Me desperté sin Andrew a mi lado, supuse que había regresado al trabajo, ni siquiera me percaté de la hora en que salió y ahora mismo eran las 9 de la mañana.
Me levanté al escuchar la voz de mi sobrina cuando pasaba por el pasillo y tocó a mi puerta.
—¿qué haces despierta?
—no me gusta estar sola en el cuarto, puedo acostarme contigo?.
—solo un ratito—. Abrí la puerta dejándola pasar, ella de un salto llegó a la cama, se acomodó entre las cobijas, yo me fui con ella, nos recostamos muy pegadas y reímos sin saber por qué. Hablamos de cosas que a ella le gustan, me dijo que extrañaba su casa pero que extrañaba más que yo estuviera ahí, me contó que no le gustaba mucho que estuviera casada, porque me extrañaba; eso fue algo muy dulce de su parte, mi corazón se derretía y deseaba con todas mis fuerzas cambiar algo para tenerla a mi lado todos los días, pero dentro de mi, existía un verdadero sentimiento que deseaba ocultar y es que me gustaba ser la esposa de Andrew, me gustaba la casa donde vivíamos y me gustaba dormir a su lado, amaba a mi sobrina con todo mi corazón y en verdad deseaba tenerla cerca de mi todo el tiempo, pero no deseaba cambiar el que Andrew estuviera en mi vida.
Un rato más tarde después de convencerla de que todo iba a estar bien y que no tenía porque preocuparse, que jamás la olvidaría y que los visitaría con frecuencia o que ellos eran bienvenidos todo el tiempo, bajamos a la cocina, mi papá ya estaba ahí y me preguntó por un poco de café, desayunamos juntos y pasamos el día en la casa sin hacer nada especial, mi sobrina disfrutaba tanto el jardín que me hizo notar que sería mucho mejor con unos columpios o juegos para niños, así que le prometí que lo platicaría con Andrew para saber como podríamos arreglarlo. Eso la emocionó muchísimo.
El día pasaba y preparé la comida junto a Valentina, ella se daba cuenta de que pronto partiría a casa y me platicó que se sentía emocionada pero a la vez triste. Comimos de nuevo los tres solos y comenzamos a preparar la ropa que mis hermanos lavaron la noche anterior, colocamos sus cosas cerca de la puerta para que cuando llegará la hora todo fuera rápido.
Andrew me llamó poco después de las 6, preocupado por llegar tarde pero pidiendome que no dejará que mi papá y sobrina salieran de casa solos, que en breve estaba llegando, así que convencí a mi papá de esperar un poco más.
Casi las 7 y la puerta se abría dando paso a Andrew.
—veo que ya están listos, disculpen la demora, solo voy a dejar mis cosas y ya nos vamos, hola linda.— todo estaba bien, abrió la puerta, paso y saludo de mano a mi papá pero cuando me vio y me saludo, beso mi frente.
Quise no dar la impresión de estar impresionada, pero sé que actué raro y los tonos rojos subieron y bajaron por mi frente, espere que mi papá no dijera nada, pero al voltear a verlo, que fue algo como un reflejo, solo noté una risa casi burlona.
Como dijo, Andrew bajo enseguida, ahora solo en vez de camisa llevaba una sudadera, cargando algunas cosas que estaban cerca de la puerta preguntando si eran las correctas a lo que yo asentí.
Mi papá cargo el resto y Valentina y yo salimos tomadas de la mano cerrando las puertas.
El recorrido de regreso a casa fue cansado, el tráfico era malo y parecía no tener fin, tuvimos que amenizarlo con música en la radio, mi papá y Andrew hablaban sobre cosas que no quise poner atención mientras Valentina y yo jugábamos "veo, veo". Llegamos a casa cansados del viaje, dejamos a mi familia en la puerta, subimos al carro y regresamos a casa.
A casa, mi casa, al lado de Andrew quien me miraba con ternura mientras manejaba de regreso. Casi podía decirlo, casi podría confirmarlo, que estaba casada, felizmente casada.
Como si fuera cierto, como si nunca hubiera existido un contrato.
De vez en cuando miraba su rostro y sonreía, él es tan atractivo, no dejo de sonreír viendo su sonrisa, la manera en que baja la mirada después de sonreírme. No puedo negar que me atrae, que su físico es completamente sexy, que siento escalofríos cuando me toca la mano, o como mi estomago subía y bajaba después de su beso en mi mejilla.
Por un momento me hace olvidar todo, me hace olvidar nuestro contrato y me dan ganas de lanzarme a sus brazos para disfrutar de su cuerpo, de su calor; pero lo guardo todo bien en mi mente para que mi corazón no se engañe, "esto no me pertenece" me digo, "esto no es mío" me repito, "esto es solo temporal" me convenzo a mí misma, bajo la mirada cuando él me descubre observándolo, pero esta vez nota algo, mi sonrisa ha cambiado, mi mirada es triste y vuelvo a ser yo de nuevo, vuelvo la mirada hacia la ventana mirando cualquier cosa procurando no cruzar con sus ojos de nuevo. No digo nada más de regreso a casa, solo lo necesario.
El camino es tranquilo ahora, la noche es fresca y bajo un poco la ventana para que entre el viento, estamos casi por llegar a casa, el sueño me invade.
—creo que no tiene caso que use la otra habitación— me dice convencido entrando a la mía. —mis cosas están aquí y me gusta más esta cama—. Confirma.
—no creo que sea buena idea, pero igual no le gusta pasar la noche sola— dije llevando mis cosas de nuevo al baño.
La idea me aterraba, era una clase miedo y arriesgue revuelto con emoción y deseo.
—pues aquí estaré durmiendo—, escuché que dijo antes de cerrar la puerta del baño.
Sonreí cuando lo escuché, también me agradaba la idea.
Al salir ya estaba en la cama, arropado y con los ojos cerrados, no dije nada para despertarlo, solo me fui a la cama, lo mire unos instantes antes de apagar la luz, lo observé profundamente, disfrute mirarlo y luego apagué la lampara.
Esta vez no le di la espalda, acerqué mi rostro al suyo, casi pude sentir su aliento, lo miré en la oscuridad hasta que el sueño me consumió.
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El contrato.
Non-FictionJulia y Andrew se conocieron a través de una pagina de Internet en la que se encuentran los empresarios y millonarios, pero también las chicas y chicos que andan en busca de un "patrocinador" que les ayude en sus negocios o educación. Los empresari...