Capitulo 1

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Como siempre, la misma mañana y la misma rutina para él. No creía que algo nuevo pasaría en el instituto ese día. Era el único momento en que podía irse sin pensar en sus problemas. Rara vez salía, a menos que fuera con amigos y/o su novio. Él debía trabajar de lunes a viernes y algunos sabados, así que casi siempre contaban únicamente con el horario de escuela para verse. Es decir, Lucifer debía mantenerse, así que Balthazar era completamente comprensivo cuando le decía que estaba demasiado cansado para verse.

Bajó las escaleras y vio que sus padres ya se habían ido. Negó levemente con la cabeza y se dirigió a la nevera para tomar un emparedado que comería en el camino. Sus padres se iban casi todas las mañanas a trabajar y casi olvidaban que tenían un hijo en la casa. De todas formas, su relación con ellos no era precisamente la mejor. No les había caído muy bien el hecho de que su único hijo fuera gay. Balthazar siempre trataba de aparentar que no le importaba, que podía estar bien sin pensar que sus padres lo ignoraban la mayoría del tiempo y cosas así. Pero la verdad, nunca había pensado que unas acciones podían herirlo tanto.

Cuando estaba por entrar al instituto, respiró hondo y puso su mejor sonrisa. Al entrar fue recibido por dos amigos suyos que eran hermanos: Gabriel y Castiel.

- ¡Balthy!-exclamó Gabriel, saltando sobre el rubio.

Balthazar lo abrazó y luego a Castiel.

- ¿Qué hay, chicos?

-Nada nuevo la verdad-respondió Castiel, girando un poco la cabeza. Balthazar lo miró determinadamente y vio que tenía algo en el cuello.

- ¿Eso es lo que creo que es?-preguntó con tono pícaro. El moreno trató de taparse con su abrigo.

-Cassie tuvo su primera vez-reveló Gabriel-. Sigo diciendo que Dean se pasó un poco con el chupón.

- ¡Gabriel!-aulló Castiel, completamente avergonzado. Su hermano siempre tenía cómo hacerle pasar un mal momento.

Ambos chicos se carcajearon ante la reacción del moreno. Éste último se fue por el pasillo, completamente rojo, mientras su hermano lo seguía, pidiéndole perdón, pero sin dejar de reírse. Balthazar sacudió la cabeza sin poder borrar la sonrisa de su rostro y fue hasta su casillero para dejar unos libros. Recordó que antes había dejado uno que debía devolver a la biblioteca así que fue rápido para poder sacarse eso de encima. Apenas abrió la puerta y sacó su libro de matemáticas de la mochila, alguien pasó por su lado y le golpeó con brusquedad el hombro.

-Sal de mi camino, extranjero-escupió Daniel, el joven que siempre se metía con él. Era xenofóbico, así que no había que ser muy inteligente para saber por qué Balthazar no le caía bien.

Él pensaba que «se lo ganaba por ser francés», incluso si sabía que eso no era culpa suya ni era un argumento para que Daniel lo tratara así. Suspiró y, al dejar su libro, cerró la puerta de su casillero. Mientras lo cerraba con llave, alguien fue por detrás y le tapó los ojos.

- ¿Gabe, eres tú? Sabes que odio que lo hagas-no recibió respuesta así que tomó esas dos manos y las quitó de sus ojos mientras se volteaba-. ¿Quién eres?

Al voltear, vio esos ojos que lo hechizaban completamente. Con una sonrisa de oreja a oreja, saltó encima de Lucifer, literalmente, mientras éste pasaba los brazos por la cintura del menor para levantarlo un poco del suelo.

-Te extrañé esta semana-dijo Balthazar, sin soltar a su novio-. El trabajo debió matarte.

Lucifer lo bajó y lo miró con ternura. Una que solamente era para él. Le acarició la mejilla, haciendo que Balthazar bajara un poco la cabeza y la llevara de lado.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora