Philip
Debes olvidar a Theodosia Burr... Eres un hombre que está a punto de casarse, con una mujer hermosa, inteligente, madre de tu hijo...
Mary estaba a mi lado recostada y junto a la cama estaba la cuna de Dan, me levanté y note que los ojos de Dan estaban entre abiertos.
Sus ojos eran azules... Azules... Yo no tengo los ojos azules... Nadie de mi familia tiene los ojos azules... Ni tampoco nadie de la familia de Mary.
Me vestí rápidamente y fui a buscar a Stuart.
Theodosia
— Theodosia creo que deberías pensarlo aunque sea un poco, se que no te agrada tanto pero podría funcionar.
Eaker me pidió matrimonio, por eso estaba tan nervioso cuando bailamos aquella pieza armoniosa, esa misma noche me llevó a los jardines y se incó, le pedí que me diera tiempo para pensarlo.
"Antes muerta", eso había pensado cuando mi padre unos meses antes me había sugerido que me casara con Eaker y ahora me lo estaba pensando.
Ya era hora de mi clase de baile, mi padre había insistido en que me inscribiera a esa clase.
Me llevaron en un carruaje, eran varios chicos de mi edad pero al ser la nueva y al ser un número impar, bailaría con el profesor.
El era un gran maestro, había conseguido que hiciera unos movimientos que nunca había logrado hacer con la enseñanza de mi padre.
Pero a la mitad de la clase Philip llegó.
— Disculpe la tardanza Maestro Lamoun.
— Hasta que nuestro mejor bailarín decidió aparecer.— Tenía un asento francés.— Baile con la Señorita Burr.— El me vió y abrió los ojos como un par de platos.
Lo que me faltaba...
Y ahora el maestro nos pidió que practicaramos una pieza donde había más cercanía entre los bailarines.
Philip me tomó de la cintura y nos acercamos un poco más.
El acercó su boca en mi oreja y susurro.
— ¿Me permite esta pieza?
— Prefiero quedarme con los calcetines puestos.— Dije al recordar la primera vez que hablamos, cuando empezaría mi infierno. El soltó una sonrisa.
— Creo que me juzga sin conocerme.
— Estoy segura de quién es usted.
— Theodosia... No sé que hice para que te alejaras de mí.
— Comprometerte y tener un hijo tal vez...
— Sabes que no me refiero a eso, además... Ya no estoy comprometido.— No pude evitar sentir felicidad, se que estaba mal que me sintiera así pero no podía evitarlo.
— Lo lamento...— Me límite a decir pero el seguía teniendo un hijo... Y recordé a Johnny, el nació de una aventura, como el hijo de Philip.— No deberías tener aventuras.
— ¿Tu has tenido?
— No.
— No las tengas, y tampoco las tengas con muchos hombres a la vez.
— ¿Qué quieres decir?
— El hijo de Mary no es mi hijo, es en hijo de Stuart Cromwell.
— Lo lamento.— Volví a decir.
— A veces la felicidad de algunos es la desgracia de otros... Pero la verdad me alegra saber que no seré padre, aún no estoy listo.
— ¿Y para ser esposo?
— Sabes lo que pienso respecto a eso.
— No, no lo sé.
— Te envié una carta.
— ¿Hace cuánto?
— Antes de que huyeras de mí.
— ¿Cuál de todas las veces?— Ambos reímos.
— De la Biblioteca.
— Esa carta pedía que me olvidará de ti porque te irías.
— No es cierto.
— Claro que sí, la siguiente vez que nos veamos te la mostraré.— La pieza estaba acabando al igual que la clase.
— Espero que sea pronto.— Besó mi mano y se fue sin hablar con alguien más.
Esta vez no caería tan fácil Hamilton.
Philip
Bueno mínimo ahora podría tener a mi Theodosia, o tenía la oportunidad de luchar por ella, y no iba a desperdiciar mi oportunidad.
Era extraño volver a la realidad cuando ya me había mentalizado como un padre de familia, aunque aún no terminaba mis estudios.
Mamá había estado insistiendo en que nos mudamos con mi abuelo después de que se enteró de que Mary nos había mentido, me sentí mal por mi madre, ella ya se había encariñado un poco con ella.
Ella quería estar allá antes de dar a luz, y quería estar cerca de su familia y lejos de mi padre, estaba a punto de entrar a su cuarto cuando ví como lloraba.
Sabía lo difícil que era todo para ella, ella tomó unas cartas de un baúl y las empezó a quemar.
Sabía que quemar cartas era una tradición para las personas que morían, las cartas ardían y significaba que para mi madre mi padre ya había muerto.
Ella ya había quemado gran parte de las cartas, pero mi padre había enviado unas últimamente, ella no las abría, solo las quemaba llorando.
Me quedé ahí viendola mientras lágrimas resurgían de mis ojos, ya me había cansado de llorar, de verla así, corrí tras de ella y la abrace por atrás antes de que ella se diera media vuelta.
— Philip todo lo veo arder...— Sus ojos daban la sensación de que ella se encontraba muerta.
— Lo sé lo sé...
— Ambos estamos ardiendo entre cenizas... Las personas no tenían derecho de entrar en nuestra cama ni mucho menos a mí corazón.
— Y todo arde... Pero es mejor quedarnos con las cenizas...
— El público todas las cartas que recibió de ella.— Mi madre se desmoronó en frente de mis ojos, a pesar de que habían pasado unos meses desde el Panfleto era la primera vez que al fin dejaba ir todo, había actuado tan fuerte en frente de todos que ya era de esperarse que algún día dejara todo ir. Ella giró su cuerpo para llorar en mí hombro.— Y Mary...
— Nunca la amé.— Ella me miró a los ojos y yo negaba con la cabeza.
— Pero tu corazón ya no te pertenece...
— Se llama Theodosia Burr.
— Ambos protegerán su legado hasta el final.— Ella se refería a Aarón y a mi padre.
— Estoy dispuesto a luchar por ella, ahora no voy a desperdiciar mi oportunidad.
— Primero gánala.
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Cartas para Theodosia (Phildosia)#1
Romance¿Tienen un final feliz?, Eso depende a lo que tu definas como felicidad. Nacer con ese apellido no fue su culpa finalmente. PRIMER LIBRO DE LA SAGA "Los hijos de Hamilton"