Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 1

AMOR FRUSTRADO.

Amber.

La noche en el establecimiento de la universidad era fría.
Había tomado las clases de fotografía a ultima hora.
Mi pelo se movía al compás de mis caderas. Estaba claro que estaba muy largo ya que había pasado varios meses desde que no lo cortaba. Creo que ese fue uno de los cambios que se sumo a mi vida.
Un año sin ver a mi padre, a Mia, a Mike y...
Me reprendo al pensar en lo que iba a decir.
Ya había pasado mucho.
Había prometido a mi padre que iría a su boda, o sea volvería a Seattle. La universidad me tenía hasta la cabeza, que diseño, que trabajos, que esto, que lo otro, pero en fin, era algo que me gustaba a pesar de que fuese estresante.

Crucé la puerta de salida y me dirigí caminando hasta mi departamento.
No estaba tan cerca, pero no podía darme el gran lujo de comprar un auto.
Tenía un trabajo por las tardes, cuidaba a unos niños. Su padre trabajaba pero siempre lograba verlo llegar, y su madre no hacía nada más que salir con sus amigas. Lo cierto que estaban hasta los poros de dinero, por lo poco que sabía de ellos, ya que la madre de él era amiga de mi padre.
Eran una pareja joven, tendrían veintiocho y veinticuatro años, demasiado jóvenes a decir verdad.
Charlie y Aouda, ambos de cuatro años de edad eran sus pequeños "tesoros", como los llamaría su madre; claro, cuando aparecía en la casa, por supuesto.
En fin, me pagaban muy bien, tanto que me sobraba para darme algunos lujos.

Cuando llegué a mi casa, dejé las llaves en la mesa.
Mi bolso cayó de mi hombro como peso muerto y mis ojos se cerraron un instante.

Estaba muy estresada. Mi cuello dolía y mi cabeza sufría los nervios que estuve pasando estos días.
Sabia que faltaba dos días más, y me tendría que volver a reencontrar con todos. Incluido mi pasado.  Y no sabia de donde iba a sacar las fuerzas necesarias, para no derrumbarme a llorar.
Lo planeado era ir a Seattle por un mes, ya que la boda sería en unos días y por supuesto tendrían que contar con mi presencia.

Ya tenia diecinueve años, y para toda joven universitaria, llevaba la vida que cualquiera querría tener. Estaba ansiosa de que faltaban pocos meses para cumplir mis veinte años.
Y a decir verdad, no me quejaba.

Tenía muchos amigos, pero ninguno cercano.
Había oído como un rumor lejano, que Jason vendría en estos días, ya que lo habían trasladado de universidad.
Estaba ansiosa, no me había podido despedir de él.
También había escuchado que Aaron ya iba a la universidad y estudiaba algo relacionado con las leyes, suponía que era ciencias políticas.
No estaba muy segura. Lo poco que había hablado por teléfono con Mia era que ellos seguían en contacto como tres amigos inseparables.
Incluso mi padre seguía en contacto con Ross, quien siempre preguntaba por mi, ya que me había tomado mucho cariño.
También había llegado hasta mi, que Mia y Mike estaban pasando momentos difíciles pero que se amaban de sobremanera. Amor ¡Ja! Chorradas.
Al final cada loco con su tema, ¿No?
Mi mejor amiga seguía para ser modelo y el papel le iba perfecto. Era hermosa sin duda, cualquiera la contrataría.
Y mike trabajada en la empresa de su padre. Vivian bastante acomodados.

Muy a mi pesar, algunas lágrimas habían salido de mis ojos cuando vi las fotos en redes sociales de ellos. Los tres riendo en fiestas, en la universidad, en fin, siempre felices. Me sentía un poco traicionada por parte de Mia. Ella lo había perdonado rápido, pienso que si yo hubiera estado en su lugar, no lo habría hecho. Incluso había sido testigo de la cantidad de angustia que había generado mi separación con Aaron.

En cuento a mi y a mi estado amoroso, lo había enterrado en lo más profundo de una caja.
Todos los chicos que me habían invitado a salir, fueron rechazados "amablemente".