Capitulo 24

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Amber.

¿Ya dije el deseo que me generaba este hombre? Pues, si no lo he hecho se lo debo estar demostrando en este momento.
Dan, lejos de alejarme, me arrastro encima de él, poniendo sus dos manos en mi pelo despeinandolo.
Estaba frenético, parecía estar hambriento de mis labios y yo no me quedaba atrás. Comencé a moverme, casi desconociéndome.
Habíamos entrado en calor y ambos lo sabíamos. No estaba dispuesta a parar.

No lo estaba hasta que oí el timbre sonar

Cerré los ojos fuertemente y solté una risita cuando escuche como Dan maldecia.
El timbre volvió a sonar y me levanté para abrir la puerta.
No podía ser cierto.
  —¿Qué haces aquí?— obviamente no es como que había llegado en un buen momento. Aunque bueno, ningún momento era bueno para verlo, no a él.

   —Tu padre me dijo que se iría con su esposa y decidí hacerte una visita— dijo desplegando su gran sonrisa arrogante.

—Verás, no me siento bien como para aguantar tus tonterías, Aaron—dije fingiendo dolor de cabeza.

Él analizo mis palabras y luego me miró con detenimiento. Sentía que sus ojos ya se habían dado cuenta de que le estaba mintiendo.

—Ya notaba algo extraño, mírate, debes tener mucha fiebre para estar así de roja— hablo apuntándome con el dedo. —Tú acuéstate y yo te cuidaré lo que queda del día.— dijo muy seguro de si mismo.

   —Mira Aaron, que amable de tu part...— y ahí estaba Dan interrumpiendo con su gran bocota.

   —¿Quién es, Amber?—se escuchó desde el comedor.

Vi el momento exacto en donde a Aaron se le tensó cada músculo de su cuerpo. Su cara se puso roja y sus ojos se oscurecieron. Me dio un empujón que hizo doler mi brazo un poco y entró a la casa.

   —¡¿Qué mierda haces aquí?!— corrí al escuchar la voz de Aaron demasiado enojada.

Vi a Dan ponerse alerta y levantarse.
Otro error.
Teníamos la perfecta vista de Dan con su camisa desabrochada, sonrojado y despeinado.
Oh no.

Me puse enfrente de los dos, y traté de hacer contacto visual con Aaron, quien parecía enojarse más y más mientras analizaba la situación.

    —De visita—habló Dan, haciendo que Aaron saliera del trance.

     —Por favor, Aaron—agarré su brazo— vete, no es momento ahora.

No me prestó ni la mas mínima atención.

    —No me digas, ya me di cuenta de que es tu "fiebre" Amber— ni me miro, pero se dirigía a mi con su tono sarcástico —Fuera.— ésta vez fue para Dan.

Oí la risa fuerte de Dan.

    —¿Perdón?—Los dos dieron un paso dejándome más atrapada entre ambos.

    —¿Eres sordo o imbecil?—las venas de Aaron estaban fuertemente marcadas.

     —Si me voy o no, lo decidirá Amber, no tu— habló tranquilo Dan, con un toque de soberbia en sus palabras.

  
Y por un momento quise echarlos a patadas a los dos. No aguantaba sus tonterías.
No aguantaba los celos de Aaron. Y simplemente Dan me molestaba.

No sé que paso exactamente por mi mente, pero me gire hacia Dan y simplemente le señale la puerta mientras hablaba.

—Ve, Dan—No me gusto la cara que hizo, parecía herido—luego hablamos.

Él agachó la cabeza asintiendo, rápidamente y sin siquiera abrocharse la camisa, salió de mi casa dando un fuerte portazo.
Frustrada, simplemente me senté en el sillón.
Sentí como se hundía a mi lado y sabía perfectamente quien era.

Era mi error. Era el chico que pasaba por mi mente aunque no quisiera. Era el cual me había generado tanta felicidad como tristeza. Era mi primer amor.
Maldición, lo odiaba y amaba al mismo tiempo. ¿Tan siquiera eso era posible?

    —Dan de verdad no te conv...— lo callé. Estaba harta. Harta de que opinara de todo y de todos en mi vida.
     —¡¿Tu que sabes, Aaron?!—lo empujé interrumpiéndolo con mi fuerte grito.—No eres un santo, no eres nada de lo que me conviene y aún así te atreves a juzgar a Dan.

Mirando sus ojos verdes, y ante mi sorpresa, estos estaban bastante oscuros.
Estaba enojado, o más que eso.

    —¡¿Puedes dejar de hablar así de mi, maldita sea?!—instintivamente me empujé para atrás. —Eres tan terca y tan cabeza dura que no te das cuenta del hombre que es Dan. Pero no lo juzgo, yo también lo contaría por todos lados si se me hubieran entregado así de fácil.

Sentí mis uñas clavarse en las palmas de mis manos. La sangre escurría por finas lineas de las heridas. Lo quería golpear. Me trataba como una fácil. Venía y me insinuaba en la cara que había sido capaz de estar con otro hombre tan fácil y lo decía como si tuviera prueba alguna

   —¡Nunca me acosté con él, Aaron!— ésta vez le hice frente. No me asustaba ni él, ni sus gritos—Él único hombre con el que he estado es contigo.—
Solté con mis voz a medio quebrar.

Su cara de sorpresa no tardó en llegar.

   —Yo... yo no lo sabía, Amber—dijo agitado— Pensé que... — lo interrumpí.

   —¡Pues te equivocas!—hablé gritando nuevamente.

  —¡Confío en ti, Amber, pero no es como que pueda dormir muy sereno sabiendo las buenas descripciones que me dió de tu cuerpo!—siguió ésta vez con su voz sarcástica.

    Lo miré sorprendida.

   —¿Que mierdas dices?¿Detalles de mi cuerpo? —me reí amargamente— estas loco.

   —Pues estaré loco, Amber, pero te puedo asegurar que me acuerdo cada marca de tu perfecto cuerpo y él parecía conocerlo muy bien—apretó la mandíbula— no hay manera de que supiera que tienes un lunar en la parte de tu seno izquierdo y de la marca en tu cadera sin haberte visto desnuda, Amber.

Me sorprendió saber que se acordaba de cada detalle de mi. Pero lo que más me llamó la atención era saber que Dan sabía eso de mi.
¿Cómo era posible?
Y me acordé.
Justo esa vez en donde Dan había entrado sin tocar a la habitación.

  No era posible. Él no diría algo así de mi, no se atrevería ¿o si?


N/a: Buenas Lectores!
¿Cómo andan? Espero que genial :)
Estuve complicada pero acá les dejo su capitulo, porque prometí actualizar lo mas rápido que podía.
Nos estamos leyendo <3

Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora