Como si fuera cierto.

140 10 1
                                    

Escuché la puerta de nuevo, esos ruidos naturales que no deberían de levantarme, pero siempre lo han hecho, las probabilidades de que me levante con ruidos es casi seguro, un 99% diría yo. Así que me pareció normal despertar al escuchar a Andrew salir de su habitación y quedarme en cama mirando la hora, 6:45 am, era terrible para mi despertar a esa hora, solo tenía que cerrar los ojos y volver al sueño que acabo de olvidar, pero no pude, me quede despierta dormitando en veces, esperando el crujir de la puerta cuando se abriera y luego se cerrara, esa era mi señal para saber que estaba sola de nuevo.

7:05 am, el esperado crujido a sonado y como si fuera mi reloj indicador para levantarme, salto de la cama y camino a prisa, bajo las escaleras descalza hasta que el frío del piso de la cocina me alerta los pies, "debí ponerme calcetines" pero es tarde y ya estoy aquí, frente a la panera. El emparedado que deje anoche ya no esta, y la nota junto a él sigue aquí, pero ya no únicamente con mis letras, un "Gracias, que tengas lindo día" en manuscrito perfecto me ha arrebatado una gran sonrisa. Me ha hecho el día, pues lo único que hago es sonreír de tanto en tanto cuando recuerdo esa mañana.

Vuelvo a la cama, cierro los ojos y como si fuera de cuento, duermo de nuevo hasta las 10 de la mañana.

No tengo mucho que hacer, planeo ir a ver a mi familia de nuevo, aunque pienso que es muy pronto, así que solo comienzo a limpiar la casa.

He pasado la tarde mirando mis redes sociales, un par de series y cocinado algo sencillo, cuando la puerta se abre.

4:45 pm

--hola, ¿que tal?--. es un saludo extraño a mi parecer de parte de Andrew.

Cuando he volteado hacia la puerta lo veo cargando un par de cajas.

--¿necesitas ayuda?.

--Me vendría bien una mano.

Me levanto y tomo la caja que casi le cubre el rostro, no es muy pesada así que la manejo con facilidad.

--dejémosla aquí, afuera en el carro tengo un poco más.

Dejamos junto a la puerta las cajas y salimos al carro por las otras que ha dicho.

--¿dónde esta?.

--que cosa.

--tu carro.

--en la cochera.

--¿tenemos cochera?.

--por supuesto, esta del otro lado--. Me dijo al dar la vuelta por un pasillo angosto del lado contrarío al jardín; nunca pasé por aquí, pensaba que era solo un pasillo angosto sin salida, pero no, era un pasillo angosto que llevaba a una puerta, que llevaba a una cochera cuando la abrías.

--¿no crees que no tiene sentido?, es como un callejón, ni siquiera parece nuestra cochera--. dije recordando la otra noche que llegué y pensaba que el carro estaba afuera en la calle, lo cual no me pareció muy seguro, pero ahora descubría que eramos dueños de una cochera.

--creo que fue hecha después de la casa. O más bien, la añadieron, como si fuese compartida por la otra casa.

—¿quiénes son los vecinos?.

—no tenemos, la casa está vacía, lo cual me parece bueno.

—no, si alguien logra entrar a esa casa vacía y descubre que puede entrar a la nuestra, no me parece buena idea.

—no te preocupes, estamos bien.

Hablábamos mientras sacábamos las cajas de la cajuela del carro y las cargábamos hasta el patio, frente a la puerta, íbamos y veníamos, hasta que terminamos y toco el turno de meter las cajas a la casa, dejarlas junto a las escaleras y luego subirlas hasta la habitación, es decir a mi habitación.

El contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora