Capítulo 13

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Philip
No había recibido ninguna carta con la respuesta de Theodosia, ¿Estaba pidiéndole tanto?

Trate de matar el tiempo con demasiadas cosas, salí con mis amigos, toque el piano, escribí muchísimos poemas, pero nada quitaba a Theodosia de mi mente, ni la respuesta que no recibí.

Cuando fui a la biblioteca estaba hablando con Eleanor y cuando estaba acercándome a ella Eleanor solo dijo.

— Alejate Hamilton o te haré llorar.— Fruncí el ceño y me quedé viendola extraño, Theo aguantaba unas lágrimas y sin mucho éxito una rodó por una de sus mejillas.

No me importó mucho lo que dijo Eleanor y limpié la lágrima de Theodosia. Ella me apartó la mano y empezó a correr hacia la salida, está vez no la dejaría ir.

Tome su brazo.

— ¡Suéltame!

— ¡No!— Ambos teníamos lágrimas en los ojos. Me dolía verla así, tan lejana y extraña conmigo.

— ¡Suelta mi maldito brazo!— Ella forzaba el brazo para que la soltara, pero se estaba haciendo daño, insistí por un buen rato pero la solté cuando ví como su muñeca se ponía roja, la deje ir con mi corazón junto a ella.

Ella no dudó en correr, tan rápido que me impresionaba su rapidez a pesar del vestido y sus zapatos, su vestido morado se empezó a ver como una mancha en mis ojos llenos de lágrimas, creo que era un no por respuesta, se fue haciendo más pequeña hasta desaparecer.

Me quedé ahí parado, Eleanor salió de la biblioteca y me dió la que podía haber sido la cachetada más fuerte que había recibido en mi vida.

Las lágrimas corrían por mis mejillas, sin entender muy bien el motivo del comportamiento de Theodosia, ¿Le había pedido tanto?

Regresé andando a mi casa y en la escalera de la fachada estaba Mery sentada.

— Mery.

— Es Mary.— Dijo con cara de desepción. Su vientre ya mostraba con seguridad su embarazo.

— ¿Qué haces aquí?

— Philip, vengo a rogarte que me des una oportunidad, estoy segura que mi bebé también es tuyo.— Me senté a su lado y coloque mi mano en su vientre.

Imagine toda una vida a el lado de Mary, me imaginé a un hijo de nosotros dos jugando al rededor de la casa de mis padres, me imaginé envejeciendo con Mary, si ese hijo era mío, tenía que hacerme cargo de el.

— ¿Ya tiene nombre?

— Si es chico se llamará Dan y si es chica aún no he pensado el nombre, esperaba que tú lo escogieras.

— ¿Por qué no la llamamos como tú?— Su mirada se iluminó al escuchar el verbo en plural.

— No me gusta mucho mi nombre.

— ¿Qué tal Theodosia?— Al menos tendría a una Theodosia en mi vida. Mary frunció el ceño.

— ¿Cómo Burr?

— Bueno en realidad lo decía por su madre, fue una mujer muy inteligente.— Trate de disimular.— Sabes si ese bebé es mío, quiero hacerme cargo...

— Entonces Theodosia será...—Me respondió a la petición.— ¿Crees que debamos casarnos por honor a nuestra familia?

— ¿Cuánto tiempo llevas embarazada?

— 6 meses y medio o un poco más.

— No, será mejor que nos casemos después de que des a luz, así podrás cansarte menos en la boda.— Ella sonrió y me dió un beso... No se sentían tan cálidos como los de Theodosia, pero me ayudarían a olvidarme de aquellos labios de quién realmente amaba.

Theodosia.

No tengo la noción del tiempo, no soy consciente de cuanto tiempo ha pasado, y menos de cuántas noches he llorado, y mucho menos de cuántas lágrimas han caído en el cobertor de seda blanca que está en mi cama, no se cuántas veces he decidido no comer nada, ni cuántas veces Johnny a tocado mi puerta con esperanzas de que me encuentre mejor, ni mucho menos cuánto tiempo mi padre ha estado parado detrás de la puerta esperando a que salga, tampoco de todas las cartas que he recibido de Eleanor que pasan por debajo de la puerta de mi habitación, ni siquiera he abierto alguna.

Lo peor de todo fué que sabía que él iba a lastimarme y aún así accedí a pasar aquellos días junto a él, nadie estaba completamente seguro de que me pasaba, solo Johnny y Eleanor habían leído la carta pero no tenían ni idea de cual era mi sentir, solo sabían que estaba mal.

Y ahora estaba muribunda en mi cama, debo de admitir que Philip fue el primer chico que realmente me importó, pero a él ya no le importo, ¿Algún momento le llegué a importar?

Seguramente fuí otro de sus juegos de un par de noches, mi padre tenía razón, no debí de darle la importancia que le dí, no debí de encariñarme como me encariñe ni quererlo como lo quise.

Ahora tampoco sabía cuántas veces me habían forzado comer, ni cuántas veces su imagen volvía a mi recuerdo, ni cuánto había bajado de peso.

Para mí Philip Hamilton había sido mi primer amor, el primer chico que me hizo sentir como si volará pero aún así tuviera los pies en el suelo, y para el había sido la niña con la que se metió para saber que podía conseguir de ella, y al final se desepcionó al optener solo un beso.

Había pasado un aproximado de dos meses y medio que había conocido a Philip Hamilton y ni siquiera sabía que había sido aquello que había hecho que sintiera algo por él, o hace cuánto empezó ese sentimiento, no lo había visto tanto como me hubiera gustado, ni lo había conocido tanto.

Pero al final Johnny tenía razón. Hay veces donde conoces a personas y ya sabes que van a ser importantes para ti y Philip había sido un claro ejemplo de aquello.

Pero lo que no me dijo fue que a veces esas personas que crees que son importantes para ti no siempre pueden sentir aquello mismo hacia ti.

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Hola a todos, quería agradecer por su lectura, en serio me motivan a seguir, tal vez vean incongruencias en la historia pero luego entenderán, lo quiero y gracias por leer.

Cartas para Theodosia (Phildosia)#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora