42. Al fondo del pozo

1.1K 85 11
                                    

Freya era todo lo que yo quería

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Freya era todo lo que yo quería.

No solo porque parecía conocerla de toda la vida, sino porque, había tenido el valor necesario de contarle mis miedos y curar a un chico arruinado como yo.

La miré e intenté trazar las venas de su cálida e inmaculada piel. Descansaba sobre mi pecho mientras capturaba la imagen de su cara. Adoraba cada parte de ella. Sus piernas estaban debajo de las mías y un aire matutino nos abanicaba. Normalmente no compartía mi cama con nadie, mucho menos dejaba que una mujer durmiera a mi lado.

Por mucho que deseaba estar a su lado, siempre la respeté y, posiblemente, había cambiado de cierta manera. Ya no era el mismo de antes. ¿Cómo lo consiguió? No tenía idea de lo que pudo haber pasado. Nos costó mucho llegar hasta aquí. No éramos la pareja ejemplar ni la más tóxica. Teníamos defectos, pero eso no significaba que lo fuéramos. Éramos del tipo que asumían sus errores y, los que aún heridos, aceptaban la vida que les tocó vivir.

Y eso es precisamente a lo que me refería.

De repente, sonó una música de suspenso.

Fue el inicio de todos mis problemas.

Mis adicciones.

El celular osciló en la mesita de luz, me moví de inmediato y lo tomé en mis manos. Sin duda, él haría lo que fuera para molestarme. Tucker y sus últimas cartas sobre la mesa. No pude evitar escucharlo y la última frase que me arremetió fue muy amenazante. Poco después de colgar, comencé a caminar de un lado a otro y eso pareció despertar a Freya. Noté que estaba preocupada por mi comportamiento.

—¿Todo bien? —Freya se levantó de la cama retirando las pocas sábanas que le cubrían el cuerpo.

—Hoy toca —me froté los pulgares con una inhalación profunda.

—¿Qu-ué toca?

Me abrazó por detrás.

—Nos toca correr. Será lo último que hagamos.

Se me escapó, permitiendo que sus manos se alejen de mi cuerpo y apenas lo soporté con demasiada calma. Si no se lo hubiera dicho, tal vez no habría hecho nada para ocultarlo. Además, Freya era una pieza fundamental, pero tampoco podía obligarla a hacer algo que ella no quería. No iba a actuar como la primera vez. No merecía pasar por un mal rato debido a mi imprudencia. Mis adicciones.

—¿Quieres que todavía corra contigo? —me preguntó.

Un hilo delicado traspuso el espacio que nos rodeaba. Me sorprendió mucho que me lo dijera y estaba convencido de lo que sus ojos me transmitían.

—¿Tú quieres? —sonsaqué.

—Sabes que sí —No podía creer lo que estaba oyendo, así que me envolvió con más fuerza—. Pienso ayudarte.

—Todo eso me trajo problemas.

Y, sin esperarlo, me dejé explicar. Ya había hecho suficiente por mí y no quería que lo hiciera solo por pena o porque, tal vez, pensara que yo se lo estaba pidiendo. Aun así, la vi muy segura de sí misma.

Bonito Desastre✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora