Con los ojos bien abiertos miré a Andrew que se agachó en silencio y luego comenzó a reir.
--creo que si te digo lo cansado que estoy y que ahora deseo irme a dormir, no vas a dejarme tan facilmente, ¿verdad?.-- contestó entre risas.
--por supuesto, además no es hora de dormir todavía-- y con eso mandó a pedir a Hana el té.-- será mejor que pasemos al salón, puesto que ya sabes que lo mejor es esperar la hora de dormir para recuperarse del jetlag, ¿o me equivoco?-- dijo levantándose de la mesa.
--¿quieres quedarte, o prefieres irte a descansar?-- me preguntó Andrew.
Observe a su madre que se detuvo en el pasillo. --oh vamos, dejala quedarse, quiero escuchar a ambos, además las chicas siempre tienen algo mejor que decir.-- y siguió su camino.
No tuvimos más opción que seguir a su madre.
Se sirvió el té y unos postres en la mesa, los cuales se veían deliciosos, nos sentamos en los cómodos sillones y en un silencio que esperaba lo inevitable, su madre nos miraba detenidamente.
En ese momento como si algo se hubiera apoderado de mi y me cambiara por completo comencé a hablar, para la sorpresa de todos, pero sobre todo de Andrew que me miraba estupefacto.
--no fue algo muy romántico-- comencé-- de hecho fue muy casual, yo estaba en busca de trabajo y fui a parar a una cafetería, como había mucha gente la persona que limpiaba las mesas se tardó demasiado, entonces me levanté y comencé a limpiar, en eso Andrew se sentó justo ahí, yo me sentí bastante molesta, pero no dije nada, limpié la mesa tiré la basura y casi salí del lugar cuando recordé que mis pertenencias seguían en la silla. Me paré de frente y le dije: "disculpa.." pero no me dejó terminar, me miró y ordenó un expreso, incluso me dijo que le sorprendió que ahora se pudiera pedir desde la mesa ya que odiaba las filas de siempre, quise reír pero le seguí la corriente, "¿un expreso solamente?" le pregunté, y me miró con una sonrisa que me encantó, apenada baje la mirada y me dí la vuelta, pedí el expreso en la fila a lo que él no se dio cuenta pues miraba con detenimiento su ipad, tomé mi bebida y su café y lo coloqué en la mesa, me senté en el sillón frente a él que por fin volvió a mirarme. "¿disculpa?", me dijo de nuevo, yo solo sonreí y le dije "no te parece que una chica te invite tu café?, si no te gusta, podrías pasarme las cosas que están en el asiento, ya que llegaste justo en el momento que limpiaba la mesa para tomarme mi té". Me miró, sonrió con su bella sonrisa, y pasamos una excelente tarde, de hecho, me propuso matrimonio en esa misma cafetería.
-- ¡¿Ese mismo día?!-- sorprendida preguntó la Señora Kemp.
--no, por supuesto que no, pero no tardó ni un año en hacerlo-- terminé, miré a Andrew y le sonreí.
--debo decir que me sorprendió mucho, por eso la deje sentarse conmigo-- y con una sonrisa muy sincera me miró, como si me agradeciera la historia y me rodeó con su brazo.
--¿es por eso que no dejabas de ir a esa cafetería?-- preguntó Cesar.
--no quise decirte nada, hasta no estar seguro de ella, pero sí.--
--¿y como mantuvieron el contacto?-- añadió Hana.
--Cuando ella se levantó y se despidió, le pregunté sobre cuando me invitaría un café de nuevo, sacó su celular, y me pidió mi numero. Me llamó en ese instante, sonrió y se fue diciendo "yo te llamo".-- el toque que le dio al final de la historia fue muy dulce de su parte.
Ahora me sentía más tranquila, las preguntas no dejaron de saltarnos y entre bromas todos consideraron que realmente fue algo muy casual, la Señora Kemp me miraba con ternura y siempre me ofrecía un pastelito más o un poco de té extra, no tuve conciencia del tiempo hasta que sin querer un enorme bostezo salió de mi boca.
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El contrato.
No FicciónJulia y Andrew se conocieron a través de una pagina de Internet en la que se encuentran los empresarios y millonarios, pero también las chicas y chicos que andan en busca de un "patrocinador" que les ayude en sus negocios o educación. Los empresari...