Capítulo 8

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Amber.

Pude visualizar a una mujer de unos treinta años, enfrente de mi cuando bajé a los niños.
Dejé el comentario de Dan de lado, si habría sido una persona que no esta casado ni con hijos, habría dicho que estaba coqueteando conmigo.
Pero eso es lo que no se puede diferenciar de la personalidad de él. Es tan amable y pícaro al mismo tiempo, que esas cosas son casi imposibles de saber.

    —Emma—Dan la saluda con un beso en la mejilla, y esta solo se dedica a mirarme con confusión a mi. Creo que él lo nota, porque enseguida vuelve a hablar. —¡Oh! Discúlpenme, las presento — me acerco— Ella es Amber, la niñera de los niños— me señala— Y ella es Emma, su tía—le sonrío y ella hace lo mismo.

   —Es un gusto— dice Emma, mientras se limpia las manos en un delantal de cocina que tiene puesto.—Los niños están encantados con su niñera— Charlie y Aouda nos miran con sus ojitos y me sonríen.

—Y yo realmente los quiero mucho—Hablo sincera.

[...]

Dan se fue a comprar unas cosas que los niños necesitaban, y mientras me dejo con Emma. Me había molestado en cierto punto, porque al ser bastante tímida con las personas nuevas, no me gustaba estar sola con ellas. Pero no dije nada y solo traté de establecer una conversación con ella.
Y no me arrepentía. Era una chica super graciosa y creo que a los veinte minutos de haber hablado ya éramos amigas.
Su simpática la hacia ajena al parentesco con su hermana, quien era seria y calculadora.

—¿Cómo es tu relación con mi hermana?— pregunta de repente, como si habría leído mis pensamientos.

—No es de la mejor, creo que no me quiere muy cerca— ella no parece sorprendida ante mi comentario.

—Debería estar diciéndote que seguro te equivocas, pero sé como es mi hermana, y no tiene el mejor carácter del mundo— dice apenada.

—No hay problema, no siempre se le puede caer bien a todo el mundo— las dos asentimos y seguimos cortando las verduras.

Estábamos haciendo la cena, y la verdad olía de maravilla, aunque todavía no estaba preparada por completo.
Aouda y Charlie estaban mirando television entretenidos y comiendo palomitas de maíz que yo misma había preparado.

—Ojalá salga como deseo, es una receta de mi madre—agrega tirando lo que sea que tenia en la mano, en la olla.

—Confió a que si—nos reímos y finalmente dejamos que se prepare solo.

Minutos mas tarde, me excuso y pido pasar al baño. Ella no tarda en decirme donde se encontraba por lo que entré rápidamente.
Me miré en el espejo, y podría decir que no estaba ni siquiera arreglada. Tenia el delineador un poco corrido, y mi pelo totalmente desordenado.
Lo que paso hoy a la mañana me impedía volverme a mi casa, y aunque no quería ser una molestia, se me cruzo varias veces la idea de pedirles si había un sofa o algo para que me quedara. Realmente era una persona sin vergüenza a la hora de pedir favores, y no me molestaba en lo absoluto ser así.

Me lavé la cara y me mantuve ahí por unos minutos.
Luego salí cuando escuché la voz de los niños alterarse.
Dan había llegado.
No se me paso desapercibido lo guapo que era y que esa ropa realmente parecía haber sido a su medida. Y aunque no causaba ese cosquilleo en mi, podia admitir que estaba bastante bueno.

—¡La cena esta lista!— escuché decir a Emma.

Todos nos apresuramos al comedor y ahi salude a Dan con un guiño divertido, y él respondió de la misma manera.
La sopa de verduras más rica que había probado en mi jodida vida, estaba frente a mi.

No pude aguantar y de mi boca salió un pequeño gemido. Dan se atraganto furiosamente con su liquido de verduras.
Estaba completamente rojo, y miré a Emma quien también lo estaba al darse cuenta porque se había ahogado Dan.

La cena fue incómodamente silenciosa, y presentía que lo iba a ser aún más cuando el pequeño charlie habló.

—¿Por qué mami te gritó, papi?— todos los presentes lo miramos y Dan le dio una sonrisa fingida.

—Mami y yo discutimos, pequeño, nada grave, ahora come—pero parecía que Charlie quería hacer de todo menos comer.

—¿Y por qué dijo que eras un idiota y mujeriego?— ahora yo soy la que se ahoga.

—Come callado charlie, basta— parecía que en cualquier momento el pequeño iba a acabar con la paciencia del mayor.

—¿Y por qué dijo que Amber era una zorr—fin de la paciencia de Dan.
Y mis ojos están mas abiertos que nunca.

—¡Que comas y deja de repetir las groserías que dice tu madre!—todos nos quedamos perplejos ante el grito de él.

Mi cabeza estaba gacha y estaba muy avergonzada.
¿Aquella mujer había dicho que yo era una zorra?

Admito que no era la virgen maria, pero tampoco era una regalada.

Charlie no tardo en ponerse a llorar y parece que Dan no le presto demasiada atención a su capricho.

El niño se fue a su habitación corriendo.

—Perdón, permiso, iré a hablar con él, si no le dolerá la panza por no haber comido— me disculpé y fui hasta donde se encontraba llorando.

—¡Vete, papá!— me acerque a su cama.

—No soy papá, soy Amber—él no tardo en tirarse a mis brazos.

—¡Papá nunca me dice nada de las peleas de mi mami y él!—grita Charlie.

—Es que esas son cosas de adultos y tu no puedes meterte Charlie, eres pequeño todavía.

—¡No soy pequeño!—vuelve a gritarme, haciendo que mi cabeza duela, aún así con él no podia perder la paciencia aunque quisiera.

—Entonces si no eres un pequeño me tendré que buscar a otro nene para arropar, hacer la comida, llevar al parque, porque tu ya eres grande y lo puedes hacer solo—dije de manera seria pero sin perder el toque de diversión.

Charlie pareció pensar mis palabras y enseguida paró de llorar.

—No Amber, no me dejes, yo te quiero, soy pequeño,—dijo rápidamente—soy pequeño—repitió entre hipidos.

«Por dios, amaba a este niño.»

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N/a:¡Buen día!
¡Acá les dejo otro capitulo, espero lo hayan disfrutado!
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Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora