COLE
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La noche me trajo un encuentro inesperado. Una chica, con ojos asustados y manos temblorosas, quería zafarse de unos tipos con intenciones oscuras. Mi corazón, endurecido por la vida, se enterneció al verla. Me recordaba a mi hermana, arrebatada de mi lado demasiado pronto.
No pude permanecer indiferente. Me acerqué, y ella, al sentir mi presencia, se dio la vuelta y salió corriendo. En su prisa, se le cayó una billetera negra. Cuatro billetes de cien dólares y un pasaporte revelaron su identidad.
Pero fue su mirada desesperada lo que llamó mi atención. Una mezcla de miedo y vulnerabilidad que me hizo sentir algo que no sentía desde hacía tiempo: empatía.
Freya Moore, 17 años.
«¡Vaya sorpresa!», pensé en voz alta.
Mi vida había dado un giro inesperado. Me llamo Cole Wood, pero mi pasado me había dado un apodo que me recordaba constantemente mi realidad: "señorito Wood".
Ya no sabía dónde encajaba.
Mi plan de fuga con mi hermano había fallado. Me encontré solo, sin rumbo, sin un lugar que me acogiera. Las calles se convirtieron en mi hogar temporal.
Mi aspecto reflejaba mi estado: descuidado y sin futuro. No parecía confiable, ni siquiera para mí mismo. Me refugiaba en casas de amigos, en sofás ajenos.
Pero entonces, llegó una tarde que cambió todo. Mi padre, el hombre que me había abandonado, se presentó en mi vida de nuevo. Me ofreció una pequeña casa en los suburbios de la ciudad.
Acepté, pero con una condición: no quería volver a verlo jamás. Me quedé en mi nuevo hogar, sin saber qué me esperaba.
A mis dieciocho años, el mundo parecía haberme aplastado. Me dejé caer en el sillón, agotado, con una cerveza que había abierto minutos antes que aún seguía en mi mano, olvidada. El silencio en casa era sofocante.
Pero entonces, un ruido en la cocina me sacó de mi letargo. Me levanté con dificultad, frotándome las mejillas entumecidas. La sensación de desconexión era inquietante.
—¿Tienes algo de comer? ¡Muero de hambre! —Había una chica con una enorme mata de pelo rubio sentada en la encimera de mi cocina.
—¿Podrías ponerte algo de ropa? —incrédulo, le sugerí.
—¿Y eso? —Sus manos se cerraron alrededor de mi cuello.
—¡Ya fue suficiente!
—Sí, lo sé. A cambio de... eso, pero parece que no lo dejarás.
Ideaba como si necesitara que me lo recordaran constantemente.
—¡Cállate! ¡Vete ahora mismo, necesito estar solo! —le enseñé la puerta, intentando contener mi ira.
Ella resopló, vistiéndose con rapidez.
—Llámame cuando me necesites —Se despidió de mí con un beso en la comisura de los labios.
Me quedé en silencio, observándola mientras se marchaba. Cada vez era lo mismo. Mi vida pendía de un hilo, sostenida solo por el antifármaco que me mantenía a flote.
Pero había algo más, algo que me corroía por dentro. Un vacío que no podía llenar, una oscuridad que me devoraba. No sabía qué me esperaba en el futuro, pero una cosa era segura: iba desvivirme pronto.
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Bonito Desastre✔️
Teen Fiction¿Qué sucede si en quién confiabas tanto resulta ser tu peor pesadilla? *** Al otro lado del emporio de Falls Church hay un lugar llamado Rousseau, una de las secundarias elitistas del Condado, donde ocurren cosas muy extrañas. Está sumida de muertes...