Capítulo 7

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Philip

Había entendido el mensaje, fuerte y claro, ella no me quería en su vida, lo entendía y no volvería a insistir. Simplemente tendría que buscar a otra chica, Theodosia al final no era tan especial.

Sabía que ella asistiría a la cena de hoy, no me entusiasma verla y menos que ahora sabe cómo me siento y no parece importarle.

Seguramente es como otras señoritas.

Buscaba que mi mente justificara mi sentir.

Empecé a tocar el piano del estudio, era bastante temprano y mi mamá no tardó en llegar a mi lado.

Ella sonrió al ver que tocaba la melodía que tocábamos cuando era más pequeño.

- Un, Doux, Trois, Quatre, Cinq, Six, Sept, Huit, Neuf.- Empecé a cantar.

Mi madre me abrazó, era lo que más necesitaba en aquel momento, a mi madre.

- ¿Qué pasa Philip? Ayer regresaste muy triste del muelle.

- Todo está bien mamá.

Volvió a abrazarme sin estar completamente convencida.

- Me alegra saber que las primeras lecciones de francés que aprendiste conmigo te sirvieron de algo.

Cambió el tema antes de dejar un beso en mi mejilla y salir de la habitación.
...

Cuando llegué esperaba que Theodosia ya estuviera ahí pero no fue así.

Un momento después Theodosia me saludó desde lejos y yo no respondí, su cara se tornó algo triste.

Un rato después ella se me acercó.

- Philip tenemos que hablar.

- El mensaje quedó muy claro Señorita Theodosia, y Señor Hamilton para usted.

Ella frunció el ceño algo extrañada.

- ¿A qué mensaje se refiere?

- Usted no llegó al muelle anoche.- Su cara expresaba enojo pero después respiró hondo.

- Eso era lo que venía a explicarle.

- Prácticamente una excusa, Señorita me fue muy difícil dejar esa carta, ¿Qué tan difícil le era pedir permiso y llegar?- Está vez su cara expresaba algo de enojo y tristeza.

- Si lo fue, pero al parecer usted no quiere escucharme.- Ella se dio media vuelta y se fue.

Y me demostró que no tenía nada en especial. Noté algunos moretones en sus brazos, tallé mis ojos, seguramente solo mi vista me había fallado, ya estaba lejos y no podría comprobar si realmente mi visión era incorrecta.

Theodosia.

Si tan solo supiera todo lo que me pasó.

Pero no iba a resignarme, definitivamente es un mujeriego que solo buscaba seducirme y después ir a por otra.

- Hija hora de tu presentación.

Me levanté de la silla y fui caminando hasta llegar al piano, Philip se había dado cuenta de que cojeaba y en su cara pude ver algo de arrepentimiento.

Me senté ahí y empecé a tocar la canción que había tocado con él una de las primeras veces que hablamos, veía como sus manos se movían como si fuera el quien tocaba la pieza.

Toqué otras 6 canciones, y al final aplaudieron muchísimo.

Philip no se me acercó en el resto de la noche, ni yo a él.

Cuando hablé al respecto de eso con Eleanor ella luchaba por no usar un millón de palabras anti sonantes de las cuales la mayoría yo desconocía, usó algunas en otros idiomas pues no quería que yo pensara que era una grosera, jamás pensaría eso de ella pero prefiere evitarlo.

...

Los siguientes días nos topamos pero ni siquiera nos dirigimos la mirada, tenía que mantener el espacio con él al igual que con otros chicos, cuando él me veía conversando con algún otro chico culto o atractivo ponía una cara llena de seriedad y parecía que a veces quería hablarme pero nunca lo hacía.

Comúnmente solo me observaba por un rato y daba una media vuelta muy marcada y se iba, evitándome por completo.

Sin embargo fue cuando tuve en mi mano un periódico cuando no sabía que pensar.

Estaba a primera hoja la noticia, recalcada y expresando que era la más importante.

El Panfleto Reynolds.

Cuando empecé a leerlo no podía creer todo aquello que decía.

Alexander Hamilton le había sido infiel a su esposa embarazada Elizabeth Schuyler con una tal María Reynolds durante un año, inclusive mostró cartas que María le había enviado, James Reynolds lo sobornó por tanto tiempo para que no le dijera a Eliza pero al parecer cayó en una trampa y por eso escribía el panfleto.

A decir verdad había escuchado rumores pero nunca me imaginé que sería cierto.

Tampoco podía imaginar todo aquello que Philip podía estar sintiendo en aquel momento. El documento era tan explicito, señalaba todas las ocasiones en las que el Sr.Hamilton había hecho...

Con todas las esperanzas que tenía decidí ir al muelle donde me había citado, tal vez el muelle era como la biblioteca para mí, un lugar de resguardo.

Él estaba ahí sentado, sus pies colgaban por el puente del muelle y yo me senté a su lado.

Pude notar que sus ojos se encontraban rojos, seguramente de tanto llorar, sus labios estaban muy secos y tenía una gran palidez en su piel.

- Theodosia no quiero verte.

Sin embargo me quedé allí, sin que preguntara o me lo pidiera empecé a contarle porque no había llegado al muelle cuando puso la carta en mi almohada.

Seguido de eso me levanté y al empezar a caminar de regreso el tomo mi brazo.

- ¿Cómo está tu pierna?- Era una persona impresionante, a pesar de todo lo que le está pasando, dejó de pensar en el solo para preguntar cómo me encontraba, al final si se había percatado de cómo cojeaba a pesar de que trataba de ocultarlo.

- Mejor.- Me quedé ahí parada a su lado, sabía que eso podría ser suficiente, debía de ser suficiente, seguramente el arrepentimiento lo consumía y el panfleto, no me imagino con que ojos ve a su padre.

Si él la estaba pasando mal ni siquiera me imagino como lo estuviera pasando Eliza, la había visto en algunos bailes, es una persona tan alegre que cada vez que su mirada se topaba con la de su esposo veía algo especial, como un brillo en sus ojos.

¿Pero ahora?, Eso es algo muy triste, perdió al hombre que ama solo por una apariencia y por el roce de pieles.

Cartas para Theodosia (Phildosia)#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora