Capítulo 43

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Amber.

Todo a mi alrededor dió vueltas por un segundo, cuando giré rápidamente hacia la puerta.
Luke me sostuvo fuertemente, y simplemente quería hundirme a llorar. Anhelaba los brazos de Aaron, necesitaba sus palabras, su calor.

—Solo recuéstate, trataré de contactarlo, no me dejas opción—asentí rindiendo al no encontrar fuerzas para pelear.

Quería romper todo, odiaba la idea del victimismo. Sabía que Aaron había detenido todo antes de que sucediera lo peor, pero aún así podia sentir sus manos en mi cuello y las lastimaduras todavía dolían.

Me resistí para no volver a aquella deprimente cama, y me senté el la silla, viendo como Luke tomaba su celular, llamando a alguien.

—¿Mia? Si, soy Luke—lo miré interrogante al ver que no había llamado a Aaron, me estaba poniendo nerviosa.—¿Tienes el número de Aaron? Si, lo necesito.

Me relajé un poco, y vi como dejaba un té frente a mi.

—De verdad? Pásamelo—¿Eh? ¿Qué estaba pasando? ¿Aaron estaba con Mia?— Necesito que vengas, Amber despertó.

Mis puños se apretaron con fuerza, ni siquiera podía sentir las marcas que las uñas estaban dejando en mi piel.

—No, no puede esperar mas, esta inestab—lo corté, hablando rápido.

—Quiero hablar con él.— mi rostro no dejaba lugar a ninguna duda.

Rápidamente me pasó el teléfono, y traté de que mi voz no se entrecortara.

—Amber...—habló antes que yo, me tembló el cuerpo.—Y..yo lo lamento, pero ahora no puedo hablar, Amber.

Sentí mi cara caliente, era la primera vez en mi vida que me sentía así. La ira brotó en cada palabra que dije.

—¿Te atreves a decir eso, mientras que la única persona que necesito ahora eres tu? ¿Qué diablos pasa contigo? ¿Acaso ahora te conseguiste otra con quien jugar?—se que lo dije en voz calmada y baja, pero realmente me moría por gritar todo eso. Mi corazón palpitaba rápido y la ira nublaba mi vista.

—¿De que diablos hablas, Amber? Solamente no puedo verte ahora, necesito pensar un poc—lo corté de inmediato.

—¿Si no puedes estar conmigo en mis peores momentos, entonces cuándo lo estarás?

—Estoy yendo para la casa, hablaremos tranquilamente ¿Bien?

—Bien.
Aunque había cortado, mi corazón seguía latiendo como loco. Estaba asustada de mi misma, tenía miedo de esta situación. No quería dejarme llevar y hablar de más, mi cabeza estaba dando vueltas a miles de cosas, y la desconfianza desataba mis peores inseguridades.
Era egoísta, pero no quería ver a Aaron con alguien más, que mirara a alguien más de la misma manera y a la vez, me enojaba que se haya ido cuando más lo necesitaba.

—Debes calmarte, deja de pensar cosas innecesarias, solo habla con él.
Luke trató de calmarme.

Fueron pocos minutos después de eso, y Aaron entró de golpe, dando un portazo.

—Gracias Luke, creo que va a ser mejor que vayas a casa por ahora, te llamaremos—fue lo primero que dijo Aaron, sin siquiera mirarme.

—Por supuesto, y no fue nada...llámame Amber, quiero saber de ti—agarrando sus cosas, y luego de darle un apreton de manos y una palmada en la espalda a Aaron, se fue.

—Ahora aparec—me interrumpe.

—No vine para pelear, Amber, vine porque no tuve opción.—hablo sin mirarme a la cara.

—¿Qué rayos estas diciendo Aaron? ¿Acaso te estas escuchando?—estaba fuera de mis cabales.
Suspiró y se dió la vuelta, mirando la pared.—¿Por qué actuas asi? ¿Te doy pena acaso, o es que te doy asco? ¡Deja de ignorarme, maldicion!

Vi como sus puños se apretaron y golpearon la pared, tan rápido que me asustó.

—¡No es por ti, maldición! ¡No me das asco, no me das pena, no tiene nada que ver con eso! Estoy tratando de controlarme, de respirar profundo y de alejarme de ti para no hacerte daño con palabras sin sentido, porque me encuentro malditamente enojado, Amber! —su voz salió y la culpa cayó en mi. Yo no era la única herida—Te amo, te amo con tanta locura que no puedo soportar lo imbécil que fui al dejarte sola, me siento tan culpable de ver las heridas en tu precioso cuerpo, en tu ser. Me destruye completamente pensar que no estuve ahi para ti, y por eso tienes esos golpes... solo estoy tratando de calmarme para no ir a matarlos.

Una lágrima rodó por su mejilla y no pude más. Corrí a abrazarlo. Estaba boquiabierta, sus palabras me habían bajado a la realidad.

—Te amo, te amo ...—me abrazo de vuelta y acarició mi cabello mientras seguía susurrando en mi oído.

—Tu no podías hacer nada, y aún así, son solo rasguños, de verdad que estoy bien...llegaste a tiempo, lo hiciste Aaron—dije como pude, a pesar de mi voz rasposa y entrecortada.

Poco a poco, veía como su pecho iba calmándose. Había algo que me hacía sentir peor que todo lo que había pasado, y era no poder quitarle esa culpa a Aaron. El era la cosa más importante de toda mi vida y no podía dejar que algo lo atormentara.

Es ahí cuando me di cuenta la gran conexión que nos envolvía, no como un amor ligero y juvenil. Todo mi ser le pertenecía y así quería que fuera.

«Siempre llegarás a tiempo, mi amor»

Y con ese pensamiento en mente, lo besé una vez más.





N/a:
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Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora