El cuento no tan largo.

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Dentro de la casa mientras ambos nos sacudimos el frío mi hermano comienza a relatarme su trágica historia de la noche, se quedo sin compañera para el concierto y sin lugar para pasar la noche, pero a pesar de todo esta contento, el concierto fue un éxito y él lo disfruto mucho, no para de hablar, al parecer ha sido una gran noche a pesar de las cancelaciones, pero debido a su carácter rápido se hizo amigo de los chicos sentados junto a él, incluso uno de ellos le ofreció su casa pero obviamente lo rechazo. 

--ademas vivía hasta el cerro-- era su expresión para aclarar lo lejos que le pareció la casa del chico. 

--pero ya llegaste. ¿Quieres algo de cenar?-- le digo levantándome del sillón para dirigirme a la cocina. 

--¿qué tienes?-- me sigue de cerca. 

--pues puedo hacerte en gran sandwich de jamón y queso con lechuga, tengo unos jitomates así que puedes ponerle si quieres o puedo calentarte lo que hice de comer-- 

--¿qué hiciste de comer?-- me mira con una gran sonrisa, como un niño pequeño tratando de obtener lo mejor.

--hice calabazas con tocino, queso y jamón, en jitomate y cilantro-- pero solo de ver su cara lo supe, supe que quería de todo. 

Encendí la estufa y puse a calentar las calabazas, después comencé a prepararle su sandwich y le dí un vaso de agua de frutas; estaba encantado. Me dí cuenta que mientras comía no dejaba de mirar la casa sin decir nada, así que quise preguntarle.

--¿qué piensas?-- 

--en que esta bonita la casa, ¿de quien es?--

--¿cómo?-- le pregunté extrañada.

--supongo que se la estas cuidando a uno de tus amigos, ¿no?-- comía y miraba con tranquilidad.

--de hecho, la casa es mía-- contesté con pena.

--¡nah!, no te creo, ¿o si?-- sus ojos se abrieron tan grandes tal cual tamaño.

--¿cómo están en la casa? ¿saben que estas conmigo?-- fui a sentarme a su lado con una taza de te.

--mi papá esta preocupado, todas las mañanas me pregunta si ya sé algo de ti, solo le digo que estas bien, pero aun no sé donde estas, o sabía.--

--¿y Valentina?-- es el nombre de mi sobrina.

--esta triste, pregunta si hizo algo malo para que te fueras--

--¿le dijiste que no?-- eso fue algo que esperaba, pero igual me dolió tan profundo.

--sí, se lo dije, pero dice que quiere que regreses, ¿vas a regresar?--

--no creo, ahora es complicado-- miré mi taza y un silencio se interpuso.

--deberías de llamar a mi papá, decirle que estas bien y que sigues viviendo en la ciudad--

--¿piensa que me fui lejos?-- me sentía preocupada.

--sí, dice que a la mejor te fuiste a otro estado, con alguno de tus amigos extranjeros-- él actuaba tan tranquilo.

--sí lo pensé, pero esto sucedió primero y pasó todo  muy rápido-- 

--¿qué pasó?, dime y sí quieres yo me sirvo las calabazas-- sonreía como niño travieso.

--bueno, para hacerte el cuento no tan largo, estoy casada-- dije sin mirarlo, con un nudo en el estomago mientras él me daba la espalda cuando se servía del guisado.

--ah si claro...-- ni siquiera me miró.

Pero el silencio hizo que fuera un poco más creíble, o simplemente lo dedujo.

El contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora