Amber.
—Ya te dije papá, dejé todo atrás— revolee los ojos de manera cansada. Hace diez minutos me hacía la misma pregunta.
—Amber, sabes que me puedes contar cualquier cosa ¿no?—asentí mientras lanzaba un suspiro.
Mi pensamiento de pasar un agradable momento fue retirado de mi mente cuando mi padre empezó a hacer preguntas incomodas, mas bien, dolorosas.
—Claro... —me quedo pensando un momento la manera sutil de irme de ese espacio asfixiante.
—Amber ¿Qué tal si cocino algo por tu llegada?— niego lentamente hacia la pregunta de Atenea.
«No tenia tanta hambre como para preocuparme por comer»
—No, hagamos cafe y sentémonos acá un rato, luego me iré a dormir, estoy que me muero—asiente ante mi pedido.
Me quedo un rato sentada mientras siento como mi padre acompaña a Atenea a la cocina.
Mi vista se pasea por toda la sala, dándome cuenta de que habían realizados muchos cambios notorios a simple vista, como el color de la pared, por ejemplo; Ahora era naranja claro.
Los muebles eran blancos, muy diferentes a los que vi por ultima vez antes de irme a Nueva York. Observe unos fotografías apoyadas en una mesa alta. La intriga pudo conmigo y me levanté a mirarlas.
Pude ver cuatro fotos de diferentes paisajes. Eran mi papá y Atena abrazándose, besándose, sonriendo, siendo felices y plenos.Sonreí con ternura.
—Es una gran mujer— me sobresalté ante la voz de mi padre detrás mío.
Bajé los hombros, suspirando.
—Lo sé—me di la vuelta y lo encontré mirando las mismas fotos que yo miraba segundos antes.
—Casarme con ella va a ser la segunda mejor cosa que me paso en la vida— sonreí.
—¿Cuál fue la primera?— pregunté.
—Tenerte como mi hija,—se detuvo — que vos nacieras— mis ojos no tardaron en llenarse de lagrimas.
A veces no me doy cuenta de como trato a mi padre. Y que no soy digna de tener a una persona tan buena y maravillosa en mi vida. Él lo era todo, mi padre siempre pensaba en mi bien estar. Siempre puso mis sueños primero que los suyos, eso es admirable. No muchas personas lo hacen.
—Te amo, papá— lo abracé fuerte. Sentí como me devolvía el abrazo y sonreí.
Sabia que por más cosas que hiciera, mi padre siempre iba a estar para mi.
—Que hermoso momento, hasta le sacaría una foto—el comentario de Atenea no tardó en llegar hasta nosotros, junto al ruido de la porcelana de las tazas, golpeando la mesa de madera.
—Los mejores momentos quedan en la memoria— asentí hacia mi papá.
—Nunca mejor dicho.
Nos sentamos todos en el sofa y nos quedamos un rato en silencio.
Mis pensamientos habían cesado un poco, y estaba feliz. Sentía un poco de paz, estando allí, junto a ellos.—Amber, me gustaría pedirte algo—mire a Atenea a los ojos, dandole a entender que prosiga.
—Lo que sea— respondo dejando el cafe de nuevo en la mesa.
—¿Quieres ser mi dama de honor, en la boda de tu padre y mía?— sonreí con ternura, cuando escuché su pedido.
—Seria un, — reí ante la coincidencia estupida de mi próxima palabra—honor— finalicé.
Mi padre agarró mi mano y la apretó cariñosamente.
—Gracias, Amber— los dos dijeron al mismo tiempo.
Asentí.
—Bueno, ya que aceptaste, mañana iras conmigo a la modista, de acuerdo?— no respondí porque ella sabia mi respuesta.
Rápidamente cámbianos de tema y ellos me contaron planes de la boda. Atenea me dijo que sus hijos querían conocerme, y que le había costado un montón conseguir damas de honor, puesto a que no tenia figuras femeninas a las que apreciara tanto para tener a su lado en su boda. Que había sido una decision apresurada y me pidió perdón por haberme elegido a solo una semana de la ceremonia.
Me contaron entre los dos, que la boda seria en un gran espacio abierto, pero que seria sencilla, ya que tampoco tenían tanto dinero para gastar y que preferirían gastarlo en su luna de miel.
Estuve de acuerdo con ellos. ¿Qué mejor que gastarse su dinero en algo solo para ellos?.
También me contaron un poco de Mia. Ella había estado viniendo a casa para agarrar cosas mias, que por supuesto, no estaba a discusión que yo le prestaba todo, ya que era como una hermana para mi.
Por suerte no salió el nombre de Aaron específicamente en ningún momento. Pero sabia que se morían por preguntar si había tenido algún tipo de contacto con él. Que no era el caso, por supuesto.
Me dijeron que Rosa había dejado mi sueldo en casa, aunque yo no había terminado de trabajar el mes. También que muchas personas se preocuparon porque yo no volví a la academia de baile.
—¿Volverás a bailar, mi cielo?— ya lo había pensado mucho antes de que me lo preguntaran.
Y mi respuesta los sorprendió a ambos.—Sí— mi padre me miro con orgullo.
—Después de todo, vas a ser la bailarina mas estupenda que alguna vez halla visto—Rode los ojos riendo hacia mi padre.
Y es que, mi carrera, estaba por encima de todas las cosas que me gustaban. Eso me molestaba. Quería tener tiempo para mi, y no lo tenia en lo absoluto. Creo que lo sentí como una manera de escape de mis propios pensamientos hace meses atrás, pero ahora me fastidiaba tener que lidiar con tanto trabajo. Aunque me encantase la fotografía, sabia que debía hacer cosas para mi misma. Asi que decidí anotarme en una academia en Nueva York. Pero todavía no me habían llamado, el lugar estaba lleno.
—Espero ir a Nueva York en estos meses, Amber—dijo mi padre mientras veía unos papeles que no sabia como habían llegado a la mesa. —Quiero ver si el lugar donde vives esta en condiciones—se burlo al saber que el mismo lo había pagado.
—Créeme que si lo está— Atenea no decía palabra alguna. Pero nos sonrío con cariño y calidez, como si ese fuera el único lugar en donde quisiera estar.
Ese sentimiento yo ya lo había tenido. Espero que duré mucho en su caso, porque en el mío, no fue así.
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N/a: ¡Lectores!
¡Espero que les halla gustado!
Los leo siempre en mensaje directo y en los comentarios, muchas gracias a todos *-*
Pagina de facebook: Las complicaciones de enamorarte-MsAnonimaa
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Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)
RomanceSegunda parte de #LCDE. Saga #complicadamente nuestro. AVISO: Se requiere leer la primera parte para un mejor entendimiento. Llevar una cicatriz es el recuerdo de que alguna vez dolió, pero ya no lo hace. Aquello diferenciaba mi gran marca de tod...