16. Presuntos sospechosos

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COLE

Había una variedad de emociones corriendo por mis venas. Sentía aun el matiz claro de sus labios conduciéndome a otro planeta. Era inevitable detenerme, quería de vuelta el sabor de sus labios.

Nunca imaginé que podía sentirme de aquella manera tan inexplicable.

A la mañana siguiente, Kalan estaba demasiado atento a la partida de Grand Theft Auto V. Por el momento, no les había dicho nada sobre Flora, la bruja, quien vino a amargarme la vida. No quería hablar más de ella y llenarme de rabia.

Al rato, comimos unos burritos y nos echamos a tomar una Coca-Cola. Igualmente, hablamos por casi tres horas hasta que sentimos el chasquido de la puerta. Sherisse entró y miró la cantidad de basura que había en los escondrijos.

—¿Por qué tienen toda la casa oliendo? No esperen a que yo lo limpie todo —Se quitó la mochila de la espalda y la arrojó de un solo tiro al sofá. Inmediatamente me miró y me dijo lo siguiente—: ¿Tú no tenías clases hoy?

—Me quedé dormido —me excusé, colocándome la oscura cazadora—. Después te ayudo con el desastre.

—Cole ¿a dónde vas?

No dije nada en absoluto. Sencillamente me vi en la necesidad de desaparecer y correr por la acera como si tuviera prisa y el corazón comenzó a latirme tan fuerte.

Sentí corrientes de aire ingresar a mi cuerpo y mi pelo castaño oscuro se movía ligeramente. No me detuve. Por un instante, me sentí invencible y agarré un poco de coraje para saltar por encima de algunos bloques de cemento que se interpolaban en mi camino. Dejaba explotar la furia contenida y, en eso, un par de ojos se dirigieron hacia mí. Frené y apoyé las manos en la estructura alta del puente W&OD Trail. Puse la mirada hacia abajo y no me sentí muy consciente de lo que hacía. Siempre hacía la misma mierda. La verdad es que eso era lo que menos me importaba.

—La noche es perfecta ¿no crees? —Ese chico de espalda ancha era nada más y nada menos que Jace Tucker. Traía un cigarro entre los dedos y una sonrisa puesta sobre su horrible cara.

—¿Qué haces aquí?

Lo miré entre furioso y confundido.

—Lo mismo que tú —Se hacía el muy listillo.

—Gran respuesta, Señor Tucker, ¿y qué desea ahora?

Liberé las manos de los bolsillos de mi oscura cazadora y un gesto sarcástico decoró mi rostro.

—¿Entonces, me dirás quién irá contigo? —Se refería a la carrera.

Su mirada estaba puesta sobre la mía. Toda esa porquería dejó que mi vida tuviera luz. Torcí los labios y formé mis manos en implacables puños. Necesitaba estar seguro de lo que hacía, así que, capturé la imagen y no tuve opción.

Bonito Desastre✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora