Capítulo 20:

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Philip

Era extraño estar en mí posición.

La mujer que amaba me amaba pero no podía ser... Me recordaba a Romeo y Julieta, aquella novela que odiaba con todo mi ser, ¿Tan superficiales solo Theo y yo?... No lo creo.

Mi padre intentaba acercarse de nuevo a mi madre, poco a poco lo iba logrando pero sabía que aquella herida en el corazón no iba a sanar tan fácilmente.

A veces veía un reflejo de mi padre en el espejo al verme, lo cual solo me asustaba demasiado, no quería convertirme en él y me encargue de recalcarlo cada vez que el intentaba mantener una conversación conmigo.

Era algo extraño pues me había convertido en la sombra de mi padre, un mujeriego, pero ahora las cosas empezaban a cambiar.

Supongo que mi mente trato de refugiarse tantas veces en distintos libros, tratando de prestar más atención en aquellas historias en vez de mi vida que no me di cuenta cuando mi vida empezó a ser un desastre.

Había dejado de estudiar, faltaba a menudo a la Universidad, ya ni siquiera tenía ganas de escribir.

Esperé tanto por aquella carta de Theodosia, esa carta que nunca llegó.

Los relojes no retroceden ni se detienen, ¿Pero de qué me servía que el tiempo avanzará si ni siquiera podía compartir lo con aquella persona a quién amaba?

Miré el libro de Romeo y Julieta en mis mesa de noche.

¿Sería capaz de casarme con ella a escondidas?

Me di cuenta de que aquel libro no era superficial, si no qué tal vez relataba la desesperación de aquellos dos jóvenes enamorados, como Theodosia y yo.

Tomé el libro entre mis manos.

¿Por qué amar es lo que más rompe en este mundo?

Empecé a hojear lo, tratando de convencerme de dejarlo en su lugar, pero empecé a leer las primeras páginas, luego continue leyendo más y más.

Theodosia

Así fue como al día siguiente empecé a organizar la boda.

— ¿Blanco o hueso?

Una mujer me mostraba un par de pedazos de tela que eran de un color casi igual.

—Me gusta más el turquesa que está en aquella silla.

La chica asintió y fue por más cosas que escogería.

Mi prometido ahora estaba trabajando con Thomas Jefferson, prometió llegar a tiempo pero ambos sabíamos que eso no sería posible.

— Theodosia...

Me giré para ver de quién se trataba. Para mí sorpresa se trataba de la ex prometida de Philip.

— Si diga...

La chica me soltó una cachetada, toqué mi mejilla, sentía un ardor en esta, no sabía si había provocado tanto daño como pensaba pero no hice nada, solo miré al suelo, tal vez me lo merecía por destruir su matrimonio, ¿Pero como lo supo?

En su mano había unos cuadernos que tiró al suelo con desesperación.

Acto seguido está se fué, no entendía lo que pasaba, su bebé ni siquiera pertenece a Philip.

Recogí aquellos cuadernos, había varios poemas de la autoría de Philip, por otro lado había unas cartas con el sello abierto.

Agradecí a la Señorita por su apoyo, al día siguiente acudiría de nuevo a planificar, pero por ahora tenía que volver a casa.

No había nadie en esta, fue fácil subir a mi cuarto con todas las cosas que la chica arrojó.

Poco a poco empecé a adentrarme en las cartas.

"Mi más querida, Mary.

Mi compromiso es algo redundante en nuestra relación, está tiene que terminar.

Gocé todo lo que debía contigo, pero no puedo casarme con una mujer que tiene un hijo que no es mío, debiste de ser más cuidadosa, tal vez así pudiste caminar en el altar hacia mi.

Mi prometida piensa que la amo, pero ambos sabemos que cualquier relación que tenga será po conveniencia , necesito el apoyo de su padre si quiero pertenecer pronto a el senado.

Tal vez esta carta sea la última que te escriba, no me arrepiento de la aventura que tuvimos."

Habían desplomado demasiada tinta en la firma que ni siquiera está era visible.

Trate de ver más cartas pero solo mostraban a un amor a escondidas aunque solo se reunian para sesiones que involucraran algún mérito corporal, yo no sabía mucho del tema pero al leer con cuidado las cartas, me fue fácil identificar a unos amantes desesperados.

No podía decir que Philip era mi amante, lo nuestro involucraba algo más que piel, apenas y nos habíamos dado un beso, además de que realmente me hacía sentir tan feliz... ¿Hacía?... ¿Por qué empiezo a pensar en pasado?

Guardé las cartas, tal vez podrían servirme para después, las guarde en el mismo baúl donde tenía las cartas de Philip.

Al bajar de nuevo a la planta baja de la casa, ví varias maletas junto a mi prometido.

— Hola hermosa...

Le saludó dándome un beso corto en los labios.

— Hola...

Forcé una sonrisa, ¿Qué hacía el aquí?

— Lamento no ser puntual para escoger las cosas, pero tenía que alistar mis cosas.

Ambos miramos las maletas.

— ¿A donde viajarás?

— De hecho empacaba para quedarme aquí, tu padre me dijo que era una casa muy grande para que solo John y el vivieran después de la boda así que me invitaron a vivir un tiempo acá.

Ya ni siquiera podría tener privacidad en mi propia casa.

— ¡Me alegra mucho que vivas con nosotros!

Mentí, últimamente mentía y fingía tanto que se podía decir que era una gran experta en el tema.

El sólo me abrazó.

— Dormiré a lado de tu cuarto, así podemos pasar más tiempo juntos.

Mi futuro estaba forzado a estar con Eaker.

Solo asentí abrazando su torso.

El empezó a dejar besos en toda mi cara y después empezó a besar mi cuello tomándome de la cintura, lo empujé con fuerza alejándome de el.

—¿¡Qué te sucede!?

Sin contestar el salió de la casa.

Cartas para Theodosia (Phildosia)#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora