20. Tienes mi sangre en tus venas

1.9K 134 34
                                    

┌──────── ∘°❉°∘ ────────┐COLE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

┌──────── ∘°❉°∘ ────────┐
COLE

Al rato una luz carnavalesca me alumbró y las calles habían estado mojadas por un largo tiempo. Tracé con un dedo cerca del alféizar de la ventana y sentí como el humo se esparcía por toda mi cara. Volví a llevarme a los labios una y otra vez. Por no decir que, desde ayer no me había estado sintiendo bien y asumí que ya no me quedaban suficientes fuerzas.

Hay una verdad que había estado esperando el momento oportuno para contarlo. Si no fuera por Sherisse quizás ya no estaría aquí para contarlo. Había evitado que cayera. Básicamente, intentarlo era del tamaño perfecto de mi principal problema de afecto y cordura.

Estaba en lo alto de la azotea despejando mi mente de una manera improvisada. Tenía la ropa completamente mojada y ya estaba viendo en que momento soltarme. El impacto sería demasiado espantoso para alguien de mi edad. Había jurado que nadie me echaría de menos, pero tal parece que había gente que todavía me quería.

Calzaba las mismas zapatillas de esa noche. Hedionda y maltratada. Ya era bastante malo tener la misma horrible imagen en mi mente. Me los quité y me puse unas chanclas una talla más grande que mis pies.

El sábado por la mañana ya tenía cara de querer vislumbrar mis oscuros párpados. En ese instante tocaron la puerta, levanté la mirada de inmediato y caminé hasta allá. Pasé a ver primero quien era. No era normal verlo aquí tan temprano. Apuesto a que Kalan no tenía nada mejor que hacer.

—¿Qué tal te ha ido?

—Ya deberías saberlo —respondí encogiéndome de hombros.

—¿Te han vuelto a molestar?

¿Por qué tenía que preguntarme algo así? No había necesidad de hacerlo.

—No, qué va.

La ironía cubrió todo mi rostro.

—No los defiendas —me miró colérico.

—No lo hago.

—Si se meten contigo, dime para partirles la cara —espetó luego de que le contara lo que esos hijos de perra me hicieron.

—No volverá a ocurrir.

Me dejó caer en el viejo sillón y él tuvo la osadía de venir a mi lado dejando la puerta abierta. Ayer por supuesto que había dejado de ir a clases. Tal vez ya no debería volver más a esa escuela, pero hacía un tiempo ya imaginaba lo que quería hacer. Ahí estaba las respuestas a mis dudas.

Ya en mis manos tenía aquel famoso pendrive. Le daba vueltas recorriendo uno de los más grandes obstáculos. Era mi única oportunidad para saber quién pudo atreverse hacer algo tan horrible.

—Dime si tienes una grandiosa idea.

—Esto déjamelo a mí.

—¿Cómo crees que te voy a dejar solo? —increpó desestimando mi decisión.

Bonito Desastre✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora