El centro comercial y la tarjeta roja.

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--Julia, querida, mira, ese es un hermoso vestido para Hana, debes de aprovechar que ahora ella esta del otro lado, pero yo misma la vi mirando este vestido por varios minutos, incluso revisó las tallas, creo que el azul marino le dará luz a sus ojos, o puedes comprar ese lindo suéter del mismo tono; oh mira este!.-- Nana daba vueltas por la tienda mostrándome todo lo que le parecía fabuloso para Hana, estaba tan feliz, tenía el ánimo por las nubes y en cada oportunidad me preguntaba sobre Andrew y sobre como estaba llevando las cosas, aunque nunca esperaba la respuesta y siempre terminaba contestándose ella misma. Traté de tranquilizarla diciéndole que él estaba bien, un poco irritado por la presencia de Timothy en la casa, pero que estaba tratando de estar de buen humor.

Era ya principios de diciembre, fue toda una sorpresa ver a la familia de Helena llegar anticipada, lo fue para todos pero no para Nana, al parecer ella arregló todo eso, lo cual hizo sentir muy incómodos al resto, haciendo que la bienvenida fuera de ánimo forzado. 

Sin más remedio, el resto cedió a los deseos de Nana; aunque no lo fue así para Andrew, a la llegada de los Brown mantuvo tensa la quijada, se mantuvo lejos de Timothy, recibió con un gran abrazo a su hermana y no dejo de hacer preguntas a los niños sobre la escuela y cosas sin sentido que parecía divertirles, ellos lo abrazaron con gusto y el pequeño Francis terminó en sus brazos por más de una hora. 

Cuanto hubiera querido que me hubiesen explicado lo que pasaba, así sabría como comportarme cada vez que Timothy se me acercaba para preguntarme cualquier cosa, empezaba con un "hi", luego me ofrecía un té, y de vez en cuando me hablaba sobre su idea de probar la comida mexicana; a todo esto la cara de Andrew cambiaba dramáticamente solo para llamarme a sentarme a su lado con el pretexto de cualquier cosa, ojala entendiera  mejor lo que se trataba todo esto. 

Así pasaron los primeros días, hasta hoy por la mañana que todos salimos al centro comercial, fue una caravana bien organizada. 

Y cuanto más me hubiera gustado que me explicaran todo esto, ya que entrando a la tienda del brazo de Andrew, Nana se unió a nosotros y aunque poco hablan entre ellos, no he logrado que se sienten a conversar sobre lo sucedido, en ocasiones parece que han olvidado y se hablan de nuevo con toda la naturalidad, pero entonces se escucha la risa de Timothy a lo lejos y como si un viento helado entrase por la casa y nos congelase, se miraban para luego separarse. 

Hemos dado vueltas por casi todas las tiendas, hasta ahora los regalos más fáciles han sido los de los niños, Cesar y Hana, no he podido descubrir que es lo que podría darle a Nana y es es la primera vez que le hago un regalo a Andrew, lo que me hace sentir que es lo más difícil, le he pedido ayuda a Nana, solo para descubrir que me ha llevado a la tienda de Victoria's Secret. 

--querida, tal vez el mejor regalo sea este-- Nana levanta un camisón de seda rosa pálido con encaje negro. 

Me sonrojo y llevo el camisón de vuelta a su lugar-

--vamos niña que no es ningún secreto que los casados tengan intimidad, y a mi me encantaría tener un nuevo nieto-- sonríe pícara dirigiéndose a otro a otro exhibitor.

Para mi no ha sido difícil no pensar en sexo, pero a veces le miro sin camisa o cuando su espalda rosa con mis brazos por la noche, no puedo evitar respirar su aroma y desear besar su cuello; recuerdo como me miró cuando por accidente me desvestí frente de él, han sido meses desde que él no ha salido con ninguna chica, al menos no me ha llamado para zafarse de alguna situación, me es difícil pensar en eso pero creo que ahora no esta saliendo con nadie. Con una sonrisa en mi cara, siento como el pecho se me hincha, las manos me tiemblan y siento un frío agradable en mi espalda. 

--¿no te has decidido por ninguno?-- me mira con una dulce sonrisa -- pensé que estabas buscando alguno mientras estabas aquí parada. Ven vamos a otra tienda-- y me toma del brazo sacándome de ahí. 

Andrew se ha ido con Cesar, supongo que ahora esta buscando el regalo de Nana o el mio, así que Nana me ha llevado a una joyería. 

--he notado que te gustan los anillos, y como eso es algo especial quiero que elijas uno, el de tu agrado-- 

--se supone que no debo de saber lo que va a regalarme.--

--será nuestro secreto-- me sonríe. 

Todos me parecen hermosos, pero no me agradan mucho los diamantes, hasta que veo una pequeña sección de anillos victorianos. Miro con detenimiento y ahí esta un anillo gótico con un ruby alargado en forma de oval, es bellísimo. La chica que atiende me lo muestra y aunque dudo en probármelo, me ha quedado a la medida; agradezco y me doy la vuelta. Nana me espera del otro lado con un hermoso anillo de oro blanco con diamantes rosas, me lo he probado pero no me ha quedado y realmente no es de mi gusto. Pero a Nana le ha encantado y lo ha mandado a hacer a mi medida. Así que sonrió y le agradezco el gesto. 

Al salir de la tienda nos hemos encontrado con Hana y Helen, el pequeño Francis se ha quedado dormido y han decidido ir por un café esperando que los demás terminen. Yo  he preferido seguir sola, pues aún me ha faltado el regalo de Andrew. 

Nos despedimos en el elevador y al darme la vuelta he encontrado una chica repartiendo volantes con tarjetas rojas, le tomó uno y leo lo que tiene escrito, creo que éste podría ser el regalo perfecto para Andrew. 

Hemos caminado toda la tarde, con bolsas en mano todos regresamos al estacionamiento para regresar a casa. 

--¿estas cansada?-- me pregunta Andrew

--bastante-- sin dudarlo me recargo en el sillón del copiloto.

--¿te parece buena idea tomar un baño caliente?-- 

--me parece perfecto-- le sonrío con los ojos cerrados.

Lo siguiente que recuerdo es bajar de auto y subir las escaleras para tirarme en la cama, hasta que abro los ojos y la cara de Andrew frente de mi, me ha despertado para tomar un baño, lo ha preparado todo. 

--te llevaría yo mismo pero eso significa que tengo que desvestirte y por la cara que pusiste la otra vez, no quiero que salgas corriendo de nuevo.--

Cierro los ojos con fuerza, sonrío y siento mis orejas ponerse calientes, el ríe también. Me he levantado sin decir nada, no sé si es su mirada tierna que me ha dedicado o lo cerca que estamos, pero con un impulso le beso la mejilla cual tierna. 




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