13. ¿Volver?

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Estaba tan sorprendida y confundida que no podía hablar. No podía entender lo que estaba viendo enfrente de mí.

Okay, Payne acababa de entrar por la puerta de mi habitación mediante un portal interdimensional en plena madrugada. Eso tenía algo de sentido. ¿Pero qué estaba haciendo Jimi con Payne? ¿Y esas alas de mariposa?

¿Qué estaba pasando?

Abrí y cerré la boca varias veces, intentando formular una frase con lógica, pero no podía hacerlo. Mi cerebro estaba hecho papilla. Primero me visitaba mi crush muerto y ahora mi mejor amigo aparecía con mi acosadora personal

Era demasiado, incluso para mí.

Y bastante divertido para Jimi, al parecer. Mi cara de confusión aumentó cuando la escuché reír. Estaba doblada de la risa, agarrándose la panza mientras se reía. Yo no le veía la gracia. Volteé hacia Jimi, viéndola con los ojos entrecerrados y e intentando intimidarla. No funcionó.

—Lo siento, Mich, pero tu cara es de lo más divertida.

—¿Será porque no sé que está pasando aquí?

Me levanté de mi cama y me crucé de brazos, esperando a que alguno de los dos respondiera. Payne fue quien lo hizo.

—Bueno, para resumir: tengo un plan para ir al Mictlán, rescatar a Rodrigo y regresar todos vivos, sanos y a salvo, justo dentro de dos semanas.

—¿Qué? —Pregunté curiosa. ¿Acaso sabía que había tenido otra visión con Rodrigo? Además, ¿dos semanas? ¿Ese era el tiempo que Payne me dijo que teníamos para salvarlo?

—Cómo lo escuchaste. Ir al Mictlán, rescatar a Rodrigo...

—Sí, eso lo escuché. Pero, ¿dos semanas? —Hice las cuentas. Hoy era 19 de octubre. Dentro de 14 días sería... 2 de noviembre—. ¿Por qué el Día de Muertos?

—Ese día —esta vez fue Jimi quien en respondió, cuando al fin había terminado de reírse de mí—, la barrera entre la vida y la muerte es más delgada, y los muertos pueden pasar al lado de los vivos con mayor facilidad. Es el día perfecto para poder traer a Rodrigo de vuelta.

Abrí la boca otra vez, y la cerré al segundo siguiente. Todavía tenía que procesar lo que pasó con Rodrigo. Se me ocurrió que contarles lo que acababa de pasar podría ayudar a aclarar mi mente. Así que lo hice. Les conté todo lo que vi, el Décimo Infierno del Mictlán, los monstruos y el gigante, los semidioses que están ahí atrapados con Rodrigo, y su mensaje.

Al terminar, me sentía un poco más tranquila. Pero ahora era Payne quien estaba confundido.

—¿Es verdad lo que acabas de decir?

—¿Crees que mentiría sobre esto? Ahora sabemos, y estamos del todo seguros, que Rodrigo puede ser rescatado. Tenemos que ir hacia el inframundo para traerlo de vuelta con nosotros.

Y ahí estaba, lo que había estado tratando de evitar sentir durante estos cinco meses: esperanza. Era una pequeña chispa y, como le dije a Payne, amenazaba con quemarme.

Payne puso una sonrisa en su rostro.

—Pues debemos partir ya. Rodrigo está en peligro y, con cada hora que pasa, el peligro no hace más que aumentar. Hay demasiadas bestias salvajes ahí, ellas se reformaran, pero no Rodrigo. Si lo perdemos ahí, será para siempre.

Payne abrió la puerta de mi habitación y ahí estaba el vórtice de colores de hace unos minutos. Estaba por cruzar cuando lo detuve.

—Alto, Payne, no te apresures.

La Trilogía Azteca 2: Los Nueve InfiernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora