Hablarle sobre mí había sido una de las cosas que tanto temía y no sé cómo pude llegar hasta aquí. Lucía fatal pero eso cambió en cuestión de minutos. Ya ni me importó mi aspecto ni el que se lo haya contado. Fue lo mejor, me saqué un peso de encima y no volvería a tener miedo. Cole Wood, ya podía llamarlo así, no me juzgó ni me dejó de querer. Por alguna extraña razón, saqué toda la tristeza que había en mi interior y yo solo quería ver el amanecer.
A su lado todo era distinto. Valió la pena esperar, disfrutábamos del gran amor que nos teníamos. Había tanta magia que preferí dormir entre sus brazos y recostarme sobre su pecho. Nada iba a estropearlo, de eso yo me encargaría. Eso fue lo que dije, ¿no? No sabía si las pensaba en voz alta o si solo las decía mentalmente.
Envolví mis piernas entre las suyas, pero no pensé que eso pondría mi mundo de revés. Un grito sofocante nos despertó y no sabía en qué momento sucedió. Supongo que nos quedamos profundamente dormidos que apenas pudimos oírla entrar.
—¿Freya? —Los ojos de Sharyl se entornaron e inmediatamente lo miró cara a cara—. ¿Quién es este chico? ¿Y qué está haciendo aquí?
Resopló antes de decir alguna grosería. Me sentí muy apenada, pero a la vez quise darme a explicar. Sharyl salió del cuarto y, de un salto, salí tras ella. No debía quedarse así y haría lo que fuera para que no dijera una palabra de esto a mis padres. Decirle no era una gran idea, así que debía evitarlo.
—¡Demonios, Sharyl! ¿No podías tocar la puerta?
—¿Y eso?
—No eres mi mamá.
La miré con una expresión hiriente.
—Pero sí estoy al cargo de ustedes, ¿qué dirá si se entera? —me punzó dejando que me trague todas las palabras.
—¿Qué es lo que pretendes? —protesté con una ceja enarcada—. Tú no dirás nada.
—Hice mucho por ayudarte, pero a veces siento que no te entiendo.
Se cruzó de brazos y se deslizó con sutileza. Sabía cuánto me costó lidiar con esto, pero no dejó pasar la primera oportunidad para reñirme y, a lo mejor, ninguna daría su brazo a torcer.
—Al menos yo no te digo nada cuando vi enrollarte con el primer tipo que ves mientras no estabas ahí para cuidarnos —increpé con indolencia refiriéndome al chico que besó en la fiesta de mi hermana—. ¿Crees que no lo he visto?
—No tienes que hacer esto.
Sus ojos eran cuchillas, literalmente.
—Oh, claro, lo olvidé. Eres la única que puede hacer lo que quiera porque ya tienes la edad suficiente.
—Cumplirás años de aquí un mes, así que no tienes por qué lamentarte.
—¡Oh, vaya! ¿Mamá te lo contó?
ESTÁS LEYENDO
Bonito Desastre✔️
Teen Fiction¿Qué sucede si en quién confiabas tanto resulta ser tu peor pesadilla? *** Al otro lado del emporio de Falls Church hay un lugar llamado Rousseau, una de las secundarias elitistas del Condado, donde ocurren cosas muy extrañas. Está sumida de muertes...