Capítulo 21

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N/a: ¡Lectores! ¡Pido por favor que si pasan a leer el capítulo me regalen su voto, me ayudarían un montón y me dan un montón de apoyo. Si me quieren dejar comentarios también los estoy leyendo, espero poder mencionar a alguno en mi próximo capítulo!!!

Amber.

Mire por unos segundos a mi plato, tratando de no prestar atención. Minutos después, torturándome nuevamente fije mi mirada en su mesa. Quizá porque él no corrió hacia mi como lo hacia siempre, si no que ahora que lo veía, se encontraba de nuevo mirando a su chica y comiendo, como si nada pasara.
Un sentimiento de enojo se prendió como bola de fuego en mi estomago. ¿Acaso estaba... celosa? Obviamente que no.

«Si, si lo estas»

Ignoré mi mente por un momento y decidí que si el estaba cómodo y no le movía un pelo, tendría que fingir que a mi tampoco me afectaba. Seguí comiendo y me puse hablar con Mia.
Ella estaba super cambiada, ahora que la veía mejor. Usaba mas maquillaje, y podía decir que su figura estaba mas formada, por lo poco que se le podía notar al estar sentada.
Me contó lo bien que le iba con su novio, y lo enamorados que estaban. ¡Hasta se iban a ir de viaje juntos!
¡Vaya, locura!
En fin, estaba muy feliz por ella.
De pronto su pregunta, me borra la sonrisa lentamente.

—¿Qué con Aaron?— casi me hizo reír su intento de parecer espontánea al preguntar.

Se notaba la pregunta mas pensada y elaborada que había escuchado en toda mi vida.

—¿A que viene eso?— dije escondiendo una sonrisa tensa.

—No sé, será que cada dos segundos miras a su mesa, justo detrás mío.

Me quede petrificada, muy sorprendida. ¿Y ella como sabia que él estaba aquí?

—¿Tu cómo sabes que él está detrás tuyo?— solté casi al instante.

Ella rió negando con la cabeza.
¿Acaso esto le parecía una broma?

—¿Por qué sigues negando lo que sientes, Amber? No ves que no vas a ninguna parte—de pronto se pone seria—No avanzas.

Abrí los ojos sorprendida hacia su reproche.

—A ti no te tendría que interesar,—suelto la servilleta bruscamente—¿O yo me meto es tus asuntos?

La vi abrir los ojos muy sorprendida, pero estaba tan enojada que no me detuve a pensar en lo que decía.

—Eso es lo que me molesta de ti, nunca dejas que te ayuden, ni siquiera yo, tu mejor amiga.

No le presté atención, era absurda.

—Si quieres ayudar, no te metas.— finalice mientras pagaba la comida dejando un billete sobre la mesa, y abandonaba el lugar, dejando a Mia mirándome con la boca abierta.

Cuando salí, el frío se hacia notar. Pero estaba enojada, tan enojada que no me importaba tener que caminar de acá a mi casa.
Aunque no paso mucho cuando una mano envolvió mi brazo.

—¿Donde crees que vas?

Lo que me faltaba. Discutir otra vez con Aaron.

—No te importa.—dije borde sacando su mano.—y en todo caso que vayamos con preguntas ¿Quién es ella?—antes de que abriera la boca me reí fuerte, sin dejarlo hablar.—Espera, no me importa, no sé por qué pregunto.

—Tienes razón, no te importa.—abrí mis ojos dolida, aunque era lo que yo le había dicho. Me recompuse, y le tiré una sonrisa con cero amabilidad.—Quiero llevarte a tu casa, Amber.

Negué con la cabeza, si poder creer lo que me decía. Miré por un segundo hacía la ventana que daba al interior del restaurante.
Mia hablando con esa rubia. Si, realmente había enloquecido. Esto no tenia razón de ser.

Él miró a la misma dirección , y se mordió el labio casi avergonzado.

—Ella me mando la ubicación de este lugar, me dijo que era tu favorito.

Asentí, sin saber que decir.

—Vamos, te llevo.— volví a asentir sin que me importara nada.

Estaba cansada, tan casada como para dejar que hiciera lo que quisiera conmigo.
No quería pelear, ya no.

Me subí al auto, que por cierto me golpeo tanto de recuerdos tan solo entrar, juro que podía sentir como mi garganta se cerraba.

Ibamos despacio y sin la radio. Era incomodo, supongo que él no tenia nada que decir.
Con el valor que todavía tenía, hablé.

—¿Por qué insistes en hacerme daño, Aaron?—mi voz quebrada se hizo notar.

Él no dijo nada, aunque lo note apretar el volante.

—Yo no te obligue nunca a nada, tampoco te quiero hacer daño, pero eres tu la que te lo haces por no querer asumir lo que realmente sientes.

Casi parecía que era adivino. Me reí para no levantar sospechas, aunque era seguro que los nerviosos teñían mi voz.

—No sabes lo que dices—digo tratando de zanjar el tema.

—¿Ves? Siempre haces eso, siempre huyes o tratas de terminar el tema—su voz se va notando más enojada— Tienes que madurar, enfrentar tus problemas.

Lancé una risa sarcástica.

—Parece que cualquiera ahora me puede dar consejos de vida,—lo miro — acaso quién te crees tú para decirme algo de madurar.


Su mandíbula se marcó por la fuerza que ejercía en ella, y su cara estaba más roja.

—No habré hecho algunas cosas bien en el pasado, pero por lo menos trato de arreglar lo que hice, eso es mucho mas maduro que tus escapaditas, o nunca admitiendo lo que sientes.

—¡Deja de burlarte de todo lo que hago!—eleve mi voz, ya enojada.

—¡Y tu deja de fingir que no me amas!—freno el auto de golpe. Ya estábamos en mi casa.
Pero todavía no terminaba de hablar.

—¿Cuándo vas a entender que no tienes ninguna oportunidad ya? —lo mire fijamente— ¿Cuándo entenderás que te cargaste toda la relación?

Él se quedo en silencio, por lo que yo seguí hablando.

—¿Acaso por lo menos alguna vez estuviste enamorado de mi?

Me sujeto de la barbilla rápidamente, acercándome más a él .

—Estaba y estoy profundamente enamorado de ti, Amber.—me acarició— me vuelves loco, eres la persona que más ame en mi vida.

«¿No me iba a dejar engañar de nuevo, o si?»

.

Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora