Llegaba septiembre y con ello el hacer maletas, el clima seco y poco caluroso que le daba un cálido color del otoño a la ciudad era para mi sorpresa el menos agradable, hasta ahora no había sentido la pena de tener que marcharme tan lejos, y mucho menos la pena de hacerlo sin el placer de desearlo, tal vez por eso sentía que el color naranja del cielo por la tarde ya no era tan bonito como llegué a pensar antes.
Una semana antes el cumpleaños de mi sobrina fue celebrado a lo grande, Andrew nos concedió la casa a mi y a mi familia para hacerle una pequeña reunión a la festejada con algunas amigas, me sentí aliviada de no tener que hacer una fiesta grande así mis familiares no se pondrían a hablar sobre lo rápido que fue mi matrimonio que para sorpresa suya no fue por un embarazo.
Mi hermosa sobrina la paso en grande comiendo todos los dulces que pudo y rompiendo una gran piñata, terminó cansadísima pero fue una oportunidad de pasar un buen tiempo antes de nuestra partida.
Mi familia ya sabía la noticia, el domingo, después de nuestra discusión, cuando fui a casa para visitarlos les conté lo que sentía era el peor viaje de mi vida, aunque no dije que lo era, nadie me vio tan emocionada que incluso sentí que ellos tampoco lo estaban por mi, mi papá me dijo que si no deseaba ir no fuera, pero le dije que así como yo les conté sobre Andrew, suponía que así deseaba él que me conocieran y por ese motivo deseaba acompañarlo aunque fuese difícil para mi.
Entre ese domingo de visita con mi familia hasta la fiesta de mi sobrina, dormimos en diferentes habitaciones, hablando muy poco cuando estaba en casa, yo lo sentía malhumorado y resentido, así que hacía lo posible por no decir nada fuera de lugar y solamente ser una persona de los más amable sin tener que decir mucho, le atendí en la mesa en silencio, encendía el televisor y si encontraba algún deporte que le gustara lo dejaba y si le interesaba se acercaba así yo podía sentarme en paz a su lado, le compré algunas cervezas de su gusto y las deje en el refrigerador, yo incluso me llegué a tomar un par mientras el se bebía otra.
Convivimos en una austera paz, incluyendo cuando él prefirió dormir en el suelo que compartir la cama conmigo cuando mi familia se quedó con nosotros después de la fiesta de mi sobrina, la cual supimos sobrellevar muy bien, él de un lado con los fieles acompañantes y testigos de nuestra boda y yo con mi familia, solo hablamos lo necesariamente cortés cuando se presentó la oportunidad y hasta que el último miembro de mi familia puso un pie afuera el día después.
Pero ahora estaba yo con la cara larga, preparando lo que necesitase para el viaje, empaqué poco ya que no tenía mucha ropa de invierno y Andrew me dijo que una vez allá compraríamos algo, así que metí mis botas favoritas, tres pares de pantalones y un par de zapatos bajos varias de mis blusas favoritas y suéteres y chamarras, si él no se proponía lo dicho de comprar ropa, yo tenía lo suficiente para poder hacerlo, así que con la maleta grande pero medio vacía dije que estaba lista para el viaje.
Deje las llaves de la casa a mi papá y Andrew le dejo una copia de las del carro insistiendo en que se lo llevara y lo usara lo cual agradecí por ese gesto tan generoso, mi papá me prometió ir para revisar que todo estuviese bien, lo cual yo volví a agradecer muy contenta, y un tres de septiembre , con ayuda de mi padre que nos fue a dejar al aeropuerto por la mañana antes de que saliera el sol, salimos rumbo a lo que yo seguía insistiendo, era el peor viaje de mi vida.
Fueron poco más de diez horas, fue cansado, sin escalas pero con mucha comida y buenos asientos, era tan caro y cómodo como esperaba pero me alegraba el tener los lujos para descansar bien entre nuestro trato silencioso, del cual me estaba aburriendo pero al que me conformé.
Dormí unas siete horas seguidas, lo cual agradecí a las pastillas para mareos y las casi cuatro horas siguientes las pasé entre una película y la mitad de otra.
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El contrato.
Non-FictionJulia y Andrew se conocieron a través de una pagina de Internet en la que se encuentran los empresarios y millonarios, pero también las chicas y chicos que andan en busca de un "patrocinador" que les ayude en sus negocios o educación. Los empresari...