correo de Ituzaingó vino corriendo, furioso, porque se le habían despegado todas las estampillas.

La multitud de curiosos aumentaba. Algunos chillaban, otros hacían apuestas.

XX: -Te apuesto tres chocolatines a que no lo pescan- Decía uno.

XX: -Yo te apuesto tres caramelos a que sí lo pescan- Decía otro.

XX: -¡Más arriba Dailan Kifki, no te dejes pescar!- Gritaba uno.

XX: -¡Duro con los barriletes, no lo dejen escapar!- Gritaba otro.

Y el abuelo, por más que quería mantener la disciplina con una varita en alto, no conseguía hacerlos callar.

Yo tenía miedo de que el ruido espantara a Dailan Kifki.

Ya teníamos los brazos doloridos y bastante tortícolis de tanto remontar barriletes, pero el elefante seguía revoloteando como una mariposa gorda, haciéndose el gracioso, dando volteretas siempre un poquito mas alto que los barriletes, de modo que no había caso.

Yo: -¡Dailan Kifki!- Le grité -¿Porque no volas un poquito mas bajo, tesoro?-

Y el nada.

El Chiquitisecretario de Aeronáutica empezó a gritarle instrucciones al Bombero:

Chiquitisecretario: -¡Señor Bombero, descienda, pare os motores, vire a la derecha, planee hacia el Sudoeste aunque sea celeste y le moleste!-

Pero el Bombero nada.

Unos muchachones se treparon a un eucaliptus y empezaron a tirarle piedras. Muchos tuvieron que abandonar los barriletes para ir a contener a esos desalmados. El abuelo se trepó al árbol y empezó a correrlos por las ramas. Parecían monos.

Pero lo peor de todo fue que los Embajadores empezaron a pelearse. Y mi mamá no tuvo nada mejor que hacer que acercarse y decirme al oído:

Mamá: -Nena, espero que en cuanto baje el Bombero te cases con el, ¿No?-

Yo: -Pero mamá- Le contesté indignada -¿Te crees que lo estoy pescando nada más que para casarme con el?-

Mamá: -¿Porque no? Es muy buen mozo y valiente- Insistió mi mamá-

Yo: -Basta mamá- Le dije -No tengo ganas de casarme sino de recuperar a Dailan Kifki-

Mamá: -¡Pero no pensarás casarte con un elefante!- Contestó mamá -Eso sí que no lo voy a permitir. ¿Que dirían los vecinos? ¿Que diría la tía Clodomira? Y sobre todo que diría el abuelo, porque seguro que ese elefante no sabe leer ni escribir-

Yo: -Basta mamá- Le dije con impaciencia -No sigas que estoy ocupada-

Entonces mi mamá se alejó lloriqueando y quejándose a gritos de modo que todo el mundo la oyó:

Mamá: -¿Ayayayay... que desgracia! ¡Mi hija quiere casarse con un elefante!-

No pueden imaginarse el revuelo que se armó entre el público.

En seguido se pusieron a hacer apuestas:

Que se casa, que no se casa, que sí que no, que no que sí.

Y mi mamá,que no había entendido nada, se fue a buscar al Abuelo para que me convenciera.

Abuelo: -¿Dónde se ha visto?- Me retó el Abuelo -¿Dónde se ha visto una señorita casada con un elefante ignorante, eh?-  

Yo: -Pero Abuelo- Le dije -¿Cómo se te ocurre que me quiero casar con un elefante? Mamá entendió mal, yo no dije eso...-

Abuelo: -Si ella lo dice, por algo será- Contestó mi Abuelo. Y agregó -Desde ya te advierto que no apruebo ese casamiento. Tú tienes que casarte con un maestro diplomado. O mejor, con un profesor-

Yo: -Bueno, si, Abuelo, está bien, pero ahora dejame en paz que mi barrilete está coleando y Dailan Kifki se nos va a escapar-

Claro que a todo esto el rumor se había propagado y llegaron los periodistas, el noticiero de la TV y los fotógrafos. Se me acercaron todos con sus cámaras y papelitos y lápices en la mano a hacerme preguntas.

XX: -¿Es cierto señorita, que usted esta pescando al elefante para casarse con el?-

Yo:-¡Pero no, eso es un disparate!- Decía yo desesperada.

Y ellos, que con el bochinche no oían bien, escribían chocolate en vez de disparate.

XX: -¡Noticia bomba!- Gritaba otro -¡Por primera vez en la historia, una señorita quiere casarse con un elefante!-

XX: -¿El novio se va a poner galera para el casamiento?- Preguntó uno.

XX: -¿Van a pasar la luna de miel en el Zoológico?-

Entonces, por suerte, mi tía Clodomira se puso a espantaros a paraguazos diciendo:

Tía Clodomira: -No, señor, no, señor, nosotros no aprobamos ese casamiento, de ninguna manera-

Yo me alejé indignada y aburrida con todo ese escándalo y seguí remontando mi barrilete.

Dailan Kifki seguía flotando en el cielo sin dar la menor señal de cansancio. Pero yo me fijé bien y vi que tenía las alas a la miseria: Se le habían desatado los moños, los flecos de papel, plateado estaban bastante rotosos, los tules apolillados, la escarapela desprendida, y pensé que no iba a poder seguir volando mucho tiempo mas en esas condiciones.

Mi hermano Roberto lo miraba meneando la cabeza y repetía:

Roberto: -Estamos fritos-

Mi tía Clodomira los amenazaba con el paraguas.

Mi papá le hacía señas con la pipa como indicándole la manera de aterrizar.

Y en ese momento sucedió una gran desgracia colectiva.

Dailan KifkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora