Capítulo 31

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Amber.

Ver a Lizabeth había causado un poco de tensión en mi cuerpo y uno que otro fantasma del pasado amenazaba con salir. Era orgullosa y prepotente incluso después de todo lo que me hizo, y aun así no podía odiarla.
Realmente en un futuro pensaba llevarme bien con ella, pero cómo podría hacerlo si sigue con esa postura tan egoísta y cruel.

[...]

Con Aarón decidimos no quedarnos en la casa y dejar que su hermana se acomodara en su antigua habitación. Estábamos hartos de sus comentarios odiosos, asi que simplemente salimos a comprar algunas cosas para la cena.

Jugueteaba con él mientras recorriamos los largos pasillos del supermercado.

—Quiero chocolates... blanco, amargo— metía varias barras de dulce en el carrito— ¡ah, cierto! Y con almendras, listo.

Me di la vuelta y vi como una sonrisa burlona se asomaba por sus labios.

—¿Antojos?— escuché una pequeñisima risa que acompaño su extraño comentario.
Lo miré extrañada hasta que, con su mano, masajeo ligeramente mi estomago haciendo que entendiera al instante y un color carmín cubriera mi rostro por completo.

—¿Qué? ¿Estás loco?—estalló en risas cuando me vio mirándome el abdomen en busca de algún raro hinchazón.

—¡Es solo un chiste, sé que no estás embarazada!— agregó mientras me abrazaba por atrás al ver mis brazos cruzados. Apoyó su cabeza en mi cuello y deposito un beso, haciendo que mi cuerpo se calentara. — Aunque no me importaría hacerte mía hasta que eso sucediera— susurró para luego separarse y seguir con las compras de lo mas normal.

Me dejó helada en mi lugar por unos segundos, y luego salí disparada hacia él.

«Maldito sexopata»
Reí ante mi estúpido pensamiento.

Entre risas y bromas por parte de los dos, el tiempo se nos había pasado volando entre aquellas góndolas llenas de comida y otras cosas.

Llegamos a una caja para pagar todo y no pude evitar mirar al cajero, que nos estaba por atender, al solo escuchar su voz.

No podía ser cierto

Ivan Collins.

—¿Amber?— sonreí incomoda mientras asentía.
Vi a Aaron fruncir el ceño ligeramente.

—Ivan— pronuncié mientras le dedicaba una sonrisa bastante falsa.

No es que no sea de mi agrado, pero no es la persona que me gustaría encontrar mientras tenía a mi novio, excesivamente posesivo, a mi lado.

—¿Cómo has estado?— me arrebato un abrazo que me hizo golpearme un poco con la caja registradora.
Hice una mueca ante su brusquedad, típico de haber pasado toda su adolescencia en el equipo de atletismo de la escuela.
—Estas bellisima, me alegra encontrarte— agrega y yo abro los ojos bien grandes al escuchar su comentario.
Oi a Aaron carraspear y devolverme a su lado rápidamente.

—Oh, Aaron, tambien es bueno verte— y todos sabíamos que eso era totalmente falso. Ellos nunca se llevaron bien, Ivan siempre fue uno de los mejores amigos de Nathan.

—A mi no me alegra verte, en fin—dijo en tono bajo y acercó un poco el carrito con su mano— ¿Nos cobras?

—A nosotros tambien nos alegra verte—dije mas fuerte para opacar el comentario fuera de lugar que había hecho Aaron.

Ivan siguió hablando mientras cobraba nuestras cosas, solo rogaba para que se callara de una vez y no metiera la pata.

—Sabes, Nathan va a ser una pequeña reunión de amigos en su casa, espero y puedas ir— me acerco un papel que había escrito recién —Puedan ir— se corrigió un poco disgustado mirándonos a ambos.

Abrí el papel y vi un número de teléfono, supuse que el suyo.

—Veremos— y con esa última palabra de Aaron, y sin dejarme despedirme, me arrastró fuera del lugar.

Ibamos caminando deprisa y ambos sumamente callados.

—¿Te encuentras bien?—me atreví a preguntar al ver su ceño fruncido demasiado pronunciado.

   —No irás a esa reunión— sentenció mientras ignoraba mi pregunta.

Su comentario me molesto un poco.
No es que quisiera ir, pero el tampoco podia prohibirme nada.

    —Creo que esa es decisión mía, Aaron—vi sus puños ponerse blancos al sujetar con fuerza el volante del alto— Deja de comportarte de esa manera.

Su risa un poco siniestra me puso incomoda. Este definitivamente no era el mejor de los temas en nuestra relación. Y si, hablo de los celos.

     —Estas siendo absurda, yo estoy siendo igual que siempre—dijo sin relajarse ni un poco.—Tu eres mi novia, te estoy evitando un mal momento, eso es todo.

Lancé una falsa carcajada, mientras escuchaba lo falso que había sonado eso.

   —No, estas siendo un controlador y no me gusta, solo detente.—suspire cansada, sin ánimos de pelear— Aparte creo que seria divertido pasar el rato con nuestros compañeros.—dije en voz más baja, mientras esperaba su reacción.

Simplemente no dijo absolutamente más nada. En silencio y tensos, recorrimos el camino a casa. Odiaba estar así con Aaron, pero el tenía que entender que no era mi dueño, que no podía controlar mi vida a su antojo.

Cuando al fin llegamos y despues de aparcar el auto, ambos nos quedamos quietos mirando a la entrada de la casa. Estábamos incomodos y ninguno de los dos quería dar el brazo a torcer.
Hasta que lo oí hablar.

   —Lo lamento, yo no puedo controlarme cuando alguien quiere acercarse a ti de esa forma—lo miré con ternura y deje que hablara—No podría permitir que alguien te aleje de mi, me vuelves completamente loco, ángel mío.

Por fin vi sus ojos, aquellos que me miraban aterrados y con una sinceridad absoluta.
La dependencia que teniamos el uno por el otro era escalofriante, pero al final del día los dos teníamos claro algo, el me pertenecía y yo era suya por completo. Y estábamos bien así, por ahora.

N/a:
Sufran conmigo con este loco dramaa jajaj!
Los quieroo :)

Las ventajas de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora