44. El lugar en el que todo empezó

1K 83 18
                                    

—Enara, ¿podrás conseguirlo? —Freya la miró con una expresión osada y con ganas de encontrarle una solución al problema

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Enara, ¿podrás conseguirlo? —Freya la miró con una expresión osada y con ganas de encontrarle una solución al problema. Jamás haré ni la mitad de lo que ella hizo por mí.

—No tienes nada de qué preocuparte.

—¿Y si se dan cuenta?

—Ella ya dijo que lo haría, ¿no? —levanté una ceja negruzca y la examiné detenidamente porque, estaba seguro de que no me fiaba de esa niña en lo absoluto.

—¡Lo haré!

—Genial —forcé una sonrisa.

—No tengo nada que temer.

La vi muy decidida, pero aun así no estaba muy seguro de lo que hacía. Incluso llegué a pensar que, en cualquier momento podría delatarme, como si esa idea la hubiera incitado a venir aquí. Esperaba no arrepentirme. No era la persona adecuada para hablarle de mí. Tampoco sé cómo a Freya se le ocurrió. Esa chica me odiaba más que a nadie, y en nuestra última conversación me lanzó una mirada despectiva.

—Sé que lo harás bien.

—Agradezco mucho la confianza que me tienes.

—Debería no confiar en ti, pero qué me queda —Salí a hablar sin ocultarlo.

—Mejor déjalo para después.

—¡Ey!

Freya intentó detenerme.

—Dile que no siga con sus tonterías.

—Cole, sonríe. ¡Sé más amable! —La castaña me dio un codazo y me susurró al oído.

—Sí, claro.

Me pasé la lengua por los labios con un tic virulento.

—No sigas con esa actitud. Es nuestra última oportunidad.

—Sí, Cole, cambia esa actitud. No te servirá de nada si sigues desafiándome —me dijo con raigambre.

—Tienes un día —le respondí.

—Lo sé.

Resopló.

—Llámame, ¿quieres? —Freya le sugirió antes de que se fuera, tomándola en brazos.

—Okay, ya debo irme.

En algún momento sabía que esto sucedería.

La chica de cabello cenizo se puso de pie y asintió, prometiendo que lo haría. Si eso significaba tener que tragarme mi orgullo, lo descubriría. A pesar de ello, me sentí en la misma posición de antes. Se suponía que debía esperar solo un poco más.

Me tomé un descanso y, a los pocos segundos, me tumbé en el sofá, dirigiéndole apenas una mirada. Aun cuando se fue, Freya notó la ansiedad en mi cuerpo y se sentó frente a mí. Entreabrió los labios e inhaló profundamente. Incluso me instó a sonreír, aunque no debería haberlo hecho.

Bonito Desastre✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora