--Dormí tan rico en esa cama-- decía mi hermano mientras se acomodaba como gato en mi cama.
--son las ocho, déjame dormir otro rato-- le jalé las cobijas para ver si así se levantaba pero solo las tomó con fuerza para no caerse.
--tu tienes la culpa-- ronroneaba y acomodaba su cabeza en las almohadas del otro lado de la cama.
--¿y cómo es que yo tengo la culpa?-- me rendí, y me recosté debajo de las cobijas a su lado.
--escuche ruidos y voces y me dio miedo y me vine aquí contigo-- hablaba sin siquiera abrir sus ojos.
--lo siento, yo tampoco esperaba una llamada tan temprano--
--ya ni modo, vamos a dormir otro rato-- y en verdad se disponía a hacerlo.
--son casi las nueve y no tengo sueño, a ¿que hora vas a trabajar?--
--si es cierto, tengo que ir a trabajar, pero no quiero, otro ratito nada mas-- y no dijo nada después de eso.
Yo no pude volver a dormir, estaba un poco confundida con la llamada de Andrew y lo que sucedió después de eso, no estaba confundida en mis sentimientos hacía él, solo... la verdad no tenía idea de lo que sentía en ese momento.
No pasó mucho cuando mi hermano decidió despertarse, eran solo las 10 de la mañana y ambos decidimos levantarnos y comer algo. Fuimos a la cocina y entre los dos nos preparamos cereal, un poco de yogur y sacamos un paquete de galletas que compré el día anterior. Me gustaba tener compañía, me dí cuenta de que extrañaba a mi familia y recordé que no me gustaba pasar tanto tiempo sola, pero no había mucho que pudiera hacer, lo que sí podía era ir a hablar con mi papá, ya que aunque se enojara por lo que terminé haciendo, él tampoco podía hacer algo al respecto.
Terminamos el desayuno o más bien almuerzo, y nos quedamos un rato sobre la barra de la cocina hablando un poco, me preguntó sobre Andrew, le dije lo que pude, fue complicado hablar de alguien a quien no conocía, pero fui sincera y mi hermano no dudo de ninguna de mis palabras; me dijo que se sentía triste por como me fui de la casa y como estaban las cosas desde ese entonces, yo no creía que estuvieran tan mal, pero las cosas a él le suelen afectar de otro modo. Me contó sobre mi sobrina y como estaba siendo difícil para ella y que me extrañaba, después de todo era yo quien la cuidaba todas las mañanas, no era para menos. Me alegró saber que todos estaban bien al menos nadie estaba enfermo. Eran muchas emociones encontradas, todo al mismo tiempo me pasaba; pero incluso hablamos de como me sentía al estar casada, pero al igual que hablar de Andrew era poco lo que pude decir.
Antes de irse lo invité a comer a un restaurante pequeño cerca de la casa, lo encontré el otro día que salí y desde entonces tenía la intención de visitarlo, así que aproveché el momento.
Fue una mañana agradable, parte de la tarde lo fue también, hasta que tuve que despedirlo, lo cual fue un poco triste para ambos.
Regresé a casa con tantos pensamientos en mi cabeza, con emociones en mi estomago y realmente no sabía que hacer con todo eso, así que caminé lento y al llegar al parque que esta al frente de nuestra calle decidí detenerme, sentarme y ver a las personas que paseaban con sus perros por ahí, la idea de regresar a casa sola, no me emocionaba.
Pero al final tenía que regresar y una hora después de descansar caminé de regreso a paso lento.
Todo estaba exactamente igual al llegar a casa, creo que por unos instantes deseaba estar rodeada de mi familia o de alguien con quien conversar.
De repente escucho una puerta en la parte superior cerrarse y alguien caminar en dirección de la sala, mi corazón se detuvo y tuve miedo paralizante, no supe que hacer, ahora tenía mil cosas sucediendo en mi cabeza y pensaba en las cosas horrendas que estaban por sucederme.
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El contrato.
No FicciónJulia y Andrew se conocieron a través de una pagina de Internet en la que se encuentran los empresarios y millonarios, pero también las chicas y chicos que andan en busca de un "patrocinador" que les ayude en sus negocios o educación. Los empresari...