43. Todo cae por su propio peso

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Me habían advertido que arriesgarse también traería consecuencias, pero nunca imaginé que serían aún peores que eso

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Me habían advertido que arriesgarse también traería consecuencias, pero nunca imaginé que serían aún peores que eso.

Hacía algunas horas la carrera comenzó con sus mejores estallidos. La música nos transportaba y todos ellos eran gritos de emoción. Posteriormente, el aire quedó atascado en mi tráquea y las tusas de mi cabello se movían con un quejido alborotador.

Pensé para mí misma: "Si cierro los ojos, sé que todo saldrá bien".

Reuní fuerzas de donde pudiera.

Ya no sentía miedo.

Y sin embargo, nada salió como esperábamos. El auto se desvió de la carretera, nuestro corazón latía a mil por hora. Todo se descontroló y se salió de nuestras manos. Sentí que alguien me movía, supe que él estaba bien, pero yo tenía una leve contusión en la frente. Salimos del auto. Pude escuchar los gritos de la multitud y la tensión se apoderó de nuestros cuerpos.

No sabía en qué momento había ocurrido. Todo se había ido al traste.

Por suerte, ninguno de los dos había sufrido lesiones múltiples, pero, lo que realmente nos esperaba, no era del todo bueno. Me acerqué a él y caminamos tomados de la mano. Esos tipos nos rodearon y contemplé cada una de sus expresiones. Consecuentemente, fue una situación adversa mientras intentábamos lidiar con ella. ¿Cómo íbamos a conseguirlo? Y solo a mí se me ocurrió una grandiosa idea. Incluso por un instante dejé de preocuparme por el rojo escarlata en mi frente.

Cole se disimuló, pero sabía en el fondo que, también le tenía miedo y coraje a ese muchacho. Vi cuan indeciso estaba con mi decisión. Haría lo que fuera por él porque, a pesar de todo, me enseñó a ser fuerte, a arriesgarme y a pelear. La humanidad nos lo permite, así que es normal afrontar la vida, disfrutar de la manera en la que nos haga sentir un completo desastre y entender lo que el futuro finalmente nos depara.

Quería ser quien sanara sus cicatrices.

Ya habiendo quedado a un acuerdo, le pedí a Cole que me llevara a casa; a lo que él refutó con todo su ser, y por un instante no quería que lo ayudara. Se sentía miserable al hacerlo, no quise que se sintiera así, pero él no entendía que gracias a eso, podía expedirlo del problema del que estaba metido.

Esa noche nos pusimos a discutir y no sería la primera vez.

Hasta que, procedió aceptar mi ayuda y yo ya tenía pensado hacer algo, aunque me tomara un tiempo y despertara la culpabilidad en mi interior.

Regresé la mirada hacia la suya y, él antes que nada, fue a la botica lo más cerca posible y compró lo necesario para curar mis heridas con la ayuda de Sherisse y Kalan. Ya no dolía tanto como hacía unos minutos. Vale... el dolor volvió cuando esa cosa entró en mi herida. Cerré los ojos y él contrastó mi frente con una tira. Por lo demás, frotó los pequeños raspones de mis brazos. Jamás olvidaré las cosas que hicieron por mí. Ojalá pudiera volverlo a repetir, ocupaba mi mente constantemente; aunque empezábamos a quebrarnos de nuevo. Pudo haber sido mejor, pudimos haber escapado y pudimos habernos abrazado.

Bonito Desastre✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora