Decidí quedarme en la enfermería hasta que este chico despertara. Sólo lo había conocido por unos minutos, sin embargo sentía que era mi responsabilidad cuidarlo.
Al menos hasta que despertara.
Encontré un libro en el buró que estaba a un lado de la camilla, y me puse a leer en lo que pasaba el rato. Era media noche y yo no tenía sueño. El libro era de Star Wars. Nunca me llamó realmente la atención, pero la sinopsis me pareció interesante.
Mientras estaba leyendo, y el chico estaba dormido, Liliana entró varias veces con semidioses que no había visto nunca. Más semidioses nuevos, que entraban y salían de la enfermería.
Lograba ver varios flashes, que venían desde la Pirámide del Sol, anunciando la llegada de varios dioses y sus hijos. Quería ir hacia allá y conocerlos a todos, pero también quería leer el libro y, más importante aún, cuidar al chico.
Cerca de las tres de la mañana, cuando llevaba casi la mitad del libro, entró Jonas a la enfermería, acompañado de una chica bajita. Tenía una mirada fiera, y parecía analizar todo lo que estaba a su alrededor. Jonas llevaba una libreta en una mano, y una pluma de quetzal en la otra. No sabía que aquí escribían con plumas.
—¿Ha despertado? —Me preguntó Jonas, curioso, y viendo su libreta.
—Nope. Desde que llegó, ha estado dormido.
—Bien, trata de avisarme en cuánto despierte. Estoy apuntando a todos los semidioses y donde se quedaran a dormir por lo pronto.
—¿Cuántos han llegado?
—Una docena de semidioses, contándolo a él —señaló al pelinegro en la camilla—, a Ana y a los gemelos.
La chica que estaba detrás de él carraspeó para llamar la atención de Jonas.
—Oh, cierto —Jonas se dio un golpe con la libreta en la cara—. Me estaba olvidando.
Alcé las cejas. Jonas en serio podía ser muy despistado. Claro, yo también lo era.
—Ella es Kamyla. Es una hija de Quetzalcóatl.
Me paré de la silla, dejando el libro ahí, para poder estrechar la mano de ella y presentarme.
—Michelle Walker, hija de Tepeyóllotl.
—Kamyla Solis, hija de Quetzalcóatl. Un placer.
Asentí con la cabeza. Ya había conocido a otras dos hijas de Quetzalcóatl, pero ambas estaban muertas, y eran Guerreras del Sol. Me sorprendió conocer a una hija viva del dios de la vida. Sonaba irónico.
—¿Puedo saber quienes más han llegado?
—Claro —Kamyla le quitó la libreta a Jonas y le sacó la lengua—. Toma.
Me puse a ver la lista que Jonas había hecho, y me llevé una sorpresa al ver que él tenía una letra bonita; el único otro chico que conocía con una letra así, era Rodrigo.
La lista estaba en tres columnas, el nombre del semidiós o semidiosa, la habitación de los Edificios Superpuestos que le había tocado y su parentesco divino. Todos, a excepción de Kamyla y Ana, tenían un signo de interrogación en ese lugar.
—¿Nadie fue reconocido aún?
—No, hasta medio día será la ceremonia.
—Bueno.
Como dijo Jonas, sólo había doce puestos en esa lista. Estaban los gemelos Acquarciere, Ana García y el misterioso chico sin nombre. Además de ellos, estaba el nombre de Kamyla Solis, Kiera Torres, Emilia Salas, Tiaro Reyes (reconocí el nombre de ella, había aparecido en mi visión), Jasmine Soto, Jahaziel Ochoa (también reconocí su sombre), Dakota Winchester y Coral Castellanos.
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La Trilogía Azteca 2: Los Nueve Infiernos
AdventureTras lo ocurrido en la batalla de la Calzada de los Muertos, Mich está destrozada. Por no haber podido aclarar sus sentimientos hacia Rodrigo a tiempo, su mundo se puso de cabeza. Y eso, acentuado con la desaparición de Payne, es todavía peor. A...