Amber.
Luego de la gran cena amistosa que había tenido con Dan, me quede a dormir en su casa.
Claro, inexplicable pero cierto.
De hecho, era una gran compañía y muy maduro, creo que eso es lo que me hacia no desviar la mirada de él ni un poco.
Nos habíamos levantado temprano, yo estaba haciendo el desayuno y los hijos de él no estaban, así que solo sería comida para Dan y para mi. Aouda y Charlie se encontraban de nuevo con su madre en Nueva York. Parece que así se habían arreglado las cosas y Dan se quedo solo en el departamento de la hermana de su esposa.
Emma se había quedado a dormir con su mejor amiga. Aunque era una mujer relativamente grande, parecía una adolescente tanto su aspecto juvenil como sus actitudes, tomándose la vida a la ligera.
No importaba, realmente. Era su vida y no era quien para juzgarla.—Amb,—la voz varonil de Dan llegó a mis oídos—Dime que te quedaras un rato mas, tu compañía de verdad es agradable— se ríe mientras agarra cereal, posando "accidentalmente" su mano en mi cintura, ya que este se encontraba justo en el cajón arriba mío.
Me tensé. Su toque era cálido y dejo un pequeño calor justo donde apoyó su mano.
«¿Qué diablos te ocurre, Amber?»
—L-lo lamente, no va a poder ser, mañana es la boda y me tengo que prep...—no me dejo terminar al ver su sonrisa picara. —¿Por qué sonríes así?—dije sonriendo también.
Se arregla el pijama simulando tener traje y con aire arrogante agrega.—¿Asistirías a la boda conmigo?
Sabia que estaba jugando conmigo. Era obvio que iríamos juntos, lo sabia porque mi padre ya había arreglado todo con él. Eramos los únicos sin pareja y ambos acompañábamos en el altar.
—Por supuesto, pero nos estamos desviando del tema, no me puedo quedar—digo obvia, recobrando la compostura.
Ríe ante mi tono serio.
—Saldremos de acá mañana antes de las ocho, te aseguro que estaremos bien temprano para ensayar y tendrás tiempo de prepararte allá.—come un poco del cereal y yo sigo haciendo los huevos revueltos—Quiero quedarme un día mas contigo.
Por un momento me sentí alagada.
Pero, él era un hombre casado, yo no podría... ¿O si?—Aquí tienes—digo dejando un plato con la comida que había preparado, frente a él.
—Gracias—me sonríe.
Empecé a comer de mi plato mientras sonreía negando con la cabeza, sin creer que estuviera en ese momento ahí.
Estaba sentada en la misma mesa que Dan, comiendo el desayuno que yo había preparado, ambos en pijama mientras él insistía a que me quede con él un día más. Parecíamos típicos esposos perfectos de novela o de película.—Me quedaré—aseguré mientras me encogía de hombros.
No pierdo nada con quedarme.
Seguimos comiendo mientras hablábamos de temas tribales sin sentido alguno. Me contó que estaba teniendo bastante trabajo en Nueva York y que ni unas vacaciones tranquilas se podía tomar. Tenia que hacer todo el trabajo por computadora, pasarse horas y horas en una mini habitación con solo un aparato electrónico, escribiendo.
También que sus padres estaban demasiado enfadados con él porque plantó ante ellos, su desconformidad acerca del matrimonio planeado de él y su esposa.
Admito que me quedé bastante perpleja al enterarme de que era un arreglo lo que ellos tenían, pero algo me presentía. Se casaron muy jóvenes, era bastante obvio a decir verdad.
Además tuvieron hijos también a temprana edad, yo creo que tanta responsabilidad debía ser agotador para Dan y, bueno, en efecto también para su esposa.—¿Y por qué te mudaste a Nueva York, exactamente?—su pregunta hizo que varios recuerdos vengan a mi memoria, haciéndome fruncir ligeramente ceño.—Esta bien si no quieres hablar de eso.
—No, no es eso—exhale con fuerza y me acomode en la silla—Tenia una beca en la universidad donde estoy yendo ahora, es una beca del cien porciento de los gastos por mi rendimiento académico, supuestamente.—dije mirándolo ahora—Y como pasé unos días bastantes depresivos, mi papá me alquiló un departamento en Nueva York, como tenía planeado antes de conocer a—me corto a mi misma— a Aaron, y bueno, se puso en contacto contigo y acá me tienes, siendo la niñera de tus hijos—sonrío.
Recojo los platos mientras lo escucho hablar.
—De todos modos lo tuyo con Aaron no iba a funcionar—su comentario me deja estática y dejo los platos en el fregadero muy despacio—Digo, no me malinterpretes, lo digo porque tu ya tenias tus propios planes y no los ibas a cambiar por una persona.
Me río con dolor, a lo que Dan me mira extrañada.
—Yo sí los había cambiado, yo habría cambiado mi futuro por él—todavía no lo miraba, solo estaba quieta mirando un punto fijo en la pared.
Lo escucho carraspear para que lo mire.
—Eso esta mal, Amber— por fin lo miro—No tienes que poner a todos sobre ti, tienes que dejar aveces que cambien sus planes por ti.
No le presté atención y me fui a tirar en el sofá.
—¿Vemos una película?— el rodó los ojos sonriendo, y asintió. Había aceptado que yo cambiara de tema. Bien.—Esta bien—antes de sentarse parece que se acordó de algo—¿Comes palomitas?
Asentí como nena chiquita.
—Bien, busca una película ahí— me señaló una pila de cajitas pequeñas.
El olor a palomitas inundo la sala unos minutos después. Había elegido un clásico para ver, y me sorprendió un montón al ver que casi todas las películas que tenia eran románticas, y
eso me encantaba.
—Toma—me pasó un bowl y él se dejo otro en el regazo— Espera ¿Los quieres salados o dulces?—Pregunta.—Mezclémoslo
—Buena idea—pusimos ambos sabores en el bowl más grande.
Luego de colocar la película por fin me acosté tranquila en el sillón y empecé a comer esas cosas que eran mi perdición. Casi podía sentir como no le tomaba importancia al gran acercamiento del cuerpo de Dan con el mío.
N/a: Buenasss
¡Los dejo sufrir con el capítulo, adiooos!
Facebook: Las complicaciones de enamorarte-MsAnonimaa
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Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)
RomanceSegunda parte de #LCDE. Saga #complicadamente nuestro. AVISO: Se requiere leer la primera parte para un mejor entendimiento. Llevar una cicatriz es el recuerdo de que alguna vez dolió, pero ya no lo hace. Aquello diferenciaba mi gran marca de tod...