Amber.
Supongo que el tiempo siguió y siguió pasando. Incluso mientras ambos nos pusimos a comer algo, me di cuenta que faltaba solo unas horas para mi cumpleaños.
Ya iba a tener veinte y de pronto, todo pareció caerme como balde de agua fría.—¿Qué ocurre con esa cara?—preguntó una voz que conocía muy bien.
Lo miré y aquellos ojos también lo hicieron. Rayos, como podia ser posible que me brindara tanta calma con aquella mirada verdosa llena de confianza.
—Incluso si tu estas aquí, no puedo evitar sentirme aterrada—solté rápidamente, en un intento de sacar aquel tema.
Vi a Aaron asentir un poco, agachando su cabeza.
—Comprendo que es difícil, morocha—dejó todo a un lado y me atrajo a su pecho—Pero siempre seremos nosotros dos, o bueno...—agarró mi vientre—ahora tres, contra el mundo.
Sentí un pequeño beso en mi frente, y mis ojos se cristalizaron al instante.
—¿Y si no lo logro? ¿Y si soy como mi madre? Obviamente no podría ser mejor, yo salí de esa mujer, que podr...— su voz me cortó.
—Sh...cálmate, no serás como aquella mujer, tú eres la persona más valiente, cariñosa y llena de amor que conozco—me abrazó con mas fuerza—Te amo, Amber.
Lo miré en un intento de perderme de nuevo en aquella mirada.
—Eres el amor de mi vida, y estoy más que seguro que me ayudaras a criar a nuestro hijo de la mejor manera posible—aquellas palabras pronunciadas por él, me llenaron de valor.
Yo no estaba sola, lo tenia conmigo, a mi lado, desde hace mucho tiempo. El peso del mundo no se encontraba solo en mis hombros, porque tenía a alguien que caminaba a la par mío, sosteniendo la otra mitad.
—Estaremos juntos, Aaron—besé sus labios, que tanto parecían llamarme—Confío en ti.
Y así permanecimos un buen tiempo, mientras seguíamos comiendo y hablando de alocados planes para el futuro.
De un momento a otro, me acordé de aquella noticia que no había podido decirle esa mañana.
—Me aceptaron la transferencia de universidad—solté cambiando radicalmente de tema, casi sintiéndome mal por hacerlo.
Vi como el rostro de Aaron, lentamente se endurecía.
—¿Qué?—su voz, su maldita voz tensa, me hizo preocupar un poco.
Aún así, seguí hablando.
—Bueno, supongo que es lo que quería, así podré estar más cerca de t...
—¿Qué rayos estas diciendo? ¿Por qué harías tal cosa?—fruncí el ceño al ver que se alteraba bastante.—En que piensas...cambiando tus planes por alguien tan insignificante como y...
—Ya basta.—pronuncié fuerte y claro.—Nueva York fue solo un lugar al que huí cuando no podia vivir sabiendo que probablemente no estarías más en mi vida—bajé un poco mi rostro, al sentirme levemente expuesta.—Yo...yo detesto estar lejos de ti, pero en ese momento lo necesitaba. Es por eso que lo único en lo que pude pensar cuando volví a tenerte conmigo, es hacer una vida junto a ti.
Con el rostro completamente rojo, levante mi mirada para ver su reacción.
Abrí muy grande los ojos, cuando vi una lágrima brillar en su mejilla.
—Tu de verdad...—levanto su mirada hacia mi—Fuiste hecha para volverme completamente loco.
Rápidamente sentí sus labios chocar con los míos, como si estuviera desesperado por tenerme.
Pasamos aquellas horas, reclamando el cuerpo del otro, como si de repente fuera lo único importante en nuestras vidas.
[...]
—Amber...—un leve susurro me hizo sonreír ligeramente.—Feliz cumpleaños, amor.
Lo primero que vi cuando abrí mis ojos, fue aquel destello de luz que se filtraba por las ventanas, luego solo puede mantener mi mirada, en aquella persona que ponía mi mundo de cabeza.
Frotándome un poco los ojos, me reincorpore en la cama hasta estar sentada.
Sonreí ante sus felicitaciones y le robé un pequeño beso.
—Dejame ponerte esto—miré desconfiada la venda en su mano, hasta que simplemente asentí, dejándome guiar por él.
No caminamos mucho, pero me ponía nerviosa a cada paso que daba.
—Alguien te vino a visitar, morocha—su voz era baja, como si me estuviera tratando de desesperar.
Cuando dejó caer aquella venda, el rostro de mi padre apareció ante mi visión.
—¡Papá!—salté rápidamente a abrazarlo. —¡Haz vuelto!
Oí su risa y me abrazó con más fuerza.—Aquí estoy, hija,—Besó mi frente con cariño—te he extrañado también— me separé un poco, solo para lograr ver a Athenea al lado de él.
La abracé y la sentí sorprenderse.
—¡También te he extrañado!—vi su sonrisa y eso me hizo aún más feliz.
Toda mi familia se encontraba ahi, y no podía estar más agradecida.
Oí a Aaron carraspear.
Lo miré con todo el amor que tenía, y me sorprendí al ver unos pequeños papeles en sus manos.
—¿Estas preparada para un viaje a la playa?—abrí mi boca de la sorpresa que me había llevado.
—Pe...pero ¿Cuándo preparaste todo esto?—me dirigí hacia él despacio—Acaso lo tenías todo planeado o...—me interrumpí a mi misma al ver que, obviamente. no me iba a decir nada sobre aquello
—Olvídalo, por supuesto que estoy preparada para ir contigoAgarré aquellos dos boletos, y los atraje hacia mi pecho.
¡Hagámoslo!
———
N/a: Buenas lectores!¡Espero que les haya gustado el capítulo de hoy!
Uso esta notita para agradecerle a las personas que se toman el tiempito de escribirme mensajitos hermosos, o a aquellos que votan o comentan en cada capítulo. Sin duda me ayudan muchísimo :)
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Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)
RomansSegunda parte de #LCDE. Saga #complicadamente nuestro. AVISO: Se requiere leer la primera parte para un mejor entendimiento. Llevar una cicatriz es el recuerdo de que alguna vez dolió, pero ya no lo hace. Aquello diferenciaba mi gran marca de tod...