Yo revolvía la sopita de avena con una rama.
Mi hermano Roberto, de vez en cuando, metía un dedo en la galera y la probaba.
Empezó a levantarse un deliciosa aroma de sopita de avena con leche y galera tostada...
Tan rico era el olor que se acercó un montón de curiosos, entre otros mi tía Clodomira. Todos querían probarla.
Todos olían tan fuerte, aspiraban tan hondo, que tuvimos que echarlos.
Yo: -Vamos, vamos fuera de aquí que no van a dejar ni una gato de olor a sopita para Dailan Kifki- Les dijimos.
Como no se iban, tuve que pedirle ayuda al Comisario quien a fuerza de silbato, palo y guantes blancos consiguió alejar a los curiosos y ponerlos contra el alambrado.
Yo, sin dejar de revolver la sopita, a cada rato miraba el cielo.
Dailan Kifki y el Bombero seguían revoloteando, pero al ratito el olor a sopa se hizo más fuerte y noté que Dailan Kifki miraba para abajo y estiraba la trompa para oler mejor.
Abuelo: -¡Aprontar los barriletes!- Ordenó el Abuelo.
Todo el mundo remontó barriletes y los concentró junto a los viajeros.
Mi hermano Roberto soplaba el fuego y se llenaba la cara de hollín y humo.
Yo revolvía cada vez con más entusiasmo y soplaba el vapor hacia el cielo.
Fue realmente una gran idea: Dailan Kifki no pudo resistir.
Empezó a sobrevolar el potrero redondo, a muy baja altura.
Por fin consiguieron enredarlo en varios barriletes.
No se imaginan cómo gritamos y aplaudimos todos.
Despacito, despacito fueron arriando los barriletes y, con ellos, a Dailan Kifki y al Bombero que permanecían con la vista clavada sobre la sopita.
Planearon, planearon, planearon...
Por fin Dialn Kifki aterrizó suavemente, dulcemente, mermeladamente, como una plumita, como una pelosa, como una flor de panadero abandonada por la brisa sobre la arena de una playa.
Eso si: dio la casualidad de que Dailan Kifki vino a posarse exactamente al lado de la sopita de avena.
La multitud hizo un silencio impresionante.
Dailan Kifki, majestuosamente, se acercó a la galera, hundió la trompa y se tomó toda la sopita sin respirar.
Tan grande fue mi emoción que me dio un poquito de tos en la solapa.
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Dailan Kifki
RandomDailan Kifki apareció un buen día y cambió la vida de toda la familia. Porque, aunque te parezca mentira, no es fácil criar a un elefante, sobre todo si se queda dormido arriba de una plantita que crece hasta las nubes.