En multimedia, el mapa del Campamento Solar, bastante simplificado.
*
¿Alguna vez han conocido a alguien con quien se hayan entendido a la perfección a la primera? Algo así pasó con Alicia. En serio era la hermana que siempre quise y nunca tuve, ambas íbamos caminando hacia la fonda, contándonos anécdotas sobre lo que habíamos hecho en el último semestre de clases y riendo por las cosas absurdas que nos habían pasado.
Como la Guerra Florida estaba programada para las seis de la tarde, y apenas pasaba del medio día, teníamos tiempo suficiente para ir a comer algo, ya que las dos nos estábamos muriendo de hambre, y continuar conociéndonos.
—Entonces está chica, Evelyn —iba diciendo Alicia—, se sentó sobre este otro chico, Ian, y lo aplastó completamente. Y fue solo porque le habló.
Ambas nos comenzamos a reír sin control. Estar con ella era relajante. No me sentía estresada por lo que se avecinaba, y hacia que la espera fuera más llevadera. Me entendía con Alicia como si llevara toda la vida a mi lado, aunque apenas la había conocido unas horas atrás.
Cruzamos el puente y caminamos por la Calzada hacia la, la cuál se encontraba en la Plaza Norte de la Pirámide del Sol. Ella prefería comer en la fonda sobre el Comedor Común ya que te servían la comida más rápido ahí. Además, Alicia me dijo que era mejor la comida de la fonda: el pozole que preparaba doña Cenovita, una sacerdotisa de Tonantzin, era el mejor en todo el estado, mientras que las enchiladas y pambazos de doña Carmen, sacerdotisa de Chicomecóatl, habían sido ganadores del concurso regional de gastronomía mexicana.
Jamás había probado esos alimentos, así que estaba emocionada por hacerlo, y por cómo describía Alicia los sabores, ya sé me había hecho agua la boca. Era gracioso.
Estábamos a unos cien metros de llegar a la Plaza Norte cuando Alicia me jaló se forma brusca el brazo y me llevo hasta un costado de la Pirámide de las Flores, la cual estaba casi enfrente de la Plaza Norte. Fui a trompicones evitando caer, provocando que varios semidioses se voltearan para vernos y que se rieran de nosotras dos.
—¡Alicia! —Grité entre dientes intentando zafarme, ya que mi hermana me estaba encajando sus uñas en el brazo—. ¿Puedo saber qué te pasa? ¿Por qué actúas de pronto así?
Alicia se veía sonrojada y parecía estar alterada. Se asomó por el borde de la pirámide y rápidamente se regresó. Tenía una sonrisa boba en la cara.
—¿Alicia? —Repetí su nombre.
—¿Sí? ¿Qué pasa? —Preguntó nerviosa.
—¿Pregunto que qué te pasa así?
—Ahí está él —con cada palabra que decía, se ponía más y más nerviosa.
—¿Él?
—Sí, él.
No estaba segura de quién era él, así que me asomé para tratar de ver quién era el causante de semejante estado de alerta en Alicia, pero sólo vi a un montón de chicos amontonados frente a unas jardineras, las cuales estaban llenas de flores de todos los colores. No sabía a quien estaba buscando, pero no lo encontré, ya que Alicia me jaló de vuelta a nuestro "escondite".
—No te asomes. Te verá.
—¿Quién?
—Pepe Ibarra —me volví a fijar en los chicos que estaban frente a jardineras—. Es el de cabello pelirrojo, que tiene unas orquídeas en las manos.
Me fijé en el chico que describió Alicia. Sin duda era guapo el chico, pero no era mi tipo. Lucía como el típico chico popular que sólo le hace caso a las porristas y no a las chicas como Alicia.
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La Trilogía Azteca 2: Los Nueve Infiernos
AdventureTras lo ocurrido en la batalla de la Calzada de los Muertos, Mich está destrozada. Por no haber podido aclarar sus sentimientos hacia Rodrigo a tiempo, su mundo se puso de cabeza. Y eso, acentuado con la desaparición de Payne, es todavía peor. A...