Cartas para Theodosia (Phildosia)#1

Capítulo 38

Theodosia

- ¿Cómo está todo princesa?

- Bien... Mañana saldré con un chico, supongo que eso calmara a mi padre... Pero si te molesta puedo fingir un dolor de cabeza.

- Está bien~

Me rodeó con sus brazos dejando besos en sus mejillas.

- ¿Seguro?

- Si, se que debemos disimular aunque sea un poco...

Me acercó a mi tocador y de el cajón saque unas monedas de plata y oro y se las tendí.

- Ten el dinero.

- No quiero tu dinero, conserva tu dinero.

- Philip, escucha, por favor solo toma el dinero... Me estás haciendo sentir culpable, toma el dinero.

- No es tu culpa que hayan despedido a mi padre.

- Pero a es culpa de mi padre... Toma el dinero, toma este dinero, Philip.

- No voy a tomarlo.

- Tu familia es numerosa, tu padre no tiene empleo y tu tampoco lo tienes, nadie lo dice pero todos en el congreso saben que tu familia está apretada de dinero.

- ¡Theodosia!,¡No tomaré en dinero!

Le di un beso aprovechando la cercanía, deje el dinero en su mano y al final no pudo devolverme lo, el lo dejaría de nuevo en mi cajón al amanecer pero tal vez podría dejarlo entre sus prendas.

- Dime que te quedarás hoy.

- A mi madre ya le es natural que estos días no vaya a casa, creo que no le molestará otro día más.

El dejó un beso en la comisura de mis labios.

- Me alegro con que te quedes... Pero sabes que por ahora no podemos huir, no tenemos dinero.

- Tu lo tienes... Yo no, y eso no debería ser así, ¿Cómo se supone qué mantenga a nuestros hijos si no puedo mantenerte?

- Philip no necesitamos dinero, somos suficiente...

El empezó a acariciar mi mejilla.

- ¿Y si no estás satisfecha?

- Lo estoy...

- Hablemos mañana, necesitas dormir pequeña.

El apretó ligeramente mi nariz y ambos nos acostamos sobre la cama, puse mi cabeza sobre su pecho y no tarde en dormirme al compás de sus latidos.

Philip

Necesitaba el dinero, mi familia lo necesitaba pero el colmo fue cuando se acercaban las elecciones... Las elecciones de 1800.

Thomas Jefferson contra Aron Burr, ¿Quién será el nuevo presidente de los Estados Unidos?, Aún faltaban algunos meses para que se hicieran a cabo las elecciones, pero ya eran sonadas desde que Washington se retiró.

Al amanecer tuve que regresar a casa, coloqué las monedas en el cajón de Theodosia y dejé que durmiera.

Tenía que visitar a uno de los amigos de mi padre, George Washington.

Estaba tan enfermo, todos decían que sería su fin, yo aún lo recordaba como un hombre fuerte que me cargaba y me lanzaba por el aire cuando era pequeño, no me imaginaba que estuviera tan mal, además siempre ha sido un hombre increíblemente listo.

Esta vez al entrar a casa me topé con la mirada de mi padre, al parecer habían arreglado las cosas mamá y ella.

- Buenos días.

Dije en un tono neutral.

- ¿Donde estabas?

- ¿Importa?

- Mucho... Debes dejar de ver a Theodosia, ¿No te queda claro?, Puedes tener a cualquiera chica que quieras y escogiste una Burr.

Lo deje hablando sólo llendo a la cocina, mi madre me dió un beso en la mejilla dándome el plato de el desayuno y sin más empecé a comer.

- No me dejes hablando solo Philip Hamilton.

- Alex aquí no...

- ¿Estás de su lado Betsey?

- No estoy de el lado de ninguno, solo no quiero que griten en frente de los niños.

Mi padre suspiro.

- Quiero ver a Washington pa'

Mi padre se sorprendió ante mi petición.

- Claro... Podemos ir después de comer.

Asentí y la comida continuó normalmente.

Y como mi padre dijo, después de el desayuno fuimos a la casa de Washington.

Una ama de llaves nos abrió la puerta y nos llevó a donde era la habitación donde se encontraba Washington.

A su lado estaba su esposa abrazando con fuerza su torso...
Y yo que pensaba que había una diferencia grande de estatura entre Theodosia y yo.

- ¡Hijo!

Dijo Washington entre tocidos saludando a mi padre.

Mi padre abrazo a Washington y beso la mano de su esposa, yo repetí el proceso.

- Veo que has traído a tu pequeño Philip.

La Señora Washington jaló un poco de mi mejilla.

- El mismo me ha pedido que viniesemos a verle.

- Entonces os dejo, permiso.

Martha se levantó y salió de el cuarto.

- Oh hijos míos, acerquen se para que pueda verlos mejor.

Hicimos caso, sabía que mi padre podría llorar si lo veía así.

- Oh padre... Si supiera todo el problema que de ha generado ahora por las elecciones en su ausencia.

- Mi pequeña Martha me ha dicho que ahora la presidencia se luchará entre Aaron Burr y Thomas Jefferson.

- Verá padre.- Dije tembloroso.- La hija de Aaron Burr es a quién mi corazón ama.

- ¿Theodosia Burr?- Dijo bastante impresionado, mire a mi padre, estaba a mitad de el sollozo, el sabía que tal vez era la última vez que veeria a Washington con vida.

Asentí varias veces.

- Mi padre no lo aprueba ni el suyo como es de esperarse.

- Hijo.- Le habló a mi padre.- Déjalos ser... Son jóvenes, el amor juvenil envuelve la vida por completo... Hijo, tal vez no deberías ayudar a Philip, pero no evites lo inevitable... Era más joven de lo que eras ahora, cuando me dieron mi primer comando.- Ahora se dirigía a mí.- Dirigí a mis hombres directamente a una masacre...-Parecía que iba a llorar.- Fui testigo de primera mano de sus muertes, cometí todos los errores, sentí la vergüenza en mi e incluso ahora me despierto, y soy consiente de que la historia tenía los ojos puestos en mi... Déjame decirte que hubiera deseado saber, cuando era joven soñaba con la gloria pero no tenemos control, sobre quién vive, quién muere y quién cuenta nuestra historia... Hijo, aún eres muy joven, vive la vida como si no hubiera un mañana, ama con fuerza, lucha y disfruta mientras aun puedes, antes de que tú cuerpo este sobre una cama de hospital para después morir, como yo lo estoy haciendo ahora mismo.

Washington volvió a toser con fuerza.

- Hamilton.

- ¿Señor?- Respondimos al mismo tiempo mi padre y yo.

- Alexander... Apoya a tu hijo con la hija de Burr, Philip... Lucha por ella... Es una orden de su comandante...

Washington cerró los ojos y sabíamos que se había ido.