Capítulo 40

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Amber

Una mano sujetó rápidamente mi brazo y me jaló hacia una mesa donde varias personas parecían jugar un extraño juego con alcohol. Pude ver un par de cartas de poker y algunas fichas desparramadas. El olor a cigarrillo se hizo más intenso y me asqueé.

    —Vamos, juega con nosotros preciosura—dijo un chico que nunca había visto en mi vida, llevaba un aspecto desarreglado y su barriga estaba al descubierto dejando ver varias perforaciones.
Traté de negarme rápidamente pero me vi acorralada por varias chicas, quienes también esperaban unirse a la mesa.

Me removí incomoda cuando Nathan se sentó a mi lado.
       —A que no esperabas verme—susurro en mi oído y me traté de alejar. Tampoco pude.

Estiré la cabeza para buscar a Aaron, pero entre tantas personas y esa maldita poca luz que había en el lugar, no pude encontrarlo.

     —Toma esto, es una nueva bebida que están ofreciendo en la barra improvisada—se rió Nathan y me acercó un vaso con algo rojo.
Un fuerte olor a cereza mezclado con alcohol me llegó.

Miré para todos lados de nuevo, nadie en la mesa parecía estar prestando atención, solo se sumergían en ese absurdo juego que ni siquiera parecía tener una mínima lógica.

Rendida tomé un poco, y para no tener que darle un gran trago, dejé que se escurriera un poco por mi mejilla que el no llegaba a ver al estar a mi derecha.

Estaba muy incomoda y algo no parecía ir bien.
El me sonrió de una manera demasiado extraña y fingí no verlo.

    —¡A la mierda esto! Apesta este juego—una chica que solo vestía una pequeña falda y su brasier se alejo de la mesa.

Todos rieron como si no les importara.

    —¡Esta chica es la única que todavía no jugó!—alguien en la mesa me delató y todos voltearon a verme.

   Me reí nerviosa porque enseguida sentí algo pesado mi cuerpo y unas terribles ganas de dormir.

Mis manos no seguían las ordenes que les daba y solo pude quedarme sentada en el mismo lugar, con la vista bastante borrosa. Mi corazón se aceleró y dolió en mi pecho, definitivamente algo me estaba pasando.
 
     —Ella no va a jugar por ahora— escuché decir a Nathan.

Todos abuchearon un poco, para luego volver a su juego.

Sentí un brazo alrededor de mis hombros y una mano en mi muslo, y a pesar de que quería alejarme no fue posible en lo absoluto.
El ruido se escuchaba lejano y me empecé a desesperar.

    —A-ag-agua—logré susurrar mientras veía la cara de Nathan distorsionada.
El río y acerco de nuevo ese liquido rojo a mis labios.

«No, no quiero eso, por favor»

No podia alejarme y me costaba hablar, tan solo podía seguir sintiendo que me volvía loca por querer alejar a esa persona de mi.
Apreté mis labios lo mas fuerte que mi cuerpo me lo permitió.

El solo siguió sonriendo y alejo el vaso.

    —Hora de divertirse, bebé—su voz y sus manos me daban asco y ni siquiera podia expresarlo. — Samuel, acompáñame.

Sentí como algo se apoyaba en mi cabeza, algo liviano. Me tapó la vista por completo.

    —Ey hermano ¿dónde la llevas?—escuché otra voz.

    —Esta chica tiene sueño, déjamela a mi, yo la conozco—me abrazó.—La llevaré a una de las habitaciones para que descanse y se vaya en la mañana.

Sentía que perdía el equilibrio y mis pies tampoco parecían estar de acuerdo con responder.

   —¡Oh de acuerdo! Sigamos jugando muchachos—escuché varias voces más, alegres y riéndose.

Pude sentir como fui llevada a la fuerza y mis tacones hacían que los pies se me doblaran con facilidad, dolía a pesar de sentirlo poco.

No sé en que momento me rendí y todo se volvió negro.


Aaron.

Demonios.
Había tratado de buscar a Amber por todos lados. Los chicos no me habían dejado irme y me insistieron en que siguiera tomando más y más.
Ya la extrañaba demasiado y quería verla.

    —¿Aaron?—una voz extrañamente familiar me llamó.

Me di la vuelta y un montón de recuerdos me volvieron a la mente.

     —Luke—dije medio indeciso, siempre lograba olvidarme de ese estúpido nombre.

     —Me parecía que eras tu, estás muy cambiado—dijo con un poco de desagrado. Seguro le seguía cayendo mal.

    —No puedo decir lo mismo—dije sin importarme su expresión ni nada.

El solo sonrió sarcásticamente y se encogió de hombros mostrándome que no le importaban mis comentarios.

    —Solo quería preguntarte si haz sabido algo de Amber, creo que tiene un nuevo número o algo...—dijo vacilando un poco.

Reí entre dientes.

      —¿Por qué tendría que decirte donde esta mi novia? Creo que no entendiste muy bien en aquel momento...—me interrumpí a mi mismo, Amber no hubiera querido que le respondiera así a su amigo.
Tenia que empezar a controlarme. —De todos modos, está aquí solo que no la puedo encontrar entre tantas personas.

El se sorprendió y luego miro a su alrededor.

    —Es verdad, no recuerdo que seamos tantas personas en el secundario—Dijo mientras reía un poco.

    —Ya que estas acá...¿me podrías avisar si la ves por ahi?—el solo se encogió de hombros.

    —Olvídalo—Respondió sin pensar, mis puños se apretaron al ver como seguía mirando por todos lados ignorándome—Te ayudaré a buscarla.

Me calmé al notar que lo había malinterpretado.

    —Seguramente esté en la pista bailando un poco, cuando el alcohol se le sube a la cabeza puede hacer el ridículo fácilmente—dijo mientras tratábamos de abrirnos paso entre la esos cuerpos sudorosos.

    Me reí un poco.

    —Tienes razón.—respondí mientras una sentimiento extraño recorrió mi pecho y los vellos se me erizaban, haciéndome dejar de sonreír.
   

N/a:
¡Espero que disfruten el capítulo!
Me encanta que comenten y voten la historia, les juro que me paso leyendo sus comentarios y me hacen el día jajaaja!Gracias por darme tanto apoyo, y espero que sigan mandándome esos mensajitos que tanto me gustan y apreció un montón.

Los/as quiero mucho y los/as leo en el próximo capítulo.

Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora