De vuelta a...

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La semana terminó, a pesar de sentir que tardo tanto en llegar el fin de semana; salí todas las tardes a caminar, me senté en el parque a leer mi libro, cenaba fuera y luego regresaba a casa a bañarme y dormir, hacía de todo lo que fuese posible para poder hacer que el tiempo pasara rápido pero sentí que todo se movió más lento. 

Era sábado y veía el resultado de mis esfuerzos, pero el tiempo no pasó más rápido a causa de mi, simplemente paso y yo me alegré que así fuera; esperaba con gusto que llegará el domingo, día en que Andrew regresaba por la mañana, esperaba de verdad que no estuviera enojado, que no me guardara rencor y de ser así yo sería la persona más bueno con él. 

Como estaba haciendo en estos días, regresé a la casa después de cenar fuera, pasé al centro comercial a la tienda deportiva a la que fui con mi hermana y luego regresé a casa, cual fue mi sorpresa ver las luces del patio encendidas, miré hacia fuera pero no estaba el carro, supuse que si era él el carro debería de estar estacionado afuera, resolví en entrar cuando de repente en la cocina me lo encontré de frente.

--valla lo siento, no te escuche llegar-- se disculpó por el casi choco que logro librar colocando sus brazos sobre mis hombros para detenernos. 

Yo balbucee, no dije nada o intente hacerlo pero no lo logré. Él me sonrió, me colocó a un lado y siguió su camino. 

Deje lo que hube comprado en su lugar, pero mi corazón palpitaba de emoción, me sonreí esperando que no me viera, y seguí todo como si nada. 

--¿has cenado?--

--sí cene fuera--

Me miro con agrado y sentí que sus ojos se iluminaron al verme, pero seguimos sin decir nada. 

Se sentó en el sillón y encendió la televisión, me senté cerca suyo para mirar lo mismo, pero viendo que no se decidía por nada saqué el celular y revisé lo que pude con tal de parecer ocupada y que no tratara de hablar sobre nada; de nuevo me sentía nerviosa en su presencia, pero ahora sentía un deseo de hacerle tantas preguntas, de saber como estaba o si había cenado, pero me atormentaba la idea de pensar que estuvo con alguien, así que guardaba silencio para no averiguar sobre mi tormento. 

--¿quieres ver una película conmigo?-- me soltó de repente, levanté la vista para mirar la pantalla y netflix mostraba su menú. 

--¿qué vas a ver?-- le sonreí tímida.

--pues... no tengo idea, sabes de una buena película?--

--supongo que no quieres ver nada romántico, ¿verdad?.-- y le pedí el control estirando mi mano.

--no realmente, pero si tu quieres, yo puedo verla también, no hay nada interesante.-- y me cedió el control para acomodarse mejor al sillón.

La pantalla mostraba una de mis películas favoritas. La expresión que hizo fue hilarante, me reí un poco y presioné el botón sabiendo que también era de su agrado. 

--¿has visto esta película antes?-- deje el control en la mesa. 

--no lo creo, pero parece ser muy violenta y tu pareces tan tierna, que no sé si esta bien verla-- me sonreía, no pude si no ponerme roja por el cumplido recibido. 

--bueno, creo que es de las pocas películas que he visto más de una vez.-- me miró con sorpresa, sonrió de nuevo y complacido no despego su mirada de la pantalla. 

Una de las mejores películas que he visto que a pesar de ser de más de dos horas jamás sientes que ha durado tanto, el desierto amarillo que sirve como paraíso para la historia, el albino loco y ciego tocando la guitarra durante la persecución me parecía una idea tan extraña pero muy bien planteada, el elenco era fino en sus expresiones y el brazo de furiosa un gran efecto especial. 

El contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora