Capítulo 2

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Amber.

Después de llevar a los niños al parque, me encargué de devolverlos a su hogar.
Como siempre, entre con las llaves que sus padres habían dejado, y ahora mismo estábamos merendando.
Faltaba menos de media hora para que su padre volviera, y su madre... bueno, no sé a que hora apeceria esa mujer.

—Amb—la dulce vos de Aouda inunda mis oídos. La miro esperando a que hable—¿Mañana vendrás por nosotros?—preguntó con una pequeña sonrisa.

Torcí mis labios sin saber que responder.
Mañana tendría que armar las maletas para viajar al día siguiente y prácticamente terminar dos trabajos de la universidad que tenía pendiente.

—No podré—digo apenada—Pero cuando vuelva de mi viaje los llevaré a donde ustedes quieran—Agrego al ver la decepción en su cara.

Sonrío al ver como sus ojos se iluminan de emoción.
Me levanto de la mesa dejándolos hablar, cuando mi teléfono empieza a sonar de repente.

Contesto.

   —¿Hola?—pregunto confundida, al ver que se trata de un número que no tenia agendado.

Escucho una respiración, pero nadie contesta.

  —Hola ¿Quien esta ahi?—la respiración cada vez se hace mas fuerte y solo ruedo los ojos—Bien, esta es una terrible broma— cortó y me doy la vuelta rápido.

Un fuerte mareo hace que me tenga que agarrar del refrigerador que se encontraba justo al lado mío.

   —¿Estas bien?—abro los ojos, que no sabia que tenia cerrados fuertemente, y veo a Charlie quien sostiene mi blusa en su puño dandole jalones.

—Si, no te preocupes, pequeño—le sonrío como puedo y un fuerte grito de Aouda hace que dirija mi mirada hacia la puerta.


—¡Papi!—veo como sale corriendo, subiendondose encima de Dan.

—Aouda, hija—ríe él por la manera de saludar de la pequeña.

Su mirada luego se dirige a la de su hijo, y le sonríe guiñándole un ojo.

—Campeón—le revuelve el cabello, aún con Aouda en sus brazos.

Miro la escena con ternura.

—Amber—Dan sonríe y me saluda después de depositar a Aouda en el suelo y plantándome un beso en la mejilla.

—D-dan—sonrió tímida. —Quería hablar de algo con usted—él asiente, dándome a entender de que me daba la palabra.

—Vayan a ver la tele arriba, pequeños—indica mientras los dos nos sentamos en la mesa de la cocina.
Escuchamos los pasos rápidos en las escaleras.

—Bueno,—empiezo a hablar mientras retuerzo un poco las manos—No sé si la señora Anastasia le comento que yo mañana tomo un vuelo y ...— no me deja terminar.

—No, no estaba enterado—dice con el ceño fruncido—¿Pero cuando vuelves?— su manera nerviosa de hablar me desconcierta.

—En un mes—tiro mi cabello hacia atrás inconscientemente, mientras desvió la mirada.

—Bueno, te extrañaré—mi cara debió de ser lo bastante desconcertada, ya que enseguida se corrige a él mismo—Di-digo, te extrañemos—asiento pero aun así siento las mejillas totalmente rojas.

    —Claro...—lo miro a los ojos y no me pasa desapercibido como esos faroles grises se alternan de mis ojos a mis labios.
Carraspeo cuando salgo del trance.

   —Bueno, entonces espero que te vaya bien en tu vuelo—asiento viendo como se aleja ante mi mirada incomoda.

   —Muchas gracias, me mantendré en contacto con ustedes, son una hermosa familia, espero verlos en la boda— digo mientras me levanto agarrando mi bolso.

   Escucho como ríe amargamente.
—Si a esto se lo puede considerar familia—dice mas para si mismo, pero logro escucharlo.—Y por supuesto que nos verás, tu padre ya nos mandó la invitación, muy amable de su parte
Sonrío ante su comentario.

—Bueno, saludos a la señora Anastasia, y a los niños— digo agarrando mi celular que no había dejado de sonar con mensajes que aun no había respondido.

  —Claro, nos vemos— vuelve a besar mi mejilla pero esta vez por mas tiempo.

Un beso que me hizo acordar a los que Aaron me daba, pero este no se sentía igual, aunque tampoco desagradable.

  —Adiós—me marcho luego de que deposita el sueldo en mi mano.

La noche calló pero aún así no me importaba en lo absoluto. Amaba ver las estrellas, tanto como sentarme en el pasto con un dulce olor a lluvia, apesar del frío; digamos que sabia disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

No lo había hecho mas. Recuerdos dolorosos golpeaban mi mente cada vez que me permitía pensar o estaba tranquila.

Caminé por la ciudad mientras recibía algunas miradas de parte de la gente que pasaba por al lado mío. Mejor dicho, de chicos que ni siquiera pasaban mi edad. Un sonrisita salió de mi cuando vi un grupo de chicos de no mas de quince años; señalarme mientras hablaban entre si.
No estaba ni siquiera arreglada, así que probablemente solo se estarían burlando de mi apariencia. Pero tampoco estaba tan mal.
Aveces me sentía media débil y había pedido prestado dinero a los Millers, que por supuesto, ya había devuelto, para comprarme ropa nueva. La mía parecía quedarme cada vez mas grande y me frustraba demasiado.

Cuando llegue por fin al departamento, saque las llaves de mi bolsillo y abrí. Estaba calentito adentro, por lo que entre con rapidez y cerré la puerta.
No tenia ni una pizca de hambre, asi que solo me dedique a sacarme el saco y sentarme en el pequeño sofa frente al estante de libros.
Era mi nuevo pasatiempo favorito. Leer.
Agarre un libro pero antes de empezar siquiera a leer el primer párrafo, mi celular volvió a sonar, haciéndome rodar los ojos.
Lo agarré y fruncí el ceño al ver que tenia mas de cuarenta mensajes y correos sin abrir.

Todos de Mia y algunos de los chicos de la universidad. Elimine uno por uno, hasta que uno de ellos, llamó mi atención.

Desconocido
   ¿Sabes que son las ventajas?

Fruncí otra vez el ceño y respondí para ver quién era. Él número no me sonaba en lo absoluto.

Yo.
¿Quien eres? Disculpa, no tengo todos los números agendados. Pero me parece que te equivocaste.

Apagué la pantalla y lo deje en el sofa, con la intención de esta vez, si empezar con mi lectura.

El sonido de un mensaje me sobresalta nuevamente.
La extrañes pinta mi rostro.

Desconocido.
Una persona que sabe que las complicaciones no pueden contra un amor verdadero.

Y juro que después de leer ese mensaje. Mi corazón dio un vuelco y sabia que esto no estaba nada bien.

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N/a: Lectores, ojalá que lo que diga este desconocido sea cierto...
Nos leemos en el próximo capítulo. Besosss

Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora