Philip
La tinta que Theo me había regalado estaba a punto de acabarse.
La pluma parecía intacta... Cuando me comprometí con Mary pensé que sería la única cosa que me quedaría de Theodosia así que la cuide con mucha cautela.
Cuando era pequeño mi padre me dijo que había enamorado a mi madre con cartas, estaba seguro que también podría hacerlo.
"Mi más querida Theodosia.
Me impresiona tanto como me haces sentir, como si flotara en el aire, hacer que mis ojos brillen al verte, tal vez es algo superficial, pero así me haces sentir, tan feliz y alegre, se que suena gracioso que sea tan inocente... Pues haces estallar mis sentimientos como una bomba.
¿Por qué me haces sentir así?
Esa pregunta me la he hecho tanto tiempo, tal vez es tu hermosa sonrisa la cual podría ver a diario, o tus ojos, los ojos más hermosos que he visto en toda mi vida, tus rizos, tu manera tan única de hacerme reír, tu timidez, tu manera tan relajada de verme y así como esos ejemplos puedo darte millones más, tratando de comprender porque me haces sentir con tantos nervios con tan solo una mirada.Por ti podría escribir miles y miles de poemas, por ti podría bajara Luna y las estrellas, por ti podría buscar la manera de que me dirigieras a solo una mirada, por ti sacaría las más divertidas de tus sonrisas, por ti podría pasar el Océano Pacífico solo para verte frente a mí.
Tú tan talentosa y yo tan inexperto, tú tan amable y yo tan desastroso, tu tan inteligente y yo comportandome como uno idiota.
Pero Theodosia Burr si una persona puede enamorarse al leer palabras que son dirigidas para uno, permíteme enamórate cada día.
El chico el cual te ama locamente.
P. Ham."
Espere a que la tinta se secara y cerré la carta, algo había pasado la última carta lo cual provocó tantos problemas entre nosotros.
Ya no puedo confiar en nadie para que se la dé más que yo mismo, no se por cuántas manos pasó la anterior y fué un desastre total.
Sin embargo escuché como la puerta trasera de la casa era tocada, asomé mi cabeza y Theodosia alzó la cabeza, traía una capucha larga, probablemente para que nadie se diera cuenta de que estaba aquí.
Corrí a abrir la puerta antes de que alguna trabajadora lo hiciera. Salí con ella a el jardín.
— Philip tenemos que hablar.
Pero le tendí la carta que acababa de escribir, ella la guardó entre su capa.
Y sin decir nada más ella me tendió la otra carta que me prometió mostrarme.
Empecé a leerla, estaba llena de tachones y la mayoría de la carta no estaba escrita con mi letra sin embargo pude identificar aquella letra de inmediato.
— Theodosia yo no coloqué eso en la carta... Theodosia yo no quería que te alejaras de mí.
Mi cara mostraba una imponente seriedad y incredulidad. No podía creer que el hubiera cambiado la carta.
— Philip ya no importa.— Una lágrima rodó por su mejilla.— Estoy prometida... Con George Eaker... Él, mi padre y tú son los únicos que lo saben.
George Eaker.
Su nombre resonó en mi cabeza, claro que lo conocía siempre había hablado mal de mi padre, era alguien quien sólo se se limitaba a juzgar en vez de hacer, si mal no recuerdo era subordinado de Thomas Jefferson, prácticamente lo apoyaba y como Thomas tenía diferencias marcadas con mi padre, según el era motivo suficiente para hablar mal de él en cada maldita conferencia que daba en mi escuela.
Solo cosas malas venían a mi mente, ver a Theo casada con el, me enojo bastante y ahí fue como si hubiera explotado.
Unas lágrimas escaparon de mis ojos.
— En esa carta te proponía matrimonio en un año.— Mi voz se quebró.
La cara de Theodosia cambió por completo, de una seriedad absoluta ahora ella también lloraba.
— ¿Quién modificó la carta?
Ella envolvió sus brazos alrededor de mi torso.
— No importa eso, ya me encargaré después.
Nos quedamos abrazados llorando.
— No debí aceptar su propuesta, pero pensaba que tú no me querías y que te casarías con esa chica.
— No me casaré con ella nunca.
Ella era una mentirosa manipuladora que se había encargado de hacernos pensar a todos que era mi hijo para colgarse de mi dinero.
— Y tienes razón Theo... Yo no te quiero... Yo te amo.— Cuando pronuncie lo último ella soltó un sollozo más fuerte.
Era complicado saber si creer en el amor a primera vista o no.
Según mi madre si existe, pero este se va reforzando con el tiempo, pero en ese momento no sabía que hacer.
— Huyamos...— Está vez fue ella lo que lo propuso.
— Pueden descubrirnos, tendremos que huir un poco antes de que se lleve a cabo la boda, así no levantaramos sospechas.
— ¿Y las cartas?¿Qué haremos para que no sean descubiertas ni cambiadas?
— Hay un libro en la biblioteca, con todas las obras de Shakespeare... Ahí podemos dejarlas y a diario a distinta hora iremos a recogerlas.
Ella asintió y me abrazó una vez más, me dió un beso corto en los labios y se fue.
A pesar de que fuera corto había extrañado esa sensación de sus labios, ya habían pasado meses desde el primer beso que nos dimos.
Ambos habían sido a escondidas... Pero no tenía porque perder el tiempo.
Tomé la carta que Theo me había dado, aquella que estaba llena de tachones, estaba enfurecido y no tenía porque desperdiciar tiempo.
----
Llegué a aquella construcción sin tocar y tampoco toque la puerta de la oficina.
— ¿Por qué cambiaste la maldita carta?
Mi padre se levantó de la mesa impresionado.
— Philip...
— ¡Respóndeme de una maldita vez!
— No pueden estar juntos...
— ¿Entonces no es suficiente con que hayas destruido la felicidad de mi madre? ¿También tienes que destruira mía?
— Solo era por tu bien Philip.
Hice una bola de papel con la carta y se la lancé.
— Tu no eres nadie para decidir sobre mi felicidad.
— Soy tu padre.
— Y no por eso tienes derecho a hacerle eso a mi vida.— Corrí hacia el y lo empuje con mi cuerpo para que golpeara contra la pared.
El apenas se quejó del dolor, pero sabía que lo había lastimado.
— No te quiero volver a ver en mi vida, ¡Arruinaste demasiadas vidas! Incluyendo la mía.
Salí de la oficina, nunca pese que llegaría a tal extremo, pero no pude evitar hacerle eso, no me arrepiento.
ESTÁS LEYENDO
Cartas para Theodosia (Phildosia)#1
Romance¿Tienen un final feliz?, Eso depende a lo que tu definas como felicidad. Nacer con ese apellido no fue su culpa finalmente. PRIMER LIBRO DE LA SAGA "Los hijos de Hamilton"