Capítulo 44

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>>Lo prometo si eso calmara tus últimos momentos de vida...<<

Philip

- Míralo a los ojos, no apuntes más alto, junta todo el coraje que requieras, luego cuenta..

Apreté los hombros de Richard, todos lo envolvimos en un abrazo, Enjoulras le tendió la pistola... Moriría...

- Uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho nueve...

Todos recitabamos a la vez.

- Número ¡Diez pasos!- Susurró Joshua.

-¡Fuego!- Gritamos el segundo de Eaker y yo.

Pero ninguno de los dos disparó, los dos se quedaron helados viendo el arma del otro, ambos temblaban tanto.

Aquellos minutos fueron infinitos, incluso cuando Richard dejó caer su arma a el suelo, Eaker aún le apuntaba, pero al final tiró su arma al piso.

- La mayoría de las disputas mueren y ninguno dispara...

Eaker tenía la cabeza mirando al suelo, Enjoulras pateó ambas armas lejos y abrazó a Richard.

Hasta en el último momento, mi amigo Enjoulras o croissant sería cariñoso, cosas de Franceses.

Todos estábamos sin aliento, los presentes empezaron a irse, también abracé a Richard, temblaba y había horror en sus ojos.

Me preguntaba si alguna vez sentiría algo así, la muerte acariciando mi cara al sentir el disparo en mi torso.

Eaker se fué y lo primero que pensé fué...

- No debo de dejar que ridiculice el legado de mi padre.

- ¿Qué quieres decir Philip?

- Lo retaré a un duelo.

- Ya déjalo Philip...

- Nadie debería hablar así de mi padre... Tendrá que disculparse, si no lo veré mañana aquí en el amanecer.

- ¿Donde crees que allá ido?

- Preguntare en la ciudad...

Conozcan al graduado mas reciente del King's college, no deberia presumir, pero, asombro y sorprendo, los maestros dicen que tengo el mismo talento e inteligencia que mi papá, las damas dicen que mi inteligencia no es lo unico en lo que me parezco, tengo solo 19 pero mi mente es más vieja, debo ser yo mismo, como mi padre, pero mas valiente.

Cargo su legado con orgullo...

Cuando era pequeño lo escuchaba decir que algun día, yo iba a sorprender a todos...

Me quedé en el marco de la puerta de Theodosia, viendola dormir por un buen rato, cuando noté que estaba por despertar, salí de su cuarto y de la casa de los Burr, ví a un par de señoritas a lo lejos.

- Damas, busco a un tal Señor George Eacker... Dio un discurso hace dos días, fue nuestro hablante el Cuatro de Julio, el menosprecio el legado de mi padre frente A una multitud, no puedo permitir eso, voy a enorgullecer a mi padre.

- Lo vi por Broadway unas cuadras más arriba, estaba por ver una obra.

- Bien, ire a visitar su palco.

- Dios, eres un pillo.- Dijo una de las chicas guiñándome el ojo, fruncí el ceño y trate de recordar.

¿Que les parece si nos quitamos hasta los calcetines?

Con aquellas chicas estaba cuando ví a Theodosia por primera vez en aquel baile de invierno.

Sorprender a todos.

Seguí mi rumbo hacia el lugar señalado por las chicas, pregunté a un guardia si Eaker estaba ahí, pero antes incluso de que me respondiera lo ví cómodamente en un asiento.

- ¡George!

- Shh

- ¡George!

- ¡Shh, estoy intentando ver la obra!

- Debiste haber cuidado tu boca antes de hablar acerca de mi padre.- Apreté los puños, si seguía ignorando me ahí mismo le daría un golpe.

- No dije nada que no fuera verdad, tu padre es un rufian, y al parecer, tú también.

- ¡Oooooooooooh!- Exclamaron los acompañantes de Eaker.

- ¿Así será?

- Sí, yo no me hago el tonto, no soy como tus amiguitos de la escuela... O como ese tal Richard.

- Bien, te vere en el lugar de duelo, a menos que quieras salir y arreglarlo ahora.

- Se donde encontrarte, largate, estoy viendo la obra ahora.

Me dí media vuelta y salí de ahí, estaba nervioso pero no debía mostrarlo.

Regresé a casa y tomé mi pluma y un par de hojas.

Eaker no dispararía... No lo hizo con Richard.

Mi más querida, Theodosia.

Han sido tantas cartas que he pensado que serán las últimas, pero si recibes esta se que no habrán más... Si recibes está carta es porque no he sobrevivido a el duelo, lamento haber puesto nuestra felicidad antes que un estúpido legado.

Aún no empieza el duelo, y estoy temblando por completo, siento las lágrimas recorrer mis ojos tan solo con la idea de que ya no te veré nunca.

Lamento ser un idiota...

Pero si no sobrevivo, prométeme que seguirás adelante, aún eres joven, eres tan hermosa e inteligente que estoy seguro de que no te será difícil encontrar otro pretendiente.

Anexados a esta carta van todos los poemas que jamás pude mostrarte, créeme que tendría que tener más de una vida para escribir de alguien como tú.

No olvides que en la noche, todos mis recuerdos llevan tu nombre...

Te ruego de rodillas que me olvides si hace falta, no puedo cargar con la culpa de que gracias a mi idiotez, tu dejes de sonreír tan radiante.

Simplemente espero que nunca llegue el momento de que leas esta carta, que todo en el duelo salga bien pero por si acaso, me encargaré de que a través de esta carta sepas lo mucho que te amo, hasta en el último día, tu recuerdo invadirá mi pensamiento, en un rato iré a contigo, probablemente sea el último día que pasemos juntos.

Que el último día de mi vida sea el más feliz pues estoy a tu lado, perdido en el mar de tus cabellos, perdido en la suavidad de tus labios, perdido en la mente brillante que eres, perdido en el abismo de tus ojos, perdido en todo tu ser.

Mi sueño y adoración te volviste tu, te amo nunca lo dudes, incluso ahora que te doy la espalda te amo infinitamente.

Es tan difícil decir adiós, se que volveremos a encontrarnos, por ahora mis manos solo pueden escribir un hasta luego... Con esperanza de volver a verte del otro lado.

Estoy tan feliz de la vida que tuve, pude concer a alguien tan maravillosa como tú...

Así que... Mi amor, toma tu tiempo, te veo del otro lado...

Atte. Tu poeta y aquel que desde siempre ha querido lo mejor para tí.

Philip Hamilton.

De mis ojos escurrían varias lágrimas.

- ¿Estás bien?

Dijo la vocecita de mi hermana, ella corrió a abrazarme.

- Estoy más feliz que nunca Angie...

Acaricié su cabello.

Cartas para Theodosia (Phildosia)#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora