Todo se Amontona: (Blake)

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—Hola hijo, ¿qué tal te va? —Dice el gran Hanck Harrison a modo de saludo.

—Todo bien papá, ¿qué ocurre en la empresa? —Pregunto directo al conocer lo que quiere.

—Bueno hijo, todo va de maravilla con el trato. Pero hay un cliente un tanto problemático que pide exclusivamente tu presencia.

Suspiro pasando la mano por mi cara. Tengo una ligera idea de quién es.

—Hijo, sé que está libre para pasar estos días con Sam, pero el trabajo...

—Tranquilo papá, hablaré con ella. —Digo comprendiendo por lo que está pasando.

Volteo para ver a Sam que, sin perder tiempo, se ha puesto a cambiarle las cuerdas a mi guitarra. Tiene la mirada clavada en ella en total concentración haciéndome sonreír un poco. Esa es mi hija y no me quiero separar de ella.

— ¿Está con Sam? Si quieres puedes traerla. —Dice papá.

—Está bien, de todos modos pensaba hacerlo. Sami —llamo teniendo su atención —, ¿quieres acompañarme al trabajo?

Ella sonríe alegre mientras aparta la guitara para ponerse de pie haciéndome reír divertido.

—Estamos allá en —observo mi reloj —, veinte minutos. Que espere un poco.

—Está bien, gracias hijo. —Dice papá aliviado.

—Papá, antes de que cuelgues, ¿siempre has sentido algo extraño cuando te hablo o te sonrío? —Pregunto curioso en voz baja al sentirme extraño con Sam.

—Que va —dice divertido —, lo único que he sentido cuando está conmigo, a pesar de los dolores de cabeza, es orgullo y felicidad.

—Gracias papá, nos vemos en la empresa. —Digo sonriente y cuelgo.

— ¿Nos vamos? —Pregunta Sam con gesto de niña dulce.

—Claro. Disculpa por interrumpir nuestro día juntos. —Digo tomando las llaves.

—No importa, el día no termina si estamos el uno junto al otro. —Dice de forma dulce.

Acaricio su cabello negro haciendo que su sonrisa vuelva a crecer. No sé bien que es lo que me pasa pero, desde que ella está en mi vida, he sentido muchas cosas que, no sé si son buenas, pero me agradan. Ella es una chica brillante de única personalidad, tanto, que me divertí comprando con ella el otro día. Ahora que lo pienso, es muy hermosa para su edad y no quisiera que nadie más la vea, pero no soy nadie para tomarme ese derecho cuando no estuve a su lado todos esos años, ¿los podremos recuperar?

Salgo de mis pensamientos cuando siento sus brazos rodearme y correspondo dejando un suave beso en su coronilla. Debería dejar mis pensamientos de lado cuando ella este cerca. No quiero que se sienta culpable. Ella transmite un poco de paz, alegría y orgullo.

— ¿Estás tan distraído porque hablaste de ella? No quise lastimarte. —Dice culpable.

—No es por eso pequeña, son muchas cosas que se amontonan. —Digo acariciando su cabello y nos separamos para verla a los ojos —. Vamos, tengo mucho que hacer y no quiero seguir posponiendo el arreglo de la cochera.

Ella sonríe un poco y salimos del sitio abrazados. ¿Qué me espera con mi pequeña de brillantes ojos azules?

Mi Padre es un CasanovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora