Capítulo 46

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Philip

Abracé a Angélica mientras reíamos los dos en el suelo.

- ¡Basta ya Philip!¡Deja de hacerme cosquillas!

Todos mis hermanos habíamos hecho un complot para molestarla un rato.

Mi madre nos observaba con tranquilidad, mi padre también reía pero cargaban juntos a Eliza.

Era una bebé tan hermosa, con unas mejillas rosadas que jugabamos con que era un tomatito.

Me paré y todos se extrañaron.

- Tengo que irme...

- ¿A dónde vas Philip?

- Unos amigos y yo nos reuniremos esta noche.

Mentí, primero con Theodosia, después iría al duelo.

- Cuídate mucho Philip...

Dijo mi mamá acariciando mi cara.

Me despedí de todos mis hermanos con unos abrazos al igual que de mis padres.

- Espera Philip, tengo que darte algo...

Dejó a Eliza en los brazos de mi madre y me indico a que fueramos a su oficina.

Me tendió el pequeño maletín, yo lo tomé y abrí.

Dos pistolas de mangos marrones se veían sentir de este, estaban recién pulidas o solo no habían sido usadas durante de mucho tiempo.

- Eran mis favoritas cuando estaba en Yorktown...

- Gracias papá.

Lo abracé.

- Todo estará bien Philip...

Cerró el maletín y me llevó a la puerta, se despidió de nuevo de mí, ahora tenía que ir a con Theodosia.

Tenía que tranquilizarme, Eaker no disparará como lo hizo con Richard.

Hoy es el día más feliz de mi vida.

Llegué a la casa de los Burr, la imagen que veía quedará siempre grabada en mi mente.

El Señor Burr y Theodosia tocando el piano y cantando entre risas, me quedé en el marco de la puerta y le pedí a la sirvienta que me abrió la puerta que no les mencionara de mi llegada.

Se veían tan felices que no quería interrumpir, veía con tanto cariño la sonrisa de Theodosia, pensé en irme y dejarlos ahí.

- Oh Philip...

El Señor Burr se puso rígido y tomó la pose que normalmente tenía, con la espalda recta, brazos pegados a sus costados.

- Con su permiso.

Dijo el Señor Burr saliendo de la habitación.

Me senté donde el estaba antes.

- Lo lamento... No quería interrumpir.

- No te preocupes.

- ¿Quieres tocar?

Ella asintió y empecé a tocar la melodía que solía tocar con mi madre de pequeño, era interesante ver cómo ahora ella seguía tocando esa melodía con mis hermanos más pequeños, solo para enseñarles los números en francés, mi padre había insistido tanto en que todos sus hijos aprendieran francés.

- Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf...

Theodosia empezó a seguirme la canción.

Cartas para Theodosia (Phildosia)#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora