Theodosia
A diario leía la carta que Philip me había escrito, la abrazaba a mi cuerpo, inclusive esta empezaba a arrugarse un poco, estaba hecho con una hoja de la libreta que le había dado en Navidad.
Nadie me había escrito algo tan hermoso, y dudo que alguien lo hiciera mejor que el, últimamente tenía citas con mi prometido, él parecía estar enamorado de mí y yo... Yo fingía estarlo.
Aún no anunciábamos el compromiso lo cual me daba una esperanza de que este se cancelara, cada vez que leía la carta que Philip pensaba en lo idiota que fuí al pensar que me había pedido que lo olvidará.
Sin embargo en algunas cenas, al estar con las hijas de distintos políticos, ellas empezaban a mencionar a Philip, las cosas se pusieron incómodas cuando la mayoría admitía que habían tenido algo con el, algunas solo besos, otras se olvidaron de la idea de ser puras hasta el matrimonio... Sin embargo ninguna había tenido un romance con él desde que me conoció, o eso fuí calculando.
— ¿Qué nos dices Theodosia?¿Haz tenido algo con Hamilton o con alguno de sus amigos?
— Para nada, no son unas personas de mi interés.— Dije en la seriedad que siempre hacia, las chicas empezaron a murmurar, nunca les había contado sobre un chico y de vez en cuando a mis espaldas se preguntaban unas a las otras si era lesbiana.
Como si aquello fuera suficiente para que les hablara de Philip, según ellas, él se estaba volviendo aburrido, pero no era cierto, solo estaba enamorado, algunas veces el amor destruye la realidad de las cosas, ellas vieron una realidad que nunca habían visto de el. El empezó a tener un compromiso de verdad conmigo y dejó de cortejar a chicas.
George me trataba bastante bien, era un prometido digno, estaba enamorado de mí, podía notarlo, no me había besado ni una sola vez, supongo que esperaba que yo lo hiciera para romper el hielo, solo me daba besos en las mejillas y me abrazaba de vez en cuando con mucho cariño, además de que no me aburría en ninguna de las pláticas que teníamos.
— ¿Mi amor estás bien?— Estaba en el jardín de mi casa, ni siquiera me percaté cuando ya no estaba con las señoritas y estaba con George.
— Claro solo estaba un poco pensativa.— El apretó mi mano y a lo lejos pude ver una persona con una capucha negra, un poco de su cabello salía de está y pude divisar que eran los rizos de Philip.
Eaker iba a girarse a donde se encontraba Philip a lo cual trate de llamar su atención.
— Sabes que puedes confiar en mí George...
Volvió a girarse a mí.
— Confío en tí Theo.
— ¿Cuando te fijaste en mí?
Esa pregunta me había carcomido por varios días, quería saber si me casaría con alguien quien me amaba para llegar en pensar en la posibilidad de amarlo de igual forma.
— Recuerdo un baile... Ambos éramos mucho más pequeños, tu pelo llegaba a tu cintura y ahora te llega al hombro, normalmente vestías de rosa y ahora usas colores más oscuros, tu estatura era menor, pero tus ojos tienen el mismo brillo.
Me sonrió sonrojado, tenía los ojos brillantes, hace más de 5 años que tenía esa descripción.
— No sabía que por tanto tiempo tú...—Lo mire con ternura.
— Entiendo que al principio era un idiota, pero era joven y no sabía que hacer cuando una chica te gustaba... Hasta inclusive hace un tiempo seguía siendo un idiota... Pero cuando aceptaste casarte conmigo y tú padre también lo acepto quería encargarme de que conocieras a mi verdadero yo... Aquel que está completamente enamorado de ti Theo.
No pude evitar hacer lo siguiente...
Nuestras narices rozaron y el se agachó un poco para poder darme un beso en los labios, sus labios no eran tan suaves pero no significaba que no se sintiera mal... De hecho me pareció tierno.
Cuando nos separamos nuestros alientos se mezclaban.
El me dió otro beso muy corto en los labios y empezó a repartir todos estos por mi cara.
Por un momento sentí como si estuviéramos solos y volví a besarlo, se sentía muy bien como me envolvía con sus besos, el colocaba ambas de sus manos en mi cintura y yo coloque una en mejilla y otra en su espalda.
Pero recordé que Philip estaba atrás del arbusto...
Maldita sea...
Philip
George Eaker había recibido más besos que yo en 5 minutos que yo en 4 o 5 meses...
¿Cómo me sentía?
Jamás mi mundo se había desmoronado tan drásticamente de un momento a otro.
Ni siquiera todos los sucesos que habían pasado recientemente con Theodosia.
Apreté las cartas que le había traído, lágrimas salían de mi ojos mientras arrugaba todos los papeles haciendo una bola de papel.
Creí que tenía a Theodosia... Pero al parecer me olvidó más rápido de lo que pensé.
Tenía que despertar mi sueño, Theodosia estaba comprometida y nada iba a cambiar eso, si se casó con Eaker sería feliz, al fin y al cabo acaba de besarlo.
Desaparecí del patio y corrí a casa aún llorando, no sabía que hacer.
No tarde mucho en estar en mi habitación recapitulando que en que momento el amor de Theodosia se escapó de mis manos.
Pero ya no había motivos para estar de nuevo con ella.
Leí todos los poemas que había escrito para ella, eran tantos que caí dormido arriba de las cuatro de la mañana.
Theodosia no era para mí.
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Cartas para Theodosia (Phildosia)#1
Romance¿Tienen un final feliz?, Eso depende a lo que tu definas como felicidad. Nacer con ese apellido no fue su culpa finalmente. PRIMER LIBRO DE LA SAGA "Los hijos de Hamilton"